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Año XLII.

OCTUBRE,

1 92 7

Número 10.

B O LE T I N SA L ESI A N O
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO

S U M A R I O : Estadian do a D on B osc o (I V ). — S . M . la Rein a de Italia y la O b ra Salesia n a. — T esoro
espiritaal. — D e nuestras M isio n es; M uerte de D . J . B á l z o la . - C o n go B e l g a : U na excursión apostólica. D esde el C h a c o Paragu ayo. - M isio n es de la Pafago n ia. - E ntre los jíb aros del E cu ador. — C u lto de M a r t a
A u x ilia d o ra: L a V irge n de D o n B o sc o (X III).
M a ría A u xiliadora en L a Se re n a > M a n ila. - G r a c ias de
M a r í a A u xiliadora. — P o r el M u n do S a iesia n o : B uenos A i r e s: D ía del Pon tíRce y C o ngreso del Sg d o . C o
razón - L i m a: C o n greso d el^Sgd o. C ora z ó n . — A l v u e lo: Asunción - B u e n os A ires ' C in d ad ela - C ó .d o b a
- C u e n ca - E nsenada - FortaleclU as - F ortín M erce d es - Pa n a m á - P aragu ay - Q u ito - Sa n t iago - Tucumán
U rugu ay - V ied m a. ~ L o s que m ueren: D ñ a. L u isa R o c a de Paglie re . etc.

Estudiando a Don Bosco (IV).

Los orígenes de Don Bosco
L a vida dcl V b ic. Juan Bosco abarca
73 años, desde 18 15 hasta 1888. Es,
pues, una vida larga y además extraordi
nariamente activa, que no puede ser
narrada en pocas páginas. Su biógrafo,
Lemoyne, dejó escritos nueve gruesos v o
lúmenes y liega apenas hasta el año 70.
N o queremos, pues, en esta serie de ar
tículos dar al lector una biografía.
Pero, por una feliz contingencia, en la
adm irable y en muchos casos, casi d i
ríamos, novelesca sucesión de hechos y
anécdotas que nos han quedado de una
vida trascurrida en medio del inquieto
agitarse del mundo moderno y a la vista
de una muchedum bre que poco a poco
llegó a ser incontable m ultitud, encon
tramos muchos hechos que o se parecen,
o son la repetición unos de otros, o pro
ceden de una misma sem illa, de una
primera raiz y no son sino el natural
efecto, m ás o menos evidente, de aquella
primera actividad.
Esto sucede en muchas otras vidas
de hombres celebres, pero en nuestro
caso quiza más que en ningún otro.
Porque tam bién D on Bosco evoluciona
y como hombre de aguda observación.

de pronta percepción y de verdadero
genio inven tivo, de un hecho, de una
circunstancia que para otros pasaría de
sapercibida, sabe sacar ideas e impulsos
para nuevas cosas, para nuevas actitudes.
Podríamos decir que viviendo aprende
y que estudiando progresa y al mismo
tiem po, y esto es humano, desarrolla
gradualmente las dotes e inclinaciones
de su personalidad.
Permítasenos, pues, prescindir del r i
guroso orden cronológico para seguir
más bien un orden lógico o de ideas;
tanto más que para hombres de esta
naturaleza, los hechos son a menudo
ideas y las ideas se convierten en hechos.
N os encontramos, pues, ante todo,
con la juventud, germen de la vida y que
en nuestro caso haremos llegar hasta
los 25 años. Juven tu d azarosa, llena de
vicisitudes y en la que aparece acá y
allá el D on Bosco de los grandes hechos.
N o hablo de precocidad, que en los gran
des hombres poca o mucha se encuentra
siem pre, sino de verdaderos preludios
y gérmenes de lo fu turo.
Edad para él trabajosa, en la que expe
rimentó duramente cuán ingrata cosa

290

es la pobreza para un hombre de genio
y de aspiraciones no vulgares. Pues en
una larga odisea de humillantes vicisi
tudes, tuvo que emplear sus años mejores,
ejercitándose en toda clase de oficios
para ganarse el pan y buscando, como
de limosna, maestros y libros. Sólo a
los i6 años pudo finalmente sentarse en
los bancos de una escuela y a los 20 entrar
en el seminario para encontrarse, al aca
bar sus estudios, más pobre que antes.
Pero, como decíamos, ya aparecen en
tonces los gérmenes del hombre del por
ven ir: su ingenio privilegiado y versátil,
su celo apostólico y sobre todo su bondad
característica y el sueño de su vida, la
salvación de la juven tud.

Los primeros pasos.
D on Bosco nació el 16 de agosto de 18 15
en Becchi, caserío de la fracción de M u rialdo, de Castelnuovo de Asti, diócesis
de T u rí n . Lugar pobre, casa pobrísima.
Pero entre aquellas colinas de suave
declive, en aquel privilegiado pueblo de
Casteln uovo, hubo en el siglo pasado un
lozano florecer de hombres insignes y de
santos como C afasso, Bertagna, Cagliero,
Rossi, para no hablar sino de los más
conocidos.
Y es que sin duda existe una ley de
concomitancia entre el renacer de los
pueblos y el florecer de los santos, al
igual que de los artistas y de los sabios;
como, al contrario, con la decadencia
nacional, se agosta toda aquella prim a
vera.
Y asi el Piamonte, al renacer, a princi
pios del siglo X IX, a vida nueva, vió flo
recer en su seno a escritores, pensadores
y artistas y tam bién tuvo sus santos: el
Bto. Cottoícngo, el Bto. Cafasso el V b lc.
Juan Bosco.
D on Bosco era de fibra robustísima,
de índole buena, de corazón tierno y
sensible, de inteligencia despejada y
pronta y de una memoria que con el
tiempo se demostró prodigiosa: un ver
dadero talento. Pero el sentido práctico,
aquella afabilidad sosegada de buen piamontés, la confianza en el porvenir y
aquel humor alegre que dice tan bien aun
en los santos, los heredó de su madre,
M argarita O cchiena, m ujer adm irable,

que en medio de su campesina sencillez,
mostró tanto talento y tanta virtud y
sostuvo con el sacrificio de sí misma y
de todos sus haberes y con el amor de
su corazón maternal, los primeros pasos
de su hijo en la penosa carrera de la ca
ridad.
H abiendo quedado viuda a los 27
años, en 18 17 , tuvo que mantener con
solo su trabajo a la anciana suegra, al
hijastro A ntonio y a sus dos hijos José
y Juan. D e constitución sana y robusta,
laboriosa e inteligente ama de casa, se
bastó para todo y supo infiltrar en sus
hijos una p ie d a d ' sentida, una fe pro
fu n da, el amor al trabajo y al deber y la
compasión para el pobre, pues aunque
pobre ella misma, fu é sumamente cari
tativa.
Y Juanito creció con sencillez, en
medio de la pobreza y acostumbrado a
las fatigas de una vida de trabajo, ruda
y sobria. U na de sus primeras dificul
tades fue la de la escuela, pues no ha
biéndola en Becchi, era necesario hacer
varios kilómetros de camino para llegarse
a los pueblecitos próximos, por entre sen
deros campestres y con los rigores de
un frío intenso, en busca de quien le
enseñara los primeros elementos.
Pero ya desde entonces una precoz
inclinación lo llevaba al apostolado entre
los niños sus compañeros y los buscaba,
y ios entretenía con juegos aprendidos
de los titiriteros, y Ies repetía la explica
ción de catecismo y el sermón oídos en
la Iglesia, y contaba ejemplos edificantes
que el leía mientras apacentaba las vacas,
y buscaba algún dinerillo para procu
rarse lo necesario para aquellos juegos
que servían de atractivo a aquellos a
quienes quería apartar del mal y guiar
hacia el bien. Estos juegos los hacía pre
ceder de una breve oración y los in ter
ru m pía con sermoncitos o narraciones
edificantes. Y a menudo no eran sólo
niños los que le escuchaban; a veces,
sobre todo en las fiestas, su auditorio se
veía aumentado por hombres del campo
y por buenas madres de fam ilia, que se
enternecían adm irando su natural elo
cuencia y contemplando su semblante
trasfigurado. Porque, entre otras cosas,
era sumamente agraciado, de sanos co
lores, pelo negro y rizado, de formas re-

-i

291

guiares y graciosos ademanes y con dos
ojos vivacísimos y penetrantes que t o
davía conservaban un encanto poderoso
cuando la vejez los iba ya velando. Y en
sus labios se dibujaba una continua son
risa, que tanto habla al alma y que daba
a sus palabras un encanto que com uni
caba a todos serenidad y alegría.

Sueño-programa.
i H e aquí los indicios y los gérmenes
del porvenir! ¿Eran conscientes?
A los nueve años tuvo D on Bosco un
sueño que él mismo narra en un manus
crito en que, por orden de Pió I X , dejó
escritas sus memorias, hasta 1855.
Se encontró ante una muchedumbre
de niños que jugaban, gritaban, se pe
leaban, blasfemaban. A l oir las blasfe
mias, se lanzó en medio de ellos a gritos
y a puñetazos para hacerles callar. En
aquel instante se le aparece un augusto
personaje que, llam ándolo por su nombre,
le encarga que se ponga al fren te de
aquellos niños y añade: N o con golpes,
sino con ¡a mansedumbre y con la caridad
deberás ganar a estos amigos tuyos. Ponte
en seguida a hacerles una instrucción sobre
¡a fealdad del pecado y la hermosura de
la virtud. Pero él no se decidía, haciendo
notar que era un niño pobre e ignorante.
E ntre tanto aquellos golfillos, dejando
de gritar y de pelearse, se agolparon
alrededor del personaje misterioso y Juanito Bosco continuó: ¿Q uién sois vos que
me ordenáis una cosa imposible? — Precisa
mente porque te parece imposible deberás
hacerla posible con la obediencia y pro
curándote la ciencia necessaria. — Pero
¿dónde y con qué medios adquirir la cien
cia? — Yo te daré una M aestra bajo cuyos
cuidados llegarás a ser sabio y sin la cual
toda sabiduría se convierte en necedad. —
Y se dió a conocer como hijo de A quella,
a quien él saludaba tres veces al día,
como le había enseñado su madre.
Y he aqui que una m ujer de majestuoso
aspecto, nimbada de luz resplandeciente,
aparece ai lado del personaje y dice al
niño: — ¡ M i r a ! La turba infantil había
desaparecido y en su lugar aparecieron
en confuso montón cabritos, perros, gatos,
osos, y otros animales.
— H e aqui tu campo de trabajo, con

tinuó la Señora; hazte humilde, fuerte y
robusto y lo que en este momento vas a ver
que sucede con estos animales, tu deberás
hacerlo con mis hijos.
Y volviendo a t n irar, el niño vió que
aquellas bestias se habían convertido en
mansos corderos, que balando triscaban
alrededor de los dos personajes. Juanito
confundido y llorando pedía una expli
cación y la Señora concluyó:
— A su debido tiempo lo comprenderás
todo —
A la mañana siguiente contó el sueño

M a rga r il a O cch ien a, la feli z madre de D on &osco.

a la fam ilia reunida. Su hermano José
dijo: T u vas a ser un pastor de rebaños—
O quizá un jefe de bandidos, dijo seca
mente el hermanastro. — N o hay que
hacer caso de los sueños, sentenció la
abuelita. Pero su buena madre M argarita
concluyó afectuosamente: ¿Q uién' sabe si
un dia llegarás a ser sacerdote?
E n este sueño esta todo el porvenir,
de D on Bosco: Su vocación, su misión
extraordinaria, los medios y el método,
el feliz resultado.
A los quince años, Juan Bosco con
fiaba a su madre: S i un día puedo llegar
a ser sacerdote, consagraré toda mi vida
a los niños. Los amaré con toda mi alma

m
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y haré que me quieran; Ies daré buenos
consejos y no me detendré ante ningún sa
crificio para sa h a r sus almas.

Sueños y realidades.
20 años después, en 1844, en uno de los
momentos más decisivos de su historia, el
sueño se renovaba y se ampliaba. T am bién
entonces vió una multitud de animales de
todas clases que rugían amenazadores. La
Señora apareció vestida de pastorcilla y lo
hizo poner ai fren te de aquel extraño
rebaño, que ella misma guiaba. H i
cieron tres paradas y en cada una de
ellas una parte de aquellas fieras se con
vertían en corderos. Finalm ente hicieron
alto en un prado en donde los corderos
y demás animales se pusieron a pacer
tranquilamente. Entonces la pastora con
dujo a su discípulo un poco más allá y
se encontró en medio de un gran patio
rodeado de pórticos, con una pequeña
iglesia en uno de los ángulos. El número
de los corderos era ya muy superior al
de los demás animales y aparecieron
para guardarlos algunos pastorcitos que
pronto se marcharon. Entonces varios
de ios corderos se convirtieron en pas
tores y corrían de una parte para otra
en busca de nuevas ovejas.
D on Bosco (que entonces era ya sa
cerdote) se disponía a alejarse, cuando
la Señora lo invitó a dirigir la mirada
hacia medio día, donde se extendía una
huerta. Pero mientras contemplaba aquel
pedazo de tierra vió surgir y levantar sus
torres hacia el C iclo, una majestuosa
Iglesia, con grandioso coro y órgano,
con el altar preparado para la San ta M isa
y con una inscripción: H ic domas mea,
inde gloria mea. « Esta será mi casa, de aqui
saldrá mi gloria^. Y el sueño terminaba
con las fatídicas palabras de la vez p r i
mera: A su debido tiempo lo comprenderás.
A la mañana siguiente D on Bosco
conducía a sus p illu dos a la primera de
las tres etapas y poco después a la
segunda y a la tercera y finalmente a
un prado. Y a poca distancia de ese
prado surgió, en una larga serie de años,
primero una casita, después una casa
con pórticos, luego una pequeña iglesia
que existe todavía, más tarde el m ajes
tuoso tem plo de M aría A uxiliadora, en

una palabra, el vasto O ratorio de V aldocco, que ocupa un area de unos 40.000
metros cuadrados y de donde se espar
cieron por todo el mundo toda clase de
obras en pro de la Juventud.
H emos querido referir el cumplimiento
del sueño para que se vea como el porvenir
enigm ático de la obra de un joven y
pobre sacerdote,todavía alumno del Convitto Ecciesiastico ( i) está condensado en
este sueño tenido a la vigilia de un, al
parecer, definitivo desastre y narrado con
riqueza de detalles muchos años antes de
que se viera no ya el cumplimiento, pero
nisiquiera una idea o esperanza del mismo.
O tros sueños irán poco a poco reve
lando al hombre de D ios la futura suerte
de su O bra o presentarán a su fantasía
parábolas educativas y santificadoras; los
primeros, en forma grandiosa y sublime;
los últimos, de manera más humilde y
sencilla. ¿ Q u é decir de tales sueños?
Prescindir de ellos no se puede, pues
son parte de la historia y de la vida misma
del grande educador y fu ndador, tanto
que el nombre D on Bosco y la palabra
sueño son correlativos, como m uy bien
nota su biógrafo Lemoyne.
El cumplimiento exacto de tantos acon
tecimientos predichos, humanamente im
probables, la revelación del estado de las
conciencias y de los secretos más íntimos
de las alm as, muestran bien a las claras que
estos sueños no fueron sino el medio pe
culiar de que se sirvió D ios para ilustrar,
fortalecer y ayudar a su fiel Siervo en el
desempeño de su misión.
D esde la edad de nueve años, pues,
D on Bosco supo, conoció su destino.
¡A h , pobre niño! !Q ué arduo camino,
cuán amargas desilusiones le esperaban!
La odisea de sus estudios y de sus pri
vaciones empezaba!
D esde C apriglio a M urialdo, de aquí
a la M ogha y a Casteinuovo, aprendiendo
las primeras letras a ratos perdidos,
como de limosna, pasando de las órdenes
de uno a las de otro dueño, haciendo
de pastor de ganado, de campesino,
de criado, de cerrajero, de mozo de
cafe, de repostero, de zapatero y sastre,
( I ) Pensionado de ióvenes sacerdotes, fundado por los
santos tediosos Guala y Cafasso, para completar el es*
tudio de la mora/.

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de repetidor de lecciones; cubierto con
cuatro miserables andrajos y comiendo pan
ajeno; de verano, bajo un sol abrasador;
de invierno, aguantando los rigores del
frío; las n oc h es,sobre un montón de paja
y en los breves descansos del trabajo, se n
tado a la sombra de las moreras, para
leer la gramática o estudiar latín y todo
ello para encontrarse a los 17 años a

dictar al día siguiente, llegando a saber
los enteros clásicos de memoria; sino
todo, había aprendido a conocer lo que
es la vida en sus m últiples aspectos; él,
que había sufrido, experimentado pri
vaciones, trabajado en los campos, en
los talleres, sujeto siempre a humillante
sujeción, había encontrado, entre las de
solaciones de la pobreza, corazones gc-

L a casU a de cam po qoe vid nacer al A póstol de la Jove n t u d del siglo X X
y donde tuvo su primer sueño-program a.

cursar lo que ahora se llama el tercer
año de gimnasio!
Sí, finalmente, con un saco de harina
a las espaldas y un pequeño envoltorio
con alguna ropa y pocos libros, pudo
encontrar una pensión en C hieri y así
cursar una clase regular y después de
superar feliz mente el examen de retórica,
ser admitido en el seminario el año 1855.
í A los 20 años!
i Pero había apren dido! Y no sola
mente las materias de estudio en las
cuales superaba el contenido del pro
grama y hasta soñaba {histórico) durante
la noche el tema que el profesor iba a

neroros, especialmente entre la gente del
pueblo; había podido conocer tantas y
tantas almas de niños, de adolescentes
y de jóvenes, desde los inquietos pilludos
del arroyo, hasta las privilegiadas almas
de santos como L u is Comollo y José
Cafasso.
Su vida de entonces podía llamarse un
símbolo y un compendio de la vida que
le esperaba; un libro en cuyas páginas
habría leído la realidad de la vida de los
hum ildes, a los que un día tenía que
ofrecer consuelo y alivio.
U n instante estuvo en duda entre el
hábito del franciscano y la sotana del

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sacerdote. Su madre le había dicho: Yo
de ti no pretendo nada, no espero nada.
Grábalo bien en tu memoria: H e nacido
pobre y quiero morir pobre y ten bien en
tendido que si te decides a ser sacerdote
secular y por desgracia llegas a ser rico
tu madre no vendrá nisiguiera a verte.
El consejo de D on |osé Cafasso y la
repetición del sueño de la infancia le
hicieron decidir por el seminario, donde
entro en 1835 para salir sacerdote en 18 41.

L os Sres. C ooperadores Salesia n os, cu m p lie n
do los requisitos de costu m bre, pueden ganar.
Indulgencia plenaria:

S . M . l a R e i n a d e I tal ia

I . E l día que se inscriben en la P í a Unión.
1 . U na vez al m es, a elección de cada cual.
5. U na vez al m es, asistiendo a la conferencia.
4 . A si m ism o, una vez al m es, el día en que
hagan el E jercicio de la Buena M uerte.
5. E l día que por prim era vez se consagren
al Sagrado C orazón de Jesús.
6. Sie m p re que hagan E jercicios Espirituales
d uran te ocho días seguidos.

y l a O b r a Sa l esi a n a .

A demás, los siguientes d i as:

H abiéndose dirigido el Superior G e
neral de nuestra Congregación, D on F e
lipe Rinaldi, a S. M . la Reina de Italia,
para que se dignara aceptar la Presiden
cia honoraria del Com ité central de las
O bras dcl V enerable D on Bosco, recibió
la siguiente halagüeña contestación:

M es de O ctubre:
7. L a V irge n dcl Rosario.
1 1 . L a M atern id ad de M a r ía S m a.
16 . L a Pureza de M ar ía Sm a.
M es de N oviembre:
2 1 . Presen tación de M a r ía Sa n tísim a.
22. S t a . C ecilia.

Corte de S . M . la Reina
Roma, 31 de enero de 1927.

Reverendísimo Padre: S u M ajestad la
Reina ha aceptado gustosísima la Presi
dencia honoraria del Comité Central de
las Obras del Vble. Don Bosco, establecido
junto a esa Dirección General.
Con sumo placer le participo la honrosa
distinción de S . M . y aprovecho la ocasión
para ofrecerme de V . R . atta. servidora
L a D ama de Corte de servicio
Condesa A u g u s t a G u i c c i a r d i n i .
N uestro Superior envió a S . M . la
Reina sentidas acciones de gracias por
su alta dignación, que será nuevo estí
mulo para trabajar en pro de la Juventud,
y que es una prueba m ás de las beneme
rencias de la Casa de Saboya en favor
de la humilde Congregación Salesiana.

T a m b ié n pueden ganar otras m uchas indul
gencias plenarias y parciales y gozar de varios
privilegios, como puede verse en el Reglam en to
o * C édula de adm isión a la Pía U n ió n », a la
cual nos rem itim os.
N o t a : L os C ooperadores que por enferm edad
o convalecencia no puedan ir a la iglesia, podrán
ganar las in d ulgencias arriba expresadas re
zando en su casa cinco P a ter, A v e y G loria.

La indulgencia del trabajo.
T o d os los días, con la única condición de estar
en gracia de D ios, los C ooperadores Salesianos
que en medio de sus ocupaciones o de su tra
bajo, levan ten el corazón a D ios con alguna
piadosa invocación, pueden ganar:
1 . U na in d ulgencia plenaria por una c u a l
quiera de dichas invocaciones.
2. 400 días de in d ulgencia por todas las de
m ás, cada vez.

U na actitud devota y la circunspección en e l hablar, son las dos bases sobre las cuales podemos
formarnos un carácter cristiano y religioso; procurando a l mismo tiempo que nuestras palabras y
acciones sean siempre conformes a las máximas del Eva ngelio,
Sa n F r a n c i s c o d e S a l e s .

CONGO BELGA

U n a e xc u rsi ó n a p osf ó l ica .
¡El gran misionero saiesiano
Rdo. Don Juan Bálzola ha muerío!
A l ir a en trar en m áquin a est e número un
telegram a n os an uncia la m uerte de este v e r
dadero cam peón d e la s M isio n es Sa lesia n as.
E n otro número procurare m os decir d e él m ás
largam en te, i U n a vid a en tera em pleada en la
evangelización de pueblos sa lv a jes, con un
espíritu de fe y de sacriñ cio que e r a la adm i
ración de todos, con un fervor y arrojo que
le hacían d esp rec iar todos los p eligros, con
una m aestría y carid ad que ha sido sin duda
el que m ás ascen dien te ha logrado en tre los
sa lv a je s! S e diría que en él l a Provid en cia
ha querido d ar a la C o n gregac ió n Sa lesia n a
el modelo del M isio n ero y ciertam en te que, al
reunirse en el C íe lo con el in olvidable C a r
denal C aglie ro , e l prim er m isionero saiesia n o,
habrá p asad o a ocu par con él el lu gar de los
protectores esp e c ia les d e n u estras M isio n es.
L os bo ro ros del M a t to G r o sso (B r asi l), que
de la m ás cruda barb arie condujo h asta los
esplendores d e la civiliz ació n cristia n a y las
íribus d e l R i o N e g r o (Brasil) entre l as c u ales
ejerció un apostolado grandem en te fecu n do,
hasta d ar la vid a por e llas, fueron los prin
cipales ca m pos de su apostólica activid ad ,
durante los 34 a ñ os que p asó en l a s m isiones.
¡L o o r y gloría a l gra n M isio n e ro!
E ncomendemos su alm a a D ios; pero sobre
todo pidam os a l S e q o r susc ite cora z o n es g e
n erosos, c a p a c es de segu ir la s h uellas por do
han ido esos h éroes d e la civilización cristian a.

R .

I.

F .

(ConlinuBción).

Y a no se encuentrá otra capilla hasta
S akania y sin embargo faltan todavía unos
doscientos kilómetros y los numerosos
núcleos de población esparcidos por estas
tierras son todas ovejas de nuestro rebaño.
¿Cómo haremos dos solos pastores para
hacer entrar tantas ovejas en el redil?
V iene espontánea a los labios la antigua
frase evangélica: Messis quidem multa ope
ra ra autem pauci.
Titima es m uy importante. D espués de
distribuir ai menos 300 medallas de cate
cúmeno, me pongo mi babi de enfermero
y curo a todos los desgraciados que yo
alcanzo, y para los demás, durante la noche
preparo grandes botellas de desinfectantes,
con lo cual se medicarán unos a otros los
pies y las piernas llagadas.
A l día siguiente, 16, por la mañana, en
marcha hacia Kombo. D espués de la misa
se me acerca Titima y me dice: N o vayas
derecho hacia Kombo, pasa por M akensa;
es un poco más largo pero te ahorrarás
un trecho de alta y espesa vegetación que
cuesta gran fatiga atraversar. Yo quise
hacer un poco el testarudo y para no re
trasar unas horas doy orden de marchar
derechito hacía Kombo.
A ún no había pasado una media hora
cuando nos encontramos en pleno pan
tano, en medio de un verdadero bosque
de altas hierbas de 3 a 4 metros. Imposible
continuar en bicicleta. Se suda y se tirita
a la vez. Se suda porqué la altura de la ve
getación sofoca y se tirita porqué las plantas
derraman sobre nosotros en gran cantidad
el rocio de la mañana. Y a todo esto,
adiós sendero y para colmo de delicia una
nube de mosquitos que nos punzan sin
piedad. M anos y cuello se me hinchan a
ojos vista ¿C uán do saldremos de este i n
fierno? H e querido saber más que Titima
y bien me pesa ahora. Finalm ente después

296

de una hora de semejante su p lid o en
contramos de nuevo el sendero de la selva!
i Q u é acogida le hicimos!
T ras un descanso bien merecido cuando
nos disponíamos a continuar nuestro ca
mino vimos venir por la parte opuesta
cinco negros de viaje, los cuales nos dieron
un gran consuelo asegurándonos que
pronto empezaría de nuevo el baile. T o
davía no habian terminado los parajes de
vegetación elevada y pantanosa. ¿Porque
no hice caso de mi buen amigo Titima?
En fin, dejemos a un lado la descripción
del final de la etapa que agotó nuestras
fuerzas y que nos hizo llegar a mi y a mi
pequeño guía a la una y a mis cargueros a
las dos y media de la tarde. Estos llegaron
gritando: Tuleewaya Hombo: Y a estamos
en K om bo y se echaron por tierra como
masas inertes a la entrada de la población;
contentos sin embargo por haber llegado
al térm ino de sus fatigas.

Kombo y sus miserias, — Un anciano
jefe buen gasfrónomo. — Concierfo y
danza cafangueses. — Ndikoso rico
en Mica. — Cargueros apóstoles.
Lo primero que vi a la entrada de la po
blación fu é a una m ujer indígena que ofre
cía c! espectáculo más desgarrador. H abía
sufrido graves quemaduras y desde las
rodillas a los pies era una llaga yiva que
dejaba enteramente descubierta la canilla.
H ice llamar al jefe y le hice comprender
que era necesario trasportar en seguida a
aquella desgraciada al H ospital, i A h, si las
almas generosas de los países civilizados
ayudaran a los misioneros poniendo a su
disposición ambulancias con material fa r
macéutico abundante, cuán tos males po
dríamos aliviar y curar! M ien tras que ahora
por falta de medicinas nos vemos im po
tentes delante de los más atroces dolores.
H abiendo llegado a Hombo el sabado 16,
anuncié a mis hombres que el domingo
no se viajaba; a tal anuncio parecían locos
de alcgria y para pasar el tiempo que nos
sobró organizamos una partida de caza.
U no cobró un antílope, otro descubrió ricos
panales de miel y yo hice caer dos gallinas
de G uinea. H abía para dar un buen ban
quete; pero aqui sucedió un incidente có
mico en extremo:

M i catequista acababa de repartir la
miel, cuando aparece con mirada furiosa
y vomitando injurias el anciano jefe Hombo
terriblemente airado; se la toma con mis
cargueros, los insulta groseramente hasta
quedarse casi sin voz y Ies arrebata una
gran porción de miel. Se había cometido
el horrendo crimen de no cqntar con el en
la distribución del botín. N o sabíamos si
reir o si enfadarnos al ver aquel alto y del
gado cuerpo, todo huesos, gesticulando y
borbotando como un energúmeno. T odo
acabó en una sonora carcajada y el mismo
Hombo se apaciguó por completo ante una
soberbia porción de antílope que le hice
servir en mi presencia,
Al día siguiente, domingo, todo el pueblo
reunido por mis cargueros asistió a la santa
M isa y a la Instrucción y a las oraciones de
la noche. D espués de las cuales Kombo
nos tenía preparado un espectáculo típico.
Con una especie de piano de madera im
provisó un concierto indígena verdadera
mente ridículo, mientras que su m ujer con
los pies adornados con cascabeles comenzó
una danza m ágica, consistente en horri
bles contorsiones, acompañada por el fr a
gor de tres tambores que batían de la m a
nera más horrible que imaginarse pueda.
Era un espectáculo de puro sabor local.
AI día siguiente levantamos las tiendas
y hacia Ndikoso, etapa larga y dura. N o
llegamos a orillas del L iw iva donde se
halla este poblado sino hasta la una y media
y aun debido a la precaución de haber t o
mado conmigo para que me sirvieran de
guías a través del laberinto de la selva, a
dos jóvenes negros de K om bo.
Ndikoso se halla al pie de una montaña
donde abunda mucho la mica; aquella m is
ma tarde mis cargueros recogieron grandes
placas de este minera!. Cerrada la noche
los habitantes vinieron a rezar con noso
tros, al rededor del fuego de guardia; y
luego volvieron a sus chozas tarareando
tím idamente, la canción que mis hombres
les habían enseñado. Estos cargueros son
buena gente y me prestan un buen au
xilio moral. M uchas veces después de las
oraciones de la noche se distribuyen en
grupos y van enseñando a las mujeres y a
los niños la señal de la C ru z. A l verles .tan
solícitos no se diría que acaban de hacer
unos J O kilómetros por malos caminos y con
25 kilos en las espaldas o en la cabeza.

297

Shíndekeni y su buen jefe. — Escasez
de medallas. — Kakompe y un buen
encuentro. — Un alce providencial. —
Sakania y su rápida transformación.
— Proyectos.
El 19 nos pusimos en camino para S hindekeni. Etapa dura, ésta tam bién; para darle
una idea del grado de cansancio a que nos
redujo esta marcha fatigosa, sólo le diré

tribu ir mis últimas medallas de catecú
menos. Y ¿cómo voy a hacer ahora para
dejar una señal tangible, siem pre necesaria,
a los catecúmenos de los pueblos que t o
davía me quedan por visitar? Sería necesa
rio, amado Padre, que V . tuviera la bondad
de enviarme millares de medallas de M aría
A uxiliadora, pues son cada día más num e
rosos los catecúmenos que dan su nombre
para abrazar el Evangelio.

C o n go belga — EJ cafeqoísfa in dígena enscRa el catecism o.

que mi primer cuidado el llegar al pueblo
fu é beber en el mismo gran recipiente
común de barro cocido lleno de mhoyo
(cerveza indígena) que me ofrecieron en
las primeras vivien das. Esta bebida no es
muy exquisita, que digamos, pero en aquel
momento la encontramos excelente y re
frescan te. Y mis cargueros que llegaron a
las dos se encargaron de agotar con sus
ávidos y prolongados sorbos la providen
cial bebida.
S híndekeni, tiene un jefe joven y que
sabe leer y bien dispuesto para con el m i
sionero; tres cualidades difíciles de encon
trar por estos parajes. A ceptó de buen
grado el cargo de catequista y pude dis-

Por la noche de aquel día al rededor de
los grandes fuegos encendidos para prote
gernos durante la noche de las fieras, yo
les hablé largo y tendido sobre nuestra
San ta Religión, confirmando mi doctrina
con numerosos ejemplos y narraciones
evangélicas; en estas tribus son todos niños
y hay que hablar de un modo especial a
su imaginación para hacerles, por asi de
cirlo, palpables las verdades de la fe. Se
interesan tanto por estas narraciones que
mis hombres olvidando sus fatigas y can
sancio, cuando yo quería acabar me ro
gaban prosiguiera.
El día 20 emprendimos otra etapa que
nos condujo a K inkupula. Se nos había

298

dicho que había un buen camino bien
trazado, pero tuvimos que atravesar totavía, al menos por tres cuartos de hora,
trechos de elevada vegetación, siendo ne
cesario abrirse paso, saparando por medio
del fusil llevado horizontalmentc, aquella
selva de flexibles tallos.
Kinl<upula es una población pobre, casi
miserable; los habitantes harapientos a
penas tienen que comer ¿C ómo voy a
proveer de comida a mis cargueros? D i una
vuelta con mi carabina y tuve la suerte
de hacer caer ocho palomas salvajes que
vinieron como de perlas. D espués de un
breve descanso reunimos a toda la pobla
ción para la instrucción y la oración en
común, después de la cual nos tendimos
a la larga, pues la fatiga podía más que el
deseo de comunicarnos impresiones.
T res días nos quedaban para llegar a
S akania primera estación del Congo BeFga
a la salida de la Rodesia; tiempo bien escaso
por cierto para hacer una visita por breve
que fuera a los numerosos grupos de po
blación escalonados hasta la frontera. Era
necesario pues apresurar la marcha.
El alba del 20 ya nos alcanzó en camino
hacía H akompe. Al cabo de 5 kilómetros
de camino nos encontramos con un con
tratista que estaba cortando madera para
el ferrocarril de K aianga y con él tuvimos
la suerte de encontrar al A dministrador
de S akania y su m ujer que me hicieron
comer con ellos.
A eso de los nueve volvimos a emprender
la marcha y de un tirón nos pusimos en
Kakompe, adonde llegamos a la una y media.
A quí encontramos un bien construido al
bergue que al día siguiente noS sirvió de
capilla. Para descansar algo me tendí en mi
chaise lon^ue y cuando estaba ya para con
ciliar el sueño llega uno de mis hombres
a comunicarme una gran noticia: Sbimbi
nuestro mejor cazador acababa de matar un
alce. T odos se ponen en movimiento hay
que ir a buscar al animal i Figurarse: 600
kilos de carne! Y a preveo que mi tropa
va a estar de cantos y juerga toda la noche.
C uan do mis hombres volvieron con el
botín a cuestas ya ardian seis hogueras
para hacer el asado. D imos juntos gracias a
D ios por habernos enviado el alimento para
aquel día y mis cocineros improvisados se
empeñaron en sacar un asado digno de la
circunstancia. Ncr dejé de enviar un buen

pedazo a K akompe que en recompensa nos
envió un enorme recipiente de cerveza del
Congo.
N ada de particular en las tres últimas
etapas; fueron como sus hermanas, largas,
fatigosas, pero llenas de consuelos espiri
tuales. A travesamos unos diez poblados
y el 23 a mediodía llegamos a S a kania y
entramos en nuestra Casa cuando empe
zaban las V ísperas de M aría A uxiliadora.
i Cuantos cambios en aquella humilde
comunidad salesiana 1 Las dos escuelas, una
para los blancos y otra para los negros,
están al completo: esta última cuenta ya con
175 alum nos. Yo creí darles un gran gusto
concediéndoles vacación por la tarde; si
V . hubiera visto las caritas de aquellos
pobres catanguesitos a quienes mi obse
quio privaba de su mayor diversión! N u es
tra residencia se presenta m uy bien au n
que sin ningún lujo; la capilla es hermosa
y según me dicen m uy frecuentada. En
la clase de los blancos reina el mayor or
den y la de los negros del curso superior
esta muV bien amueblada y ventilada.
Al día siguiente, 24 de mayo, fiesta de
M aría A uxiliadora, fu e día de gran solem
nidad en aquella residencia. A la misa de
diez asistieron casi todos los europeos r e
sidentes en S a kania; les d irigí breves pa
labras y al salir de la Iglesia me entretuve
con ellos.
Por la tarde de aquel día ofrecimos a
todas las notabilidades del lugar un mo
desto y fam iliar banquete y con ello les
di gustoso una muestra de gratitud por la
ayuda eficaz y la protección desintere
sada que prestan a los salesianos.
D espués de dos días de descanso salí
con el P . Bufkens con dirección a K a t a ía
importante población distante 28 kilómetros
cabeza de partido de otros varios poblados.
A llí encontré al gran jefe que me ofreció
un gran recipiente de cerveza indígena y
luego hablamos de nuestros asuntos. Le
com uniqué mi idea de hacer establecer
allí a las monjas para que se cuidaran de las
niñas y curaran a los enfermos, mientras
que un Padre tomaría a su cargo los niños.
El jefe indígena recibió con gj m alegría
mis proyectos y me ofreció su apoyo in
condicional. En seguida me Señaló el sitio
mejor para mis dos comunidades y me pro
metió que me haría ayudar en la construc
ción. i U n perfecto caballero!

T

299

Y o estuve m uy satisfecho de estas d is
posiciones; pues podremos establecer allí
un importante centro que extienda su
rayo de acción a otros diez pueblccitos,
excelentes, pacíficos, amantes de la vida
doméstica y dados por completo a la
agricultura.
Y a ve amado Padre qué urgente nece
sidad de refuerzos, i Envíenoslos, por f a
vor! Si aumentan los brazos todo este pais

D esd e el C h a c o P a r a g u a y o
(CorrespoDclencia de! P . R icar d o Pitlioi).

Con los Chamacocos.
Lo que me trae a este remoto rincón
del norte chaqueño donde el alma pa
raguaya extrema su vigilancia frente al
próximo confín boliviano, es el anhelo

C o n go belga — L a ínsfracción religiosa a los

será nuestro. La mies esta madura y no
pide más que ser recogida: envíe segadores
y con ellos medicinas, medallas, cruces
para cuidar los cuerpos y dejar señaladas
las almas.
Por aquí todos los hermanos están bien
y le saludan afectuosamente. Bendecidlos
amado Padre, bendecid sus trabajos y so
bre todo bendecid al que con el mayor res
peto se profesa
V uestro afmo. hijo in Domino
Jo



S

a k

Prefecto Apostólico de Luapula.

ll I

d c ó i H o s.

de hallar un camino de redención para
los pobres indios «chamacocos» ( O hrio),
cuya existencia secular gravita en torno
de « Bahía N egra
Es la t ribu del C haco, que durante los
últimos treinta años estuvo en relación
más estrecha con los civilizados en los
m últiples establecimientos obrajeros d i
seminados sobre la costa del río Para
guay entre los grados 20 y 22 de latitud
sur. Pero, si la vida material ha logrado
con esto innegables ventajas, la sombra
del salvajismo sigue proyectándose siem
pre sobre su vida espiritual, con un con-

500

traste más hondo entre cierta apariencia
de progreso en los vestidos y alimentos
V la intima realidad del alma, «in d ia»
en el pleno sentido de la palabra.
M ás aún: con el contacto se asim i
laron muchas miserias morales de los
civilizados, principal entre ellas la pasión
por la bebida; al paso que enfermedades
antes desconocidas abrieron claros espan
tosos en sus filas, amenazando la misma
existencia de la raza.
Con tribuyó a ello la ausencia de cierta
reserva innata en los indios fren te al
extraño, siendo harto conocida la soltura
casi procazf de las m ujeres chamacocas
(chimichanas), empeñadas al parecer en
provocar la atención con su hablar en
voz alta, con las pinturas vivas del rostro
y del cuerpo, y la gracia innegable de
sus form as, en el período de la juven tud.
Así la historia de la raza chamacoca,
que se desenvolvió anteriormente en un
marco de perpetuas y mortíferas con
tiendas con las tribus limítrofes de los
« M o ros» y de los « T u n m a rá» al N o
roeste y al Suroeste, y de los terribles
«C adyuveos» del M atto G rosso fro n
terizo, non se ha abierto aún un período
halagüeño en los tiempos recientes.

Las huellas del fígre.
Escribo estas líneas en el estableci
miento llamado Puerto «Ra m os», de los
señores luán y José Balbiani, uruguayos
salteños, quienes con un esfuerzo adm i
rable de voluntad han bregado por un
cuarto de siglo en la explotación de estos
qucbrachales y la cría de hacienda v a
cuna.
D esde un principio buscaron la coo
peración dcl brazo indio, que les fu é
siempre fiel, aun en momentos de ver
dadera hostilidad sangrienta contra esta
blecimientos limítrofes.
El lugar es, pues, oportuno para quien
con\o yo, busca el contacto de sus to l
derías.
A yer los he visitado, en compañía del
señor José Balbiani, a unos 20 kilómetros
de la costa. La distancia no es mucha;
pero el viaje a caballo por estos lugares,
después de dos días de lluvia torrencial,
no es, por cierto de lo más agradable,
dada la impermeabilidad del subsuelo

en llanuras sin límites, cubiertas alter
nativamente de bosques grandes y en
marañados y de amplias praderas.
E n un punto del camino, el compañero
me señaló las pisadas recientes de un gran
tigre, que había seguido por un buen
trecho nuestra misma ruta y cuya proxi
midad nos acusó el ladrido rabioso de
los perros al perlustrar el bosque.
Es una vecindad poco deseable; pero
no ofrece mayor peligro, porque el tigre
suele huir de la presencia del hombre.
Los indios nos recibieron bien y hasta
con clamorosas manifestaciones de sa
tisfacción, al ver que yo no llegaba a
ellos con las manos vacías.
A nte unas prendas de ropa, unos paquetitos de cigarros, o el brillo de unas
cuentas de vidrio, todo recelo se desva
nece y todos, sin distinción, asedian al
visitante, reclamando a gritos su parte.
iPobres y queridos in dios! ¡ O jalá que
esta relación iniciada con unas miserables
ofrendas, termine algún día en algo más
noble y duradero: en vuestra última y
definitiva elevación a un estado de vida
mejor!
H e observado entre ellos un número
grande de niños sanos y robustos.
Es una fecundidad promisora, si no
sobrevienen la viruela y las fiebres gri
pales, siempre en abecho para diez marlos
máxime cuando se asocian a enferm e
dades innominables, contraídas en el con
tacto con la «civilización».
Ellos mismos notan y lamentan la
escasez de hombres con la consiguiente
debilitación de la raza «cham acoca»,
fren te a las razas limítrofes.
Asi se explica la desaparición en ios
últimos años, de las expediciones guerre
ras al interior, para tomar cautivos niños
y mujeres, a pesar de que su recuerdo
los enciende de entusiasmo, ahora par
ticularmente que las armas de fuego les
confieren una superioridad grande sobre
los adversarios.
A la M isión salesiana le toca echar
mano de todos los medios persuasivos
para evitar el regreso a una época som
bría, encam inándolos por las sendas de
la paz.
¿Puede acariciarse la esperan za de una
próxima redención?
D esgraciadamente no.

T

701

Un problema serio.
E l chamacoco es un nómada im peni
ten te. L a naturaleza misma del territorio,
con sus continuas alternativas de cre
cientes y de sequías, les impuso el h á
bito de la mudanza.
D ifícilmente se les podrá detener en
un lugar para someterlos a una educación
continuada c infu ndirles el amor al
trabajo y a la propiedad.
Por otra parte, no asoma en él ninguna
tendencia a la agric u lt u ra; ni puede
asomar fren te a la esterilidad del suelo
y la inclemencia del clima.
T am poco podemos olvidar que su pa
sado belicoso permanece aún en sus fac
ciones físicas y morales.
F ueron precisamente « chamacocos » ios
últimos indios chaqueños que intentaron
asaltos alevosos y sangrientos contra
la propiedad y la vida de los cristianos.
Q uien escribe estas líneas ha podido
sorprender, a veces, en sus palabras y
gestos sentimientos de hostilidad contra
los ocupantes de sus tierras, y si no se
traducen en hechos, es tan sólo por la
convicción de la impotencia propia y la
seguridad del castigo.
Su mismo idioma, radicalmente dis
tin to de todos los demás, crea una difi
cultad nueva.
F inalm ente, si bien toda autoridad
político-social se ha diluido entre ellos
en una especie de anarquía, permanecen
aún arraigadísimas ciertas formas de culto
capaces de unirlos y arrastrarlos perió
dicamente hacia puntos convenidos del
interior del C haco, para su larga y so
lem ne celebración.
D e todas estas circunstancias adversas,
brota la penosa incertidum bre respecto
de su suerte, y como una impotencia
moral de iniciar, de un modo concreto
y eficaz, una obra de redención en su
favor.
Con todo, los Salcsianos no los aban
donaremos. D ios nos ha de abrir el ca
mino.

Hacia eJ Sur.
V oy a regresar al Su r, donde en los
Puertos « Pinasco > y « Sastre » me aguar
dan los indios « Lenguas » (T in zlet),
«Sa n ap a n ás» (K iliacm oc), y de nuevo

E l C lia m acoco T om asiío en el día de so bauíísmo.

a nuestra M isión de N apegue, para la
solemne celebración de la fiesta de M aría
A uxiliadora con nuciros indios conver
tidos « K ionawat zán ».
P, Ra m os ( A lto Paraguay) 25-V I-Z7.

P.

R

ic a r d o

Pi

t t i n i,

Salcsiano.

En favor de las Misiones
del Chaco Paraguayo.
L a C o m isió n de señoras pro m isión salesiana
dcl C h aco pO Taguavo q u e preside la distingu ida
Se ñ ora D oñ a C arm e n Ligarte de Z u biz arreta,
trabaja con felices resultados en pro de su obra.
N os consta que tien en recogido en la semana
pasada cerca de tres m il pesos y esperan asegurar
esa can tidad cada mes.
Se r á m u y alen tador para el P . Sosa su perior
de la m isión como ta m b ién d el P. F ari ñ a y dem ás.
F elicitam os a la laboriosa C om isión y la re
com en dam os a los pudien tes.

502

M isi o n es d e l a P a í a g o n i a .
Interesaníe informe.
S abido es que a pa r tir de la Pampa, a través
de la Pa tagonla y de la T ierra del Fuego, hasta
e! extremo S u r del Continente Americano, 50 anos
ha, eran todo tierras completamente salvajes e
inexploradas que fueron confiadas a! celo apostó
lico de los hijos de Don Bosco, quien envió a ellas sus
primeros misioneros. Con los sudores y fa tigas
que éstos prodigaron, con la efica z ayuda de Igs
Oobicrnos y con e l auxilio de la colonización eu
ropea siempre creciente, aquellas regiones se han
convertido en florecientes provincias de la gran
N ación Argentina, donde, en conformidad con los
sueños de Don Bosco, reina hoy un gran fervor de
vida cristiana, que los misioneros salesianos se en
cargan de conservar, de aumentar y de ir propa
gando hasta los últimos rincones, donde se encuen
tran todavía indígenas a quienes no h a llegado la
lu z del Evangelio.
f i e ahi la labor de los h/Jisioneros S alesianos en
la Pa tagonia, que algunos quiz a creyeran termi
nada por la entrada en la civiliz ación de aquellas
regiones y que por e l contrario es activísim a y se
encuentra en un estado de desarrollo creciente, y
con siempre nuevas y urgentes necesidades.
P a r a que los lectores tengan una idea de la labor
salesiana en aquellas apartadas regiones y de su
importancia, con gusto trascribimos ¡os datos del
informe oficial que e l S uperior de aquellas misiones,
e l V icario Foráneo del R io Negro, D . Caudencio
M anachino, trasmitió a l Arzobispo de Buenos
A ires, Mons. Boft a ro, dándole cuenta de la labor
realiz ada durante e l último año.

P e r so n a ! d e la M isió n , — L a m isión cuenta
en la actualidad con 65 sacerdotes; 56 legos, y
un cen tenar de H erm anas para la obra fem enin a.
F or m a ción d e ! p e rso n a l. — F u n d ar no es
todo; tarca im portante es asegurar las fun daciones.
Por eso se pensó no sólo en fu n d ar un pequeño
sem in ario, sino en a m pliar el m ismo a medida
que el aumen to de aspiran tes así lo c.xigfa. E l
sem in ario m ayor cuenta con 64 sem in aristas;
el menor con 48 y el preparatorio con 44 alu m nos.
Presentan pues la cifra consoladora de 156 jó
venes q u e ansian ser apóstoles del bien en su
Patria.
F or m a ción gr a t u ifa . — Pero lo que m ás p reo
cupa es que ninguno de estos jóven es alu m nos
y sem in aristas paga cuota mensual para su fcfrmación in telectual y religiosa. L os gastos in
gentes que para ello se requieren son casi total

mente cubiertos por la acción de benem éritas
D am as residen tes en la C ap ital F ed eral y por
el óbolo de otros bien hechores. D ios le.s re tri
buya cen tu plicado el bien que hacen y suscite
otras que las im iten.

L a b o r a postó lic a . — E n las 22 parroqu ias de
la M isió n y en las 16 en tre capillas y residencias
de m isioneros, los fru tos espirituales, han sido
m u y halagüeños: Bau tism os, 5 .512 ; C o n fir m a
ciones, 5.274; Extrem au ncion es, 267; M atrim on ios, 545- L as C om u n iones de devoción suman
varios centenares de mil. L a predicació n de la
Palabra de D ios se realiza norm alm en te en todas
las Iglesias pú b licas y capellanías d uran te todas
las m isas; y la Instrucción religiosa se im parte
de igual manera y con program as ad hoc, así
para adultos como para la ju ven tu d . L os Rdos.
Padres L u is C en cío, San tiago V alen te y F e d e
rico T o r r e han predicado una m isión en el Pre
sidio de U sh uaia, habiendo costeado los gastos
del viaje la generosa Sr t a. V ictoria A gu irre, q. e.
p. d . y proporcionado obsequios en productos
de su casa, la renom brada « C asa Piccardo ».
L os C en tenarios de S . F ran cisco de A sís y
de S . L u is G o n z aga, fu ero n celebrados d ign a
mente en las casas donde el elemento así lo p er
m itió, y con alguna fu n ción religiosa y discurso
alusivo en otras residencias.
E d u c a c ió n in telec t u a l. — C o n los benefi
cios de la E vangeliz ació n , los m isioneros saIcsianos, distribuyen la instrucción en colegios
de E nseñan za Secu n d aria (nacional y norm al)
dedicán dose, em pero, con preferen cia, a la E n
señanza Prim aria, de A rtes y O ficios y Escuelas
A grícolas. D esde Bah ía Blanca hasta U sh uaia,
en una red de colegios, atienden abnegadamente
a la forn tación de las jóvenes in teligencias, c u i
dando preferen tem en te al niño pobre y desva
lido, que el m isionero am bulan te recoge en sus
giras’ anuales. Segú n datos estadísticos reciben
cl beneficio de la instrucción 4.890 hijos dcl
pu eb lo, siendo esta cifra aum en tada por los
n iños que frecuen tan los O ratorios festivos,
que fu n cion an con escuelas nocturnas o acción
post-escolar, hasta el nú m ero de 6.746.
H o n rosas visit as, — L as visitas con q u e h on
raron a varios colegios, personalidades m uy
ilustres de la N ación , han sido de estím ulo y
prem io a esta labor ed ucativa. N os place men
cionar la d e los Excelen tísim os señores M i n is
tros de la N ación , D r. A ngel G allardo, de R e
laciones E xteriores y C u lto; del G ra l. A gustín
P. Justo, de G u erra; dcl D r. A n ton io Saga m a,
de Instrucción Pú blica; del A lm iran te D om ecq
G arc ía, de M arin a; dcl D r. V alen tín V ergara,
gobernador de la Provin cia de Bs. A s.; de los
M in istros de G ob iern o y O bras Públicas de la
m isma Provin cia D r. O bd u lio S i n e Ing. Boatti;

305
de los biz arros m arinos, con tralm iran tes M o
reno, O liva y Rojas T o rres; cap. de n avio E n
rique G . Píate y C osta Palm a; de las brillan tes
fig:uras del E jerc ito G ra ies. V er n engo, T isc o m ia;
C o r. Sz tyrle; del vicario general de la A rm ada
M o n s. D ion isio R . N a p a l; del E x m o. S r G o
bern ador del Río N egro T t e . C or. Leó n D . Q uaglia; del D ipu tado N ac. D r. C aííera ta, y otras
de gran p restigio nacional.
Esas visitas dieron lugar a m an ifestaciones
de jú b ilo que afian zaron m u y m ucho el alto
espíritu patriótico del personal docen te y de los
alu m nos, enalteciendo a la vez los prestigios de
esas autoridades.

E n Pafagones. — C o n m otivo de los actos
gran diosos d el 7 de M ar z o los alu m nos d e los
C olegios de F ortín M erced es, V ied m a y Pa
tagones tuvieron participación lucida y brillan te.
E n Bariloche. — Realiz án dose la con m em o
ración del 49 an iversario del enarbolam icnto
del pabellón nacional en el cerro C arm en de
V illegas, un C u erpo de G im n astas dcl C olegio
Salesiano de V ied m a, con la gen til cooperación
del T t e . C o r. Q uaglia, gobernador dcl Río
N egro, se trasladó a la ciudad andina donde
cosechó los aplausos u nán im es por su destacada
actuación y adm irable correción en todos los
actos.

F orfln M erce d es (Pafagotiia-A rgen íin a) — Sa n toarío V o t ivo de M a r ía A u xiliadora.

D ign as de mención son las visitas del M i
nistro de M arin a al C olegio de Pto. D eseado;
del M in istro de Instrucción Pú blica, a los co
legios de Rawson, T re le w , Pto. D eseado, V ied m a;
del m in istro d e G u erra a los de Patagones y
V ied m a; del de Relaciones E x t . y C u lto a B a
riloche y V ied m a. D on de los actos q u e se rea
lizaron resultaron brilla n tes prod ucien do gra
tísim a im presión en los án im os d e los visitan tes
quienes honraron a los respectivos colegios con
autógrafos altam en te honrosos.

E du c a c ió n p a ír ió fi c a . — E s ta n profu n da
e in tensa como la in telectual.
E n V iedma. — C o n gran solem n id ad se rea
lizó u n acto en hom enaje al valien te aviador
T t e . F ed erico C arb ia, con m otivo de su vuelo
Palom ar-V ied m a.

I

E n B a h í a Bla n ca . — E l colegio D . Bosco,
participó al concurso de t iro, organ iz ado por
la < C o m isión h ijos de B. B . >, obten ie n do el
p rim er prem io en la sección escolar y siendo
declarado cam peón de equipos in d ivid u ales el
joven B artolo m é F e rrc yra, alu m no d el m ismo
colegio.
E d u c a c ió n físic a . — Sab id o es q u e en los
colegios salesianos la alegría se cu ltiva por todas
las m an ifestaciones deportivas hoy en boga: el
football, el bask eball, las carreras, el salto, la
barra, el trapecio, las paralelas, los ejercicios
físicos en ge n eral, las canchas de pelota, y m il
otros recursos pon en en ju ego los salesianos
m ision eros para la cultura física y robustez del
cuerpo. S i n em bargo en este sen tido, se ha dado
un paso m ás in trod ucien do u n a nota altamente

504
h u m an itaria en la salvaguardia de la h igie ne y
del robustecim ien to físico.
L os D ireccion es de los C olegios S . F ran cisco
de Sales de V ied m a y del C olegio Salesiano de
H awson, han establecido las asi llamadas * C o
lonias M arítim as de V acacion es» en b ien de
aquellos h uerfan ltos, que careciendo de hogar,
no pueden d isfru tar de vacaciones autu m nales.
L os h uerfan ltos de am bos colegios pasaron un
mes de vacaciones en dos turnos a orillas del
A tlá n tico, con una reglam en tación adecuada,
alternan do el baño de sol y de m ar, con ejercicios
físicos y sanas lecturas. E l C olegio de V ied m a
ha recib ido la cooperación de algunos vecin os
para e! transporte de todos los h uerfan itos y la
donación, de parte de u nas señoras, de las carpas
para el alojam ien to de los m ism os. A ellos nuevas
y repetid as gracias.

A l iv i a n d o do lo r es. —- L as benem erencias
d e la O bra de D on Bosco, hanse evidenciado
ta m b ién por medio de la caridad en favor de
los in felices que sufren físicam en te. M ás de
707 han sido los alojados en los H ospitales de
V ied m a y de Rawson; en los cuales adem ás se
efectuaron 9.750 curaciones, sin in clu ir el n ú
mero de personas que frecuen taron el consu l
torio externo anexo a los m ism os.
E l H ospital S . jóse recibe un subsid io nacional
de 9.700 $ y adem ás tie ne una entrada por li
mosnas y pensiones de enferm os de 15.4 6 1 $ ,
m ien tras en su con tra tiene una partida en sa
lidas que asciende a 46.250 $ por año.
Es opin ión que el H ospital S . José ha m enester
ser trosladado a pu n to de m ejor ubicación cons
truyen do a la vez un local m ás adecuado; pero
esta obra, de un presupuesto de 500.000 $ no
puede realiz arla la m isión por sus propios medios
ord in arios. U na com isión de abnegadas señoras
de la localidad, reúne fo n dos, pero hacen falto
grandes donativos.
E l H ospital de S . C arlos de Bariloch e, tan
necesario en aquella zona, se t uvo que clausurar,
debido a la falta de recursos.
O b r a s n u evas r e a li z a d a s. — E n P to. D eseado,
median te el auxilio de D ios y de nuestros C oo
peradores y C ooperadoras, se in auguró el 12
de M ar zo del año p . p . el colegio S . José. A p a
drinó el acto inaugural S . E . el M in istro de ju s
ticia c Instrucción Pública D r. A n ton io Sagarn a,
presen tes nu m erosas personas de la localidad
y otras autoridades de la E nseñan za Secu n daria.
E l E xm o. S r . M in istro y el Prof. G u aglian on e,
Inspector general de E nseñan za Sec u n d aria,
tuvieron palabras de elogio para la obra de los
m isioneros salcsianos.
E n V iedma. — L as benem éritas H erm anas
« H ijas do M ar ía A uxiliadora *, tras verdaderos
sacrificios levan taron u n m odern ísim o edificio
q u e f u é inaugurado el año p . p . el 1 1 de M ayo .

E n S troeder - F . C . S . — U n a activa com isión
de vecin os acometió la construcción d e u n co
legio para n iños. T er m in ad os algu nos locales
se ben dijeron el 27 de Ju n io del año p . p . y ai
in iciarse los cursos escolares del corrien te año,
ya fu n cion aban varios grados. F alta term in arlo..
E l n uevo C olegio lleva el nom bre del siem pre
recordado aposto! « C ard . C ag li e ro ».
E n P to. Pirám ides. — C h u b u t. — M erced a la
laboriosidad de una com isión de activas señoras,
se dotó aquella población de una capilla, la que
f u é solem nem en te inaugurada el ó de E n ero
del corrien te.
E n V iü a h nga - F . C . S . — Los colonos de
aquella zona se han proporcionado el consuelo
de una capilla propia. M u y pobre en realidad
y desprovista, pero suficien te para satisfacer las
necesidades actuales.
E n Patagones gracias al celo de la com isión
de D am as Pro T e m p lo, presididas por la v i r
tuosa Sr t a . M ar ía L u isa C respo, se pu do am
p liar el tem plo y decorarlo. A ctualm en te la m en
cionada com isión está em peñada en la co nstru c
ción de las torres y fren te. L a colocación y ben
dición d e las prim eras p iedras se realizó el 7 de
M ar z o del crte. año, siendo .padrino el E x m o.
S r . M in istro de G u erra, G ra l. A gustín P . Justo
y su distinguida esposa D oñ a A n a Bern al de
Justo.
E n F or t ín M ercedes, y como hom enaje de
gratitud de los M isio n eros y C ooperadores a
la V irgen de D . Bosco, se ha colocado el techo
al San tuario de M ar ía A uxiliadora, y ya de una
manera perm anen te se realiz an en él los cultos
y oficios religiosos. F alta la decoración y 10 de
los altares laterales cada uno de los cuales está
presupuestado en 5.000 pesos.
— U n precioso A u to-capilla, tie ne este año
a su disposició n la M isió n de la Patagonia. E l
ch assis fu é donado por el Se n a d or A gn elli, D i
rector general de la fáb ric a italiana F I A T ; la
carrocería construida en T u r í n , f u é costeada por
la D am a argentina M erced es G . P. de Lacro z e.

N u e vos o b r e r o s. — D ios ha querido au m en tar
sus obreros envian do tres n uevos sacerdotes.
D os de ellos son fru to genuino de n uestra m isión
y term in aron sus estudios m ereciendo el docto
rado en S d a . T eología.
P t T iebas do lo rosos. — L a Provid encia d i
vin a quiso que fuésem os probados por la ad
versidad, y ben d ijéram os su mano.
E n T relew la tarde de u n D o m ingo d e N o
vie m bre, m ien tras superiores y alu m nos h allá
banse reu n idos en la capilla para los actos ves
pertinos, y por causa q u e no se pu do precisar,
desarrollábase u n incen dio m u y vora z dejan do
u n montón de escom bros. N o h u bo, gracias a
D ios, desgracias person ales, pero las pérd id as
han sido m u y considerables.

T

?05
E n F or t ín M ercedes, por las in u n daciones del
R ío C olorado, f u é del todo arrasada p o r las
ascuas, la herm osa h uerta con sus verd u ras y
árboles fru tales, privan do a los num erosos se
m in aristas alojados en aquel sem in ario, d e un
precioso susten to.
Dos fallecimientos, m erm aron las fu erz as de
la m isión. L a desaparición del anciano y v i r
tuoso coadju tor salesiano L u is La n z a, y la del
herm ano coadju tor ta m b ién , A n ton io Patriarca.
A m bos m u y ú tiles para la M isió n y el segundo'
en condiciones m u y apreciables de salud y edad,
h ubiera podido prestar valiosos servicios por
sus raras habilidades en m ateria de construc
ciones.
t C a rd. C agliero: ha desaparecido tam bién
esta noble y gigan te figu ra d e m isionero. P e r
teneció a la Patagonia desde sus prim eros años
de vid a apostólica y qu iso perten ecer a la m isma
hasta su postrer respiro.
E ra n uestro Pad re y protector valioso. ¿C óm o
no experim en tar honda pena por su desaparición?
Y m u y justo f u é y es el d olor d e los m isioneros
de la Patagonia. E n todas las Iglesias y C apillas
de las M isio n es se sufragó el alm a d el prim er
m isionero, pero donde las honras fú n ebres, t u
viero n u n significado plebiscitario f u é en V ie dm a, capital del Rio N egro , ciudad qu e f u é el
asien to de su autoridad y dign idad episcopal.
F u é el p rim er obispo d e V ied m a y de la Pata
gonia. Ja m ás se vió tanta pom pa y el concurso
de todo el pueblo en u n ión de todas las au tori
dades.
Z o q u e u rge. — E n Comodoro R iv a d a vi a ,
zona de los Yacim ie n tos, se proyecta la cons
trucción de u n colegio y se espera llevarlo a cabo
m edia n te la cooperación del G ob iern o N acion al,
que sim patiza con el proyecto.
E n Rocca, R . N . — U n a com isión de señoras
dará inicio en b reve a la construcción de una
iglesia p ú b lica, para el servicio religioso de la
población radicada en el pueblo n uevo.
E n Esquel (C h ubu t).— M ácese sen tir la misma
necesidad y se ha organ iz ado una com isión de
damas para q u e recolecten fo n dos, a fin de cons
tru irla.
E n J u n i n de los A ndes, con el fin de auxiliar
a num erosos h ijos de aborígen es, se piensa a m
pliar el colegio. S e necesitarán 79.000 $ .

1
1

E n la Isla de Choele C hoel, el veterano m isio
nero P . Ju a n A ce to, inició hace años la cons
trucción d e u n tem plo y colegio. S e desearía
fuese el mon u m en to recordatorio de la llegada
de los prim eros m isioneros a la Patagonia,
in augurán dolo en M ayo de 1929 . ¿Se r á posib le?
C iertam en te, si n uestros bien hechores nos au
xilian.

V ied m a (Pafagon ia-A rgen tin a) — D oran te los fuñe*
rales en sofragio del C ard e n al C agliero .

La fiesta de María Auxiliadora
entre los Jíbaros del Ecuador.
Entresacamos de una carta que con fecha z z de
J u n io nos envía e l M isionero S alesiano, D on C on
rado D ardé:
* Este año he pasado el día 24 de m ayo, en
viaje d e! Pan hacia M é n d e z . T o d o el día a ca
ballo, desde las ocho d e la mañana hasta las seis
de la tarde, hora de llegada al T a m b o C ostam agna.
T o d o el día m e iba acordan do d e lo que se
hace en T u r í n , de los gran diosos cultos y so
lem nísim a fiesta q u e se dedica a nuestra buena
M a d re M ar ía A uxiliadora en la capital salesiana.
A l día sigu ien te, 25 d e m ayo, nos pusim os
d e n uevo en m archa; pero t uvim os que hacerlo
a p ie, pues u n a llu via persisten te, q u e duraba
desde e l día 22, había ocasionado d erru m ba
m ien tos q u e in tercep taban los cam inos y hacían
im posible el paso a caballo. D uran te todo el día
nos tocó aguan tar una lluvia torren cial; sobre
todo en el trayecto en tre el R ío N egro y el R ío
S h ir u , d u ra n te e l cual se encuentran cuatro o
cinco m aravillosas cascadas: el agua corría por
el cam ino como si fu era u n verdadero arroyo,

joó
de manera que an duvim os todo el día con los
pies en el agua, sin pensar ni si quiera en de
fen dernos de la lluvia, ya que todo el cuerpo
estaba hecho un sorbete.
A eso de las tres de la tarde, m ien tras atra
vesábam os un paraje solitario, en plena selva,
oímos de repen te un estam pido seco y rápido,
como de un rayo cuando cae en paraje cercano.
In mediatamente vim os que un enorm e árbol
se desplom aba a nuestro lado a pocos pasos del
camino y hacia el in terior del bosque; si lo hacía
hacia cl camino sin duda nos hubiera cogido
bajo su enorm e mole. S e ve que a pesar de

y decid ido. N o así el jíbaro Chamico, su com
pañero, bastan te joven aú n, quien mostraba
verdadero m iedo, tanto que dijo al P. C orbellin i
que se hallaba ju n to a él: ¡P a d re, tu rez ando!
M e cargaron en la balsa, con m í respetable
peso de 98 hg.; y dando las voces que ellos acos
tu m bra n, em pezaron la travesía, arribando f e
liz m en te a la otra orilla, después de haber tenido
que luchar denodadam ente para vencer la co
rrien te del río, que en el centro era verdadera
mente peligrosa. A l llegar al otro lado el C a ya pa
exclam ó: ¡C anastos, mucho pesado estando! Yo
y a miedo teniendo, y a yo creyendo que pa ra Pongo

E l misionero saicsi A n o. D . C o n rad o D ard é al llcgor a la p h arla dei ^Aasshanda,
tomando un pilche de chicha entre los jíb aros U nguch a y T u nga i.

nuestras im perfeccio nes, siem pre está nuestra
buena M ad re M aría A uxiliadora velan do por
nosotros y salván donos de los peligros.
D espu és de tres días de viaje, con tinuam en te
bajo la lluvia, llegamos el día de la Ascensión
a la orilla del Ponte, q u e hasta hace poco se atra
vesaba cómodamen te por un puen te tendido
por los m isioneros, pero que una terrib le ave
nida arrastró consigo cl día 25 del pasado abril
y sólo queda de él, cl recuerdo del sitio que
ocupaba y del gran ser \ icio que prestaba.
T r as los consabidos gritos: ¡ O e!... ¡ O oool
¡E - e ! como hacen los jíbaros, aparecieron éstos
con su balsa para pasarnos al otro lado, opera
ción que no carecía de dificultades, por la cre
cida dcl río, ocasionada por las lluvias de aquellos
d ías. E l jibaro C ava p a , robusto y m uy h ábil
en cl manejo de la balsa, se mostraba valien te

yendo. Para ellos cl Pongo es sinónim o de la
m uerte. Pasaron luego a otros dos hermanos
que con m igo ve n ían, deja n do a los dem ás h om
bres con toda la carga, para pasarlos al día s i
guien te.
A si hemos pasado los días del m es de m ayo
m ás felices para todo buen salesiano. A los dos
días celebram os ta m b ién nosotros en M én d ez
la fiesta de n uestra buena M ad re, a q u ien dimos
las m ás ren did as gracias por la visib le protección
que nos dispensa >.

L a caridad es industriosa y encuentra siempre
la manera de hacer e l bien.
S . F r a n c is c o d e S a l e s.

Lü Virgen de Don Bosco.
X III.

Alar/a Auxiliadora inspira a D, Bosco
la Obra de Jas M/s/oaes enfre inJieles,
C uan do D . Bosco sintió arder en su alma
la llama del celo por las M isiones su con
fesor, el Beato C afasso, le había dicho: V .
no debe ir a las M isiones. Pero el celo por
la salvación de las almas, que ardía en c!
corazón de D on Bosco, hizo que por medio
de sus hijos, cosechara también copiosos
frutos en el campo de las M isiones C a
tólicas.
T a m bién en esta empresa la V irgen Santisima A uxiliadora fu é su guia y consejera.
H ^ í a el año 1870 tuvo D on Bosco uno
de aquellos maravillosos sueños con que
la V irgen Santísima iba guiando sus pasos
y abriéndole el velo del porvenir:
« M e pareció encontrarme en una región
salvaje y completamente desconocida. Era
una inmensa llanura inculta, en la cual
no se veían ni colinas, ni montañas. Sólo
en la linea más lejana del horizonte, apenas
perceptible, se delineaban clevadísimas y
agrestes montañas.
U na gran multitud de hombres reco
rrían la llanura en todos sentidos. Iban
casi desn udos; llamaban la atención por
su elevada estatura; eran de aspecto feroz,
con largas cabelleras crespas, de piel bron
ceada negruzca, sin más vestido que an
chas pieles de animales prendidas del hom
bro izquierdo. Com o armas usaban una
especie de larga lanza, arco y honda.
D ivididos en grupos, esparcidos por
aquella interminable llanura, ofrecían al
espectador las más variadas escenas: unos
perseguían a distantas fieras y animales
para cazarlos; otros llevaban como trofeos,
ensartados en sus lanzas, pedazos de carne
chorreando sangre; más allá algunos l u
chaban furiosamen te entre sí; otros en
traban en lucha con soldados vestidos a

i

la europea y acá y acullá el terreno apa
recía sembrado de cadáveres.
Y o tem blaba ante tan horrible espectá
culo, cuando de uno de los extremos de
I d llanura aparecen gran numero de perso
najes vestidos con distintos hábitos y que
reconocí en seguida por misioneros de
varias órdenes religiosas, que animosa
mente se adelantaban para predicar a
aquellos bárbaros la religión de Jesucristo.
M e fijé detenidamente en ellos pero no
reconocí a ninguno. Llegaban a donde es
taban los salvajes, pero éstos, presa de un
furor diabólico, con infernal alegría, se
echaban encima de ellos y los mataban,
despedazando luego sus cuerpos y ensar
tando los destrozados miembros en sus
largas picas. Y volvían en seguida a e m
prender las luchas entre sí y con los pueblos
vecinos.
D espués de un rato de esta horrible
contemplación dije entre m i: — ¿Cómo
se podrá llegar a convertir a una gente tan
brutal?.....
C uando he aquí que a lo lejos aparece
otro grupo de misioneros, que se dirigían
hacia los salvajes con rostro alegre y son
riente, precedidos de una turba de niños.
Y o tem blaba pensando que iban a ha
cerse matar. M a acerqué a ellos; eran c lé
rigos y sacerdotes. Los observé con más
detención y vi, con gran sorpresa mía, que
eran de mis salesianos. A los primeros
los conocía perfectamente, y aunque a
muchos de los que les seguían no los co
nocía personalmente, vi con toda claridad
que eran misioneros salesianos, de los
nuestros.
— Pero, ¿cómo es esto? exclam é; y no
queriendo que siguieran adelante me acer
qué para detenerlos, temiendo que corrie
ran la misma suerte de los anteriores m i
sioneros.
Iba ya a hacerles volver atrás, cuando
me di cuenta de que su aparición había

5 o8

suscitado grande alegría en aquellas t u r
bas de bárbaros, que, dejando las armas y
abandonando su actitud feroz, fueron al
encuentro de nuestros misioneros con manifestaciónes de respeto y cortesía.
En extremo admirado decía entre m i: —
i V am os a ver como acaba esto! — Y vi
que nuestros misioneros se mezclaban con
aquellas hordas salvajes; los instruían, y

U na visión revela a D on B osc o q ae el nlHo Ju a n
C a ñ ilero, moribundo, sa n aró y será el A p osto! de
lo Patagon ia.

ellos escuchaban dócilmente su palabra;
les enseñaban y aprendían prontamente;
los avisaban y ellos recibían bien los avisos
y los ponían en práctica.
M e puse a observar más detenidamente
aquel maravilloso espectáculo y vi que
los misioneros rezaban el Santo Rosario,
mientras los salvajes, acudiendo de todas
direcciones, formaban corro a su alrededor
y respondían a tono, a aquella oración.
A l cabo de un rato los salcsianos en el
centro de un inmensa m uchedum bre de
salvajes que los rodeaban, se arrodillaron
y los salvajes dejando caer las armas

hicieron otro tanto. Entonces uno de los
salcsianos entonó: Load a M a ría , y aquella
muchedum bre prosiguió el canto de la
copla, al unísono, con voz tan fuerte que
yo, casi espantado, me desperté...
Este sueño lo tuve hace cuatro o cinco
años y me produjo una grandísima im
presión pues lo consideré como un aviso
del C ielo. Sin embargo no comprendía
bien a que pueblo se refería; pero me con
vencí de que M aría A uxiliadora queria con
fiarnos misiones de infieles, por las que
mi alma había sentido gran in clin ació n».
¿ Q uienes eran aquellos salvajes? Don
Bosco creyó en un principio que se trataba
de una raza africana; tanto más que había
recibido una visita de M ons. Com boni (i),
pero al enterarse bien de las características
de aquellos salvajes vió claramente que no
se trataba de ellos. Se le ocurrió que quizá
serían del extremo oriente y habiendo
llegado a T u rí n un misionero de H ong
K o n g se puso al habla con él; pero en se
guida comprendió que no eran aquellos los
infieles vistos en su sueño. Se informó de
las razas de A ustralia y de la India y em
pezó a hablar con entusiasmo de aquellas
regiones y aun hizo que algunos empezaran
a estudiar el inglés, pues por Roma se
susurraba que le querian confiar un V ica
riato A postólico en el extremo O riente.
Pero he aquí que en diciembre de 1874
el arzobispo de Buenos A ires, M ons. F e d e
rico León A neyros, por medio del Cónsul
de la República Argentina en Savona,
S r . Gaz zolo, hizo llegar a Don Bosco las
más vivas y afectuosas instancias para que
enviara a sus hijos a aquella República. Y
fu é entonces cuando el V enerable llegó
a conocer con toda claridad que los sa l
vajes que había visto en sueños, eran los
habitantes de aquella inmensa región,
entonces casi inexplorada, que se llama
Patagonia.
D esde aquel día la ¡dea de las misiones
llenó por completo la mente de D on Bosco.
Contestando a las felicitaciones del C o
legio de Lan zo, la vigilia de la Epifanía
de 1875 escribía: « O igo una voz que viene
de m uy lejos y que grita; O h amiguitos,
alumnos de Lan zo, venid a salvarnos! —
Son las voces de tantas almas que esperan
( t ) Célebre misionero. Vicario Apostólico del Africa
Central, fallecido en i8 8 t.

509

una mano benéfica que vaya a sacarlos
del borde del precipicio y ponerlos en el
camino de la salvación. O s digo esto por
que sé que varios de vosotros sois llamados
a la carrera eclesiástica y a conquistar m u
chas almas para D ios, i Animo pues, que
muchas son las que os esperan. Acordaos
de las palabras de San Agustín: Animam
salvasti, animam tuam praedestinasti!
En un próximo viaje a Roma habló de
la empresa con el Santo Padre y le pidió
su bendición paternal para la nueva M isión
y el 12 de mayo de 1875 públicamente

la misma religión, que, fu ndada por D ios,
debe ser predicada y durar hasta c! fin de
los siglos.
Y el V icario de Jesucristo el día i® d e
noviembre recibía en privada audiencia,
primero a D on Juan C aglicro y al Cónsul
argentino Sr. Gaz zolo y luego a los otros
nueve misioneros, a los cuales dijo cari
ñosamente:
— A quí teneis a un pobre anciano y
vosotros sois los primeros misioneros hijos
de D on Bosco que vais a predicar el E va n
gelio a tierras lejanas. Deseo que aumente

L o s diez primeros m is'oneros salesianos (1875) : E n el centro. D o n & osc o y el C o nsa l A rgen lioo
y a los la d os D . J . C ag U ero y D . J . Fagnano.

daba a conocer la determinación de enviar
misioneros salesianos a la A rgentina.
D iez fueron los escogidos, siendo nom
brado jefe de la expedición Don J u a n C agliero. D on Bosco quiso que fueran a
recibir la bendición del San to Padre y al
enviarlos a Roma les dijo: — Vosotros,
amados hijos, iréis a Rom a, os postraréis
a los pies de nuestro incom parable bien
hechor P í o I X , y le pediréis su apostólica
bendición. Y de la misma manera que
nuestro Reden tor Jesucristo envió a sus
apóstoles a pfedicar el San to Evangelio,
también el V icario de Jesucristo, suce
sor de San Pedro, os enviará a predicar

vuestro número, porque la necesidad de
obreros evangélicos es grande y la mies
copiosísima entre las tribus salvajes.
Y después de dirigir a cada uno en par
ticular afectuosas frases, los bendijo con
toda la efusión de su alma.
V ueltos a T u rí n los animosos m isio
neros fu é fijado el día 11 de noviembre
para la despedida solem ne. Por la mañana
fueron a despedirse del Sr. A rzobispo.
Luego asistieron en el San tuario de M aría
A uxiliadora, a la abjuración de un joven
valdensc, que después de haber frecuen
tado algún tiempo el O ratorio, abjuraba sus
errores para entrar en el seno de la Iglesia

510

Católica. Recibió su abjuración y le ad m i
nistró el santo Bautismo sub conditione,
el Rvdo. C agliero, empezando así a los
pies de M aría A uxiliadora, aquel aposto
lado que iba a emprender en las lejanas
tierras de A merica.
Por la tarde, después del canto de V ís
peras, ocupando el presbiterio los que
iban a partir, subió D on Bosco al p u l
pito para darles su paternal adiós:
— Nuestro D ivino S alvador, empezó
diciendo, antes de subir a l Cielo, habiendo
reunido a sus apóstoles les dijo: Id por todo
el mundo... enseñad a todas las gentes...
predicad el Evangelio a todas las cria turas ».
Y después de comentar estas palabras
añadió; — Con esta primera expedición de
misioneros también nosotros damos princi
pio a una grande obra; no porque tengamos
pretensiones, ni pensemos convertir el U n i
verso en pocos días, sino por que ¿quién sabe
si esta primera expedición, esta pequenez,
será como una semilla que dé lugar después
a un majestuoso árbol?
Y después de recomendar a sus hijos que
se ocuparan especialmente de los pobres
y de los niños, dió las gracias a los gene
rosos bienhechores, que de distintas m a
neras habían cooperado al éxito de aquella
expedición y dirigiéndose nuevamente a
los que iban a partir, añadió: « Sobre todo
os recomiendo que en vuestras oraciones no
os olvidéis nunca de nuestros bienhechores
de Europa y las primeras almas que lo
gréis ganar para Jesucristo, ofrecedlas al
Eterno Padre como homenaje y como prenda
de gratitud hacia cuantos han coadyuvado
a l éxito de esta Misión.
Pero ¡a voz se me embarga y las l á
grimas acuden a mis ojos. Sólo os digo que
si en este instante mi corazón esta conmovido
por vuestra partida, mi alma experimenta un
consuelo indecible al ver definitivamente con
solidada nuestra Pia S ociedad; al ver que
en nuestra pequenez, también nosotros apor
tamos la piedrecita para el grande edificio
de la Iglesia. P a r t id pues animosos, pero
acordaos siempre de que hay una sola Iglesia
que abarca a Europa, a America, a l mundo
entero, y recibe en su seno a los habitantes
de todas ¡as Naciones, que quieran refugiarse
en esta A rca de salvación.
Doquiera vayáis y fijéis vuestra morada,
amados hijos, acordaos siempre de que sois
sacerdotes católicos y salesianos. Como cató

licos habéis ido a Roma a recibir la bendi
ción, la misión divina del mismo sumo Pon tí
fice .....
Como salesianos, en cualquier parte de la
T ierra donde os encontréis, por lejana que
sea, no olvidéis que en Italia tenéis a un Padre
que os ama en el S eñor, una Congregación
que piensa constantemente en vosotros, que
proveerá a todas vuestras necesidades y que
os acogerá siempre como a hijos queridísimos.
Id pues; vosotros deberéis hacer frente
a toda clase de peligros, de fatigas, de p r i
vaciones; pero no temáis. Dios está con voso
tros; el os concederá tal abundancia de gracia
que exclamaréis con S an Pablo: Yo solo nada
podría; pero con el auxilio divino soy omni
potente: O mnia possum in eo qui me conforfa t .....
¡A diós! quiz á todos no podamos volvernos
a ver sobre esta tierra; pero tengo ¡a firme
esperanza de que, por la infinita misericordia
del S eñor, nos encontraremos todos reunidos
en aquella Pa tria , donde las fatigas de la
tierra y los breves sufrimientos de la vida
serán dignamente recompensados con los
eternos goces del Cielo.
D espués de la bendición se entonó el
Veni Creator y, rezadas las oraciones de
los caminantes, se vino a la parte más con
movedora de la ceremonia, que arrancó
de todos los presentes lágrimas y sollozos
y venció la serenidad de los mismos jó
venes apóstoles. D on Bosco los fu é abra
zando uno a uno, los parientes presentes
hacían otro tanto y mientras los nuevos
apóstoles atravesaban la Iglesia, todos los
fieles quedan abrazarlos, besarles la mano,
recomendarse a sus oraciones.
A nte aquel espectáculo verdaderamente
con movedor, uno de los salesianos dijo a
Don Bosco: ¡S e empieza, pues, a verificar
el: Inde exivit gloria mea — ¡ Es verd ad!.....
contestó profundamente con movido el
buen Padre.
A la salida del San tuario de M aría A u x i
liadora, el V enerable les dió por escrito
sus recuerdos paternales:
Buscad sólo almas; no dinero, n i honores,
ni dignidades.
Tened especial cuidado de los enfermos,
de los niños, de los ancianos, de los pobres
y os atraeréis las bendiciones de Dios y el
cariño de los hombres.
Respetad a todas las autoridades civiles,
religiosas, municipales y gubernativas.

Recomendad constantemente la devoción a
M a ría A uxiliadora y a J esús S acramentado.
E n S anpierdarena, D on Bosco entregó
a! jefe de la expedición D on Juan Cagliero
otro billetito en el que estaba escrito:
H aced todo ¡o que podáis y Dios hará lo que
vosotros no podáis. P o n e d t o d a s v u e s t r a s
E M PRESAS BAJ O L A PR O TEC CI Ó N DE J e SÚS
S a c r a me n t a d o y d e M a r í a A u x i l i a d o r a
Y V EREIS L O Q UE SO N LOS M IL A GR O S.

D on Bosco los acompañó al puerto de
G énova y subió con ellos a bordo del V apor
S avoie, visitan do el barco con todas sus
dependencias, como un padre que no sabe
separarse de sus hijos y que quiere cer
ciorarse de que no les faltará nada durante
la larga travesía. A l llegar a la sala de p r i
mera clase, uno de los misioneros se sentó
al piano y entonó una copla a la V irgen,
que sus compañeros siguieron con en t u
siasmo. El canto llamó la atención de los
psajeros, que se reunieron en gran numero
en derredor del im provisado coro y en
tonces, D on J. Cagliero aprovechó la oca
sión para empezar su obra evangelizadora,
improvisando un entusiasta sermón.
Llegó el momento de la separación d efi
nitiva. Los que partían quisieron recibir
una vez más la bendición de Don Bosco.
El mismo capitán y gran número de pasa
jeros se arrodillaron también y D on Bosco
invocó sobre sus primeros misioneros las
bendiciones especiales de M aría A uxilia
dora.
Y bajo la égida de tan buena M adre,
aquel grupo de almas generosas llevó a
cabo verdaderos m ilagros: milagros de
gracia, milagros de amor, milagros de sa
crificio. A esta primera expedición fueron
constantemente siguiendo otras expedicio
nes; cada año se renueva en el Santuario de
M aría A uxiliadora la conmovedora escena
de despedida y el número de las misiones
salesianas y de los misioneros de D on Bosco
ha ido creciendo sin cesar.
Actualmente los H ijos de D on Bosco
tienen confiadas a sus cuidados las si
guientes M isiones:
E n A m é r i c a : z V icariatos apostólicos,
5 Prelaturas y 6 M isiones con 489 M isio
neros y 275 H ijas de M aría A uxiliadora;
En A s i a : 1 V icariato A postólico, 1 Pre
fectura y 9 M isiones con 3 15 M isioneros
y 16 H ijas de M aría A uxiliadora.

ii

E n A f r i c a : 1 Prefectura Apostólica y
3 M isiones, con 124 M isioneros y 26 H ijas
de M aría A uxiliadora;
En A u s t r a l i a : 1 V icariato y 1 M isión
con 7 M isioneros.
T o t a l : 28 M isiones con 935 M isio
neros y 315 H ijas de M aría A uxiliadora.
D e una manera verdaderamente pro
digiosa podemos decir, pues, que se rea
lizan las palabras que con caracteres de
oro vio D on Bosco en sueños escritas
en la fachada del Santuario de M a ria
A uxiliadora: Inde exibit gloria mea: D e
aqui saldrá mi gloria.

María Auxiliadora
en La Serena (Chile).
Para com ún ed ificación direm os una palabra
sobre el origen y desarrollo del culto de M aría
A uxiliadora en la ciudad de L a Sere n a.
N ació con la llegada de los Sale^ianos el año
1900. M u y pron to tomó gran de auge con la
fu n dación de la A rch icofrad ía de M aría A u x i
liadora y de los C ooperadores salesianos a los
que m ás tarde se agregaron los E x-aliim n os,
m uchos de ellos sacerdotes, tanto que La S e
rena llegó a llam arse la ciudad de la V irgen de
Don. Bosco.
Las pruebas, sin em bargo, no debían faltar.
V in ieron días tristes para los Salesia n os de
C h ile y M o ns. C ostam agna se vió obligado, por
escasez de personal, a cerrar el florecien te co
legio de L a Sere n a. L a ciudad se con m ovió: con
su Pastor a la cabeza pid ieron, su plicaron , pero
in útilm en te, porque los Salesian os abandonaron
casi furtivam en te la ciudad, llevando o vendiendo
cuan to ten ían. jS e fuero n los H ijos de D . Bosco,
pero quedó M ar ía .A uxiliadora!.
L as piadosas arc h icofrades adquirieron la
estatua y la trasladaro n de la abandonada ca
pilla del colegio a la casa de la Presiden ta, Sta.
C arlota L .; A llí siguió recibien do los hom enajes
de sus devotos que cubría n de flores y lám paras
su altar. N o estaban aún con ten tas, pues recordaban con d u lce nostalgia los días del m es de
M ayo . D e acuerdo con el O bispo resuelven
trasladar d uran te ese m es la venerada imagen
a la vecina Iglesia del T rá n sito y allí cada día,
mañana y tarde, las naves atestadas de fieles,
atestiguaban q u e L a Sere n a no había olvidado
a M . A . C ad a año la fiesta era un verdadero
triu n fo: se iniciaba con las n u m erosísim as co
m u niones de los fieles que desde m uy tem prano
acudían al tem plo; a hora determ inada llegaba

7 t2
el S r . O bispo que poc tradición era el Presidente
de las fiestas; lue^^o la misa solem ne cantada por
el coro de las cofrades y con el serm ón-pan e
gírico y por la tarde una grandiosa procesión
que coronaba las fiestas. T o d o esto se hacía por
In iciativa de la' A rch icofrad ía, coadyuvada por
el clero de L a Sere n a, en su totalidad C oop e
radores si no Ex-olu m nos y todo duran te cinco
años, sin salesianos.
E n tanto el prim er D irec tor de los C oop era
dores salesianos de C h ile, M o ns. Ram ón A ngel
Jara f u é nom brado obispo de L a Sere n a y tanto
pid ió y tanto hizo que consiguió en 19 10 del
Rd o. P. L u is N a i la vuelta de los Salesianos
a su diócesis. E u é un verdadero triu n fo: de la
estación, en medio de una m ultit ud que los acla
m aba, fueron llevados a la C atedral don de el
S r . O bispo en un arranque de sublim e elocuen
cia les dió la bienven ida, declarán dose Padre
de los H ijos de D . Bosco: « A dbaerea t linsua
mea faucibus meis si non memínero vestrum »,
dijo, y cu m plió su palabra. V olvió la misma
estatua a la an tigua capilla; se agrandó el colegio
y f u é consagrada la diócesis a M ar ía A uxiliadora.
D esde entonces m ás y m ás ha seguido propa
gán dose la devoción no sólo en la ciudad de
L a Sere n a sino ta m b ién en los pueblos vecinos
desde donde vienen los fieles a ofrecer sus ex
votos a la A uxiliadora.
Este año las fiestas han revestido especial so
lem n idad. E l n uevo activísim o d irector D . José
A ldan a quiso que fu esen como un hom enaje
de acción de gracias por la declaración de la
heroicidad de las virtu d es del V . D . Bosco, idea
que f u é acogida con gran en tusiasmo. E n las
m isas celebradas por ilustres personalidades
del clero las com uniones fuero n in u m erablcs.
L a misa solem ne a grande orquesta oficiada por
el S r . A rcediano de la C atedral D on D iógenes
V aras, f u é cantada por un n u m eroso coro de
socias de la A rch icofrad ía, pues ellas a nadie
quieren ceder tal honor. Por la tarde 3000 p er
sonas, los E x-alu m n os y nu m eroso clero fo r
maron en procesión, presidida por M o ns. M a
nobrera, recorrien do las calles engalanadas con
guirnaldas y ban deras; en las aceras hacía ala
num eroso p ú blico que aclam aba con delirio a
M ar ía A uxiliadora.
T er m in aro n las fiestas con el solem ne T e
D eum, dejando en todos im borrables recuerdos.
M A N I L A { F ilipin as), — E l día 1® de julio
se ben dijo en un establecim ien to oficial, un d o r
m itorio para estu dian tes o em pleados, con c a
pacidad para 100 cam as, que por m érito de un
celoso C ooperador Salcsía n o, ha sido titu lado
d e M aría A uxiliadora.
E n dicho día se en tronizó prim eram en te la
im agen de M aría A uxiliadora y luego la del
Sagd o. C orazón de Jesús, celebrán dose dos

m isas una en h on or del Sagd o. C orazón y otra
en honor de M a r ía A uxiliadora. L a en tron iza
ción de Jesús y de M ar ía estuvo a cargo del
D irec tor Esp irit u al del establecim ien to, M o n s.
C esar M . G u errero.

GRACIAS
DE MARÍA AUXILIADORA

B a r c e l o n a {España). — H ace tiem po, estando
m i m adre m u y delicada y h abien do declarado
los m éd icos que su estado era de extrem a gra
vedad, le sobrevino un fu erte ataque con unos
•dolores ta n agudos que m e h icieron tem er por
su vid a.
L le n a de fe y confian za en M ar ía A uxiliadora,
puse una im agen de la V irgen debajo de su a l
mohada e in m ediatam en te los dolores se cal
maron y m i m adre recobró por com pleto la
salud.
O btenida la gracia m e olvid é de p u blicarla
según había prom etido y u n nuevo favo r de la
V irge n m e obliga a reparar m i ingratitu d para
tan buena M ad re.
E ncon tróm e postrada en cama con una fiebre
persisten te y por fin el m édico dijo que te n dría
que hacer el a n álisis de la sangre, pues tem ía
que se tratara de una in fecció n.
L le n a de angustia m e acord é de m i mal co m
portam ien to con M ar ía .A uxiliadora y , su p licá n
dole m e perdonara, le pedí m e alcan zara la salud
si era con form e a la volu n tad de D ios, p ro m e
tiendo p u blicar la gracia y hacer una lim osna
para el T e m p lo del T ib id ab o.
¡C u á l no sería m i asom bro y el de los m édicos
al ver que al día siguien te la fiebre había cesado
y a los cuatro días estaba com pletam en te buena 1
D oy gracias a M aría por su bondad y cu m plo
lo prom etido.
3 1 de julio de 1927.

Idem. — H acía m uchos años que sirfría graves
ten taciones, escrú pu los y ansiedades de con
ciencia y no sabía como librarm e d e ellos, a
pesar de pon er en práctica los m edios q u e me
sugerían.
Pero he de con fesar con grandísim a satisfacción
que desde el día en que la capilla de la visita do
m iciliaria de M ar ía A uxiliadora empezó a en trar
en m i casa y yo m e encom en dé a ta n buena
M ad re, bajo ta n sim pática advocación, ha ido
desapareciendo todo aquel n ublado, gozando de
una paz de conciencia, como nu nca había e x
perim entado.
J u lio 19 27.
U n a devota.

1

í

7 13

C órd o b a (A rgen(in a) — N ueva iglesia salesinna en el barrio de S a n V ícen fe.

Sevilla (Espafia) — £1 paso de M aría AoxUiadwa 7 preúdenda de la procedóo.

5‘4
PAySANDU (U ruguay). — H allán dose m i h e r
mano H éctor en gravísim o estado de salu d, nos
arrodillam os a los pies de M aría A uxiliadora,
pidién dole que por in tercesión del V b le. D on
Bosco le concediera la salud y em pezamos una
N oven a con este fin prometiendo una limosna
y p u b licar la gracia.
Su m am en te agradecida a ta n buena M ad re
y al V b le. Juan Bosco cu m plo lo prom etido,
pues al cuarto día de la N ove n a m i hermano
se encontraba fuera de peligro y hoy goza de
perfecta salud.

1® J u lio de 1927.

M . L . F a v r e.

V' a l b n c i a (Espatía). —

E n con trán dose mi
esposo desde m uchos años delicado y sufrien do
en N’arias ocasiones ataques de reuma agudo,
no hallan do m ejoría cu medios h u m anos, se
encon traba su m am en te decaído de ánimo.
L legó en esto el m es de mayo y acudí a M aría
A uxiliadora, pidién dole con fervo r su restable
cim ien to, prom etién dole al m ismo tie m po dos
velas, una m isa y publicar la gracia. G ra n d e fu e
la mejoría que se obtuvo; pero como por mi
parte no cu m p lí lo prom etido, recayó de nuevo,
no pareciendo sino que la V irgen me avisaba
de mi descuido.
V olví de nuevo a invocar su socorro y hoy,
gracias a M aría A uxiliadora, se encuen tra m ejor
que nunca. Con alegría cu m plo m i promesa y
pido a M . A uxilia dora que nunca m e abandone.
29 mayo 1927.

A n g e l a Pé r e z .

Dan fambíén gracias a Marta Auxiliadora:

B a r r u e l o (Falencia). — Enriqueta F ierro,
por especiales favores recib idos envía una li
mosna al San tu ario de V aldocco.

T

C a i i (C o lo m b ia).— J u a n a B t a . F igueroa Vda.
de C a n tillo, por haber salido con vid a de un
gravísim o accidente de autom óvil. — Aureliano
C a z as C uevas, Rubén O rozco, M igu el V . Perea,
envían una limosna en acción de gracias por
beneficios recibidos.

C a ss á d e l a S e l v a (Españ a). — M . E . m uy
agradecida por dos favores obtenidos de la V i r
gen A uxiliadora envía una limosna para una
m isa y otra para el San tuario.
ClEZ A (España). — Dolores Iglesias, p o r la
salud de su sobrino y envía una lim osna.

L a b a t e c a (Colom bia). — M a r io Dolores B e rmudez, J osé Antonio S alcedo, A n a J oaquin a
P a r r a , Rosario de P a rra , Eugenia M endoz a,
F e lip a M . de D ia z , Dolores Rincón, A lfredo R a
món, J u lio Torres, Laureano M o r a y C . L . B . y
envían una lim osna.
L o s A n g e l e s (Estados U n idos). — E . Pimentel,
agradecida por el alivio de su nietecito, envía
una limosna para las M isio n es.

M o r a l e s (Colom bia). — E ladio Gamboa, C a
simira Velasco, M a r í a L ibr ad a de N ú ñ e z , J u li á n
Velasco, Teodoro Lópe z , C asimira V illegas y
Custodio M . G . V illegas, dan gracias y envían
una limosna.
M o r e h a ( M éjico). — M anuela S ansón de
G a rc ía , por varias gracias recibidas. — L . M . P .
por haber obtenido alivio en graves y largas
dolencias.

T a r r a g o n a (Espa ñ a). — Consuelo M a teo de
Vernet, da gracias a M aría A uxiliadora y envía
una lim osna.

A d í a (Españ a). — N icasia D elgado por un
favor recib ido y e m ía una limosna.

V a g u e s ( A rgen tin a). — C a t alin a Pellegrini de
C an tarini, por haber obtenido, la salud y fe l i
cidad de una persona de fam ilia que se encon
traba en trance d ifícil.

B a ñ ó l a s (Españ a). •— C . F . m u y agradecida
por señalado favor recibido, visita el San tuario
de M aría A uxiliadora, haciendo celebrar una
m isa y en trega la' limosna prom etida.

V a l e n c i a (Espa ñ a). — M . E . M . — A gradccísim o a los favore.s de M aría A uxiliadora
envía una lim osna. — F rancisca Urgellés, envía
una limosna por favor recibido.

B a r c e l o n a (Espa ñ a). — U n devoto, por haber
visto su porven ir, q u e estaba en peligro, asegu
rado. — C arolina B i a l de B avier a , por haber
dado a lus feliz m en te, con tra toda esperan za.

V e l e z B l a n c o (Españ a). — M a ría S . de L a r a
envía u n a limosna para la O bra Salesian a en
acción de gracias por los favores recibidos de
M aría A uxiliadora.

N o podemos menos de adm irar los rasgos de caridad heroica de los S an tos y en nuestro corazón
surge e l propósito de la imitación. Procuremos que ésto no sea solamente un vano afecto del corazón
sino propósito efica z y apenas se nos presente la ocasión mostrémonos sensibles y socarramos a nuestro
prójimo necesitado.
V b le. D o n B osco.

i

B U E N O S A I R E S ( A rgen tin a) - D í a d e l
P o n f íB c e . — E l j de Ju lio de 1927 señala u n día
de gloría, de alegría y de in tensas emociones,
porque es la fecha en la cual la O bra de D on
Bosco, con m emoró solem nem ente el D ía dcl
Pon tífice, reunie ndo en derredor dcl represen
tan te de! Papa, el Exe m o. Se ñ o r N u n cio M o ns.
D r. F elip e C ortesi, A rzobispo de Sirace, a miles
de n iños que entonando him nos de jú b ilo, daban
al vien to las ban deras de la patria y del Papa,
por las calles de Buen os A ires.
E l acto de la M isa y C om u n ión general ce
lebrada en el clásico O ratorio F estivo Sa n F ra n
cisco de Sales, el prim ero abierto en el con ti
nen te am ericano, f u é gran dem en te consolador.
Patios, iglesia, corredores, todo resultó chico
ante la enorm e concurrencia de h ijos del p ro
letariado y del pueblo.
L as com uniones d istribu idas por cl Exem o.
Se ñ o r N u n c io fueron in acabables y como él
mismo dijo, parecía que ios ch icos brotaran de
la tierra, ¡ta n tos eran!
1 erm inado el acto religioso, el represen tan te
del Papa se dirigió al C olegio Pío I X en donde
la niñez de D on Bosco y represen taciones n u
m erosas de E x-alu m n os de D on Bosco, trib u
tarían el H omenaje a ¡ P a p a .
E l día era fr ío , lluvioso. Llegado a la puerta
prin cipal del C olegio, el Exe m o. Se ñ o r N u n cio
encon tróse con el espectáculo de los batallones
de exploradores y gim nastas de los C olegios,
que llegaban de varios pu n tos de la ciudad;
can tos, toq u es de corneta, vivas, aplausos, m u
chos colores, sobresaliendo' cl azul, am arillo y
blanco, que anim aban el am bien te y constitu
yeron la nota m ágica, que el estado at m osférico
no pudo em pañar o desteñ ir en lo m ás m ín im o:
al sol radia n te y al cielo az u l, su plían los ideales
superiores y las almas cán didas de tan tos niños,
bendecidos por el Se ñ o r N u n c io.
E l desfile parecía in term in able y correspondió
a la sign ificación d el acto que se tribu taba al
Padre com ú n de los fieles.

En el Colegio Pío IX.
A rcos de t riu n fo , escarapelas, banderas y
gallardetes matizaban e! am bien te por dentro
y p o r fu era; una masa com pacta de n iños, b a
tallones de gim nastas con sus cam isetas blancoazules y pan talones blancos, ios exploradores,
el pequeño clero q u e trazaba largas lín eas hasta
el m agnífico palco y altar levan tados al efecto,
allá al fo n d o, cerca del gran tem plo, las C o m
pañías del C olegio con sus colores v ivos: verde.

colorado, az u l, amarillo etc.; am plio rectángulo
lleno e im ponen te de E x-alu m n os, form aban
u n cuadro polícromo realmente llam ativo; arriba,
abajo, a los lados y a lo largo de los pórticos y
por todas partes, dom in aban los colores más
queridos y m ás sim páticos para los argentinos
y católicos.

La entrada del Señor Nuncio.
Im agin e el lector a cuatro o cinco m il niños;
a cien tos y cien tos de personas qu^ agitan pa
ñ uelos, ban deras, som breros q u e aclam an y
aplauden; figúrese o ir varías ban das y charangas
que tocan al m ismo tiem po: este f u é el recib i
miento al Se ñ o r N u n c io: solem ne, ín timo afec
tuoso, como el que m ás.
O cupados los puestos respectivos por el Se ñ or
Inspector Pbro. Jorge Se r ié ; p o r el Se ñ o r Pre
siden te del Secretariado Regio nal D . José Z .
F errecio, por la benem érita C o m isión de las
Señoras C ooperadoras Salesian as y por los Pre
siden tes de los C en tros de E x-alu m n os, todos
de pié, f u é coreado por la m u ltitu d, el him no
N acion al y luego la banda del C olegio Pío I X ,
tocó la vibra n te m archa Pontificia.
H abló y f u é m u y aplau dido el D r. Juan B.
Podestá, Secretario del Secretariado N acional
de los Ex-d lu m nos de D on Bosco y Presidente
del C en tro Sa n F ran cisco de Sales, expresando
con sen tim ien tos profu n dos, cl afecto al San to
Padre, que em barga a todos los que form an la
O bra de D on Bosco y a los E x-alu m n os en espe
cial manera.
U n niño del C olegio Pío I X , habló en nom
bre de todos los alu m nos presen tes y otro niño
del C olegio L eó n X I I I , lo hizo recordando que
allí se había festejado por vez prim era el D ía
del Pon tífice.
E l Se ñ o r Inspector, P. S e r ié , hizo a su vez
breve y jugoso discurso, ofrecien do al Se ñ or
N u n c io, las 7.500 liras, que representan los
7500 n iños de esta Inspectoría d e Sa n F rancisco
de Sa les; recordó el acon tecim ien to histórico
de las 55 liras enviadas por los n iños oratorianos
d e T u r í n a Pío I.X, cuan do su destierro en G aeta
y para p erpet u ar am bos acon tecim ien tos le
ofreció el opúscu lo de las Lecturas C atólicas, dé
Ju lio , titu lado: ñ l Pon tífice y Don Bosco en el cual
se narran varios anécdotas de D on Bosco y el
Pap a, y agradeció al Sa n to Padre, vivam en te em o
cionado, porq u e había declarado la heroicidad
de las virt u d es de D on Bosco.
H abló d esp u és el S r . N u n cio.
Estab a em ocionado, con ten to, satisfecho: re-

?i6
cordó a D on Bosco, a los prim eros m isioneros,
a los Salesianos actuales, a la benem érita C o '
misión de Señ oras C ooperadoras, a ios E xalu m nos, al Se ñ o r Inspector; para cada uno pid ió
un viva, al que respondieron en form a atrona
dora y a manera de eco, dada la distancia en tre
los prim eros y los últimos m anifestan tes, m i
llares de voces.
Por último im partió la Ben dición Papal a todos.
L a lluvia que hacía rato am enacaba, cayó re
pentina y fuertem en te, sobre el magnífico palco
y la abigarrada m ultit ud de m anifestantes y en
tre cantos y aclam aciones el Se ñ o r N u ncio ocupó
el auto m óvil de n uestro Presiden te, S r . José Z .
F erreccio, quien sin tióse gran dem en te honrado
al llevar el represen tan te del Sa n to Padre al
Palacio de la N u n ciatura.
E l auto debía pasar len tamente en medio de
tan tos y tantos niños, que la lluvia no conseguía
desalojar: el espectáculo de la en trada se repitió;
las escenas de cariño hacia el N u n c io, se m u lti
plicaban; notas instru m en tales, can tos, atrona
dores aplausos; agitar de ban deritas; rostros
llenos de alegría y emoción; ojos vivos y ex p re
sivos, manos que se ju n taban para aplau dir; los
h ipp! h ip p! h u rrá! y los raj! raj! raj! pusieron
el sello final, al herm oso, i n olvidable y sign ifi
cativo acto de amor, ofrecido a N u estro Sa n
tísim o Padre el Papa.
IV I V A S . S . PI O X I!
B U E N O S A I R E S ( A rgen íin a). — P e q u e ñ o
C o n g r eso d e l S gd o . C o r a z ó n d e J e s ú s , como
a c to d e adh esió n a l V I I C o n g r eso S a lesi a n o
e fe c t u a do e n B e lé n . — C o n gran fervor y se
riedad dignos de todo encom io, se celebraron
las distin tas Asam bleas de este C ongreso, que
se desarrolló duran te los dom ingos del mes de
ju n io V que se clausuró solem nem ente el día
3 de ju lio. U no de los días fu é dedicado a los
alu m nos del C olegio y otro a los Ex*alu m nos.
E n la 5ei7o'n de ins alumnos se estudiaron los
siguie n tes tem as:
1®. — Escasez de obreros evangélicos, con las
siguien tes conclusiones:
1. Q ue obedeciendo a la in dicación de N . S .
Jesucristo se difu n da la oración por las V oca
ciones eclesiásticas.
2. Rodear do respeto y veneració n al Sac er
dote; y no perm itir que se hable m al de ellos,
segú n la n \ áxima de nuestro V b le. P. D . Bosco:
« D e los Sacerdotes o hablar bien, o sino c a l la r».
3. Im pedir que se moleste con brom as a los
com pañeros que den alguna señal de vocación.
4. F o m en tar la obra de M aría .Auxiliadora
para las vocaciones eclesiásticas.
2®. —“ L a Vocación, con las siguien tes con
clusiones, propuestas por la C om pañ ía del S a n
tísim o:
F avorecer el desarrollo de las vocaciones con
el espíritu salesiano, que se obtiene:

a) C o n el m u tuo b u e n ejem plo, el respeto
a las cosas san tas, y a aquellos n iños que cono
cemos ten er aspiraciones grandes.
b) C o n una conducta don de resplandezca
la modestia cristiana en las palabras y acciones.
c) C o n un santo em peño en im p ed ir en el
colegio cualquier cosa que puede em pañar el
brillo de la virt u d de la pureza, que deben c u l
t iva r con esm ero todos los niños.
d) Pidiendo al Se ñ o r con oraciones, com u
niones fervorosas y actos de virt u d el aumento
de las V ocaciones.
3®. — L as Misiones, con las siguien tes con
clusiones, propuestas por la C om pañ ía del A ngel
C ustod io:
1 . L a lectura- y difusió n de la Ju ve n t u d M i
sionera, y del Bole tín S alesiano.
2. B uscar socios que den su nom bre a estas
obras salesianas.
3. O frecer en favor de las m isiones fervie n tes
oraciones, com uniones y otras prácticas de p ie
dad.
4. C ooperar ta m b ién m aterialm en te a las m i
siones con donativos de dinero y de objetos.
L a tercera sesión del Congreso f u é reservada
a los Antiguos Alumnos, que discu tieron los s i
guien tes tem as:
1® — Formación del carácter cristiano, con
las siguien tes conclusiones:
I. In tensificar la enseñan za del catecismo y
el conocim iento de las razones que fu n dam en tan
la Religión por medio de:
o) H ojas, folletos, lib ros, periódicos.
b) C lases de catecismo para niños y jóvenes
oratorianos y cursos de A pologética y Sociología
C ristian a para ex alu m nos.
II . A v iva r por la em ulación el espíritu de
piedad en tre los ex alu m nos del C en tro, fijando
para la com unión m ensual el tradicion al prim er
dom ingo de mes.
I I I . Propagar la Buena Prensa y la obra de
las vocaciones eclesiásticas.
a) Su bscrib ién dose al folletín dom in ical del
diario « E l Pueblo ».
b) Interesan do a los ex alu m nos en la obra
de M aría A uxiliadora, para las vocaciones ecle
siásticas.
2®. — Apostolado del ex alumno en medio de l
mundo.
1. V isitar a los ex alu m nos enferm os.
i l . V en cer el respeto humano.
I I I . F rec ue n tar los Stos. Sacram en tos.
3®. — L as Misiones, con las siguie n tes con
clusiones:
I. H acer conocer por los medios dispon ibles
la labor de las m isiones, pudien do los que asi
io deseen su bscribirse al « Boletín S alesiano *
y a la v J uven t ud M isionera *.
II . E n vista de que los m isioneros se acuerdan

? ‘7
en sus oraciones, diariam en te, del E x alu m no,
rezando u n A ve M ar ía, correspon der en la m isma
form a por la prosperidad de las m isiones.
I I ! . C ostear una Beca por el presen te año en
el Sem in ario de Bern al y cuyo coste asciende
a $ 240. Para tal fin resolvióse colocar en la ca
p illa del C olegio una alcancía en la que los se
ñores ex alu m nos depositarán su óbolo generoso.
L I M A (Perú ). — E l p e q u e ñ o C o n g r eso d e l
S gd o . C o r a z ó n d e J e s ú s y las fí esf as con m e
m or a tivas d e l C e n t e n a r io A lo isi a n o . — Estos
dos acon tecim ien tos dieron lugar a una serie de

con una concurridísim a C om u n ión G e n eral y
alegres fiestas en honor del San to.
E l día 25, se verificó la Asam blea de los e x
ternos, cuyos tem as versaron sobre el C orazón
de Jesús en sus relaciones con el Perú, con las
M isio n es, con Sa n L u is y con la C om u n ión
frecuen te.
E l día 24 de ju nio clausuróse solem nem ente
el C ongreso con una H ora S a n t a de adoración
ante el San tísim o y con un acto literario m usical
dedicado a D on Bosco y a su tercer sucesor
Rvd m o. D . F elip e Rin aldi.
E n honor de Sa n L u is, se prom ovió un C er-

B uenos A ires ( A rgen iín a) — C elebran do el dia del Pontífice.

actos solem nes y con m ovedores, q u e salesianos
y alu m nos qu isieron dedicar al S r . Inspector
Rvdo. D . L u is J. Pedemon te con motivo de su
onom ástico.
E l lunes 20 de ju n io se celebró la prim era
Asamblea G eneral presidida por el lim o. M o ns.
C arlos G arcía Irigoyen, obispo de T r u jillo .
E n tre can tos, discursos y com posiciones se d es
arrollaron los tem as: Form ación Espiritu al —
C en tenario A loisiano — C ó m o las C om pañ ías
deben con d u cir a Jesús — E l C orazón de Jesús
y las V ocaciones religiosas y sacerdotales. D u
rante esta sesión el S r . O bispo de T r u jillo p ro
nunció un elocuen te y fervoroso discurso de
adm iración y alaban za a la O bra de D on Bosco.
E l día 2 1 , fiesta d e Sa n L u is, f u é señalado

tamen literario aloisiano, con tres categorías de
tem as según la capacidad de los concursan tes,
hacién dose la proclam ació n d e los prem iados
el día 2 de ju lio.

AL VUELO
A S U N O Ó N {Pa ragu ay). — Para la J orn a da
M ision a l celebrada en agosto < E l O ratorio * de
A su n ció n organ iz ó dos concursos entre los niños
y estudian tes de aquella n ació n: U n o de com
posiciones sobre asu n tos m ision eros y otro de
mapas q u e deberán represen tar el C haco Pa-

í

?i8
raguayo con los pun tos de M isió n Salesia n a, y
los dem ás cen tros de m isión de A m érica del
S u r , A frica, Asia y A ustralia.
B U E N O S A I R E S { A rgentina). — E l C olegio
L eó n X I I I , que concurrió con d iversos trabajos
de sus talleres-escuelas a la E xposición In ter
nacional de F ilad elfia, ha m erecido el gran pre
mio de honor con medalla de oro. H onrosa distin
ción que habla m uy alto en favor de nuestras
Escuelas Profesionales de la Rep. A rgen tin a.
Idem. •— E n tre los alu m nos de los años n a
cionales (Bachillerato) ha surgido una Sección
C atequística, encargada de enseñar a los niños
del O ratorio de Sa n F rancisco de Sales, las
prin cipales verdades de la fe cristiana, d irigir
los juegos y asistir a los niños en los diversos
actos del horario dom in ical.
Para poder cu m p lir con estos fin es se reúnen
todos los sábados, recibien do de su D irector
una breve explicación de lo que se debe enseñar
el dom ingo y de las diversas ocupaciones a que
cada uno te n drá que atender.
Ide m .-— E l día 17 dcl pasado ju lio se verificó
en el C olegio Pío I X un sim pático acto de adhe
sión de cariño y de gratit ud hacia el Coadjutor
S alesiano, Don Enrique Bo t t a , que ha cum plido
los cincuen ta años de enseñan za profesional en
la prim era escuela de C arp in tería fu n dada por
los salcsianos en A m érica.
C erca de un m illar de apren dices h abrán re
cibido dcl buen hijo de D on Bosco educación
e instrucción téc n ica y por eso m uchos de ellos,
agradecidos, han querido en esta ocasión d e
dicarle un sentido hom enaje, figuran do entre
ellos constructores, arqu itectos, obreros, p a
tronos, jefes de taller, en am igable com pañía,
honrando al h u m ilde y abnegado religioso, que
les d irigiera en sus prim eros pasos profesionales.
D esde la m isa de com unión hasta el acto
literario con que se cerró la jornada, todo el día
trascurrió en medio de la m ayor alegría y en
tusiasmo.
E l Boletín S alesiano al u n irse al hom enaje
pide al D ueño de la mies que envíe a la C o n
gregación m uchos buenos C oadju tores, ya que
ta n im portan te es la labor que D on Bosco les
confía.
Idem. —- E l día 22 del pasado m ayo, e l S r .
Arzobispo de Buenos A ires, F r . J osé Bottaro
consagró, en el T e m p lo de Sa n C arlos dcl C o
legio Pío I X , a cuatro nuevos sacerdotes salesianos,
visitan do después por vez prim era el próxim o
O ratorio de Sa n F rancisco de Sales, en medio
d c l m ayor regocijo y en tusiasmo de los O ratorianos a quienes ben dijo efusivam en te.
C I U D A D E L A {España). — E l día 26 del
pasado ju n io celebró su Prim era M isa, en la
Iglesia dcl C olegio Salesian o, el antiguo alu m no
del m ism o, Rvd o. D . José C aste ll, desarrollá n

dose una fiesta altamente con m ovedora y sim
pática. C an tó las glorias del sacerdocio en ge
neral y del sacerdote salesiano en particu lar el
antiguo maestro del n uevo presbítero, actual
D irec tor dcl C olegie, Rv d o . D . G ustavo M as.
C Ó R D O B A { Argentina). — E l día 29 de
ju n io, fiesta de San Pedro y Sa n Pablo, se ce
lebró en el local colegio salesiano con gran so
lem nidad la fiesta del P a p a . L os actos religiosos,
d uran te los cuales ensalzó las glorias del Pon
tificado Romano el Rvd o. S r . Inspector D on
José Bonetti, y el acto académico de la tarde,
organiz ado por los exalu m nos, resultaron b ri
llan tísim os.
C U E N C A {Ecuador). — E n el pasado Ju nio
pu do inaugurarse en el San tu ario de M aría A u
xiliadora una magnífica portada de mármol, tra
bajada por artistas ecuatorianos y costeada ín
tegram en te por la florecie n te C asa, Sucesores
de M . D elgado e H ijos, exportadora de som breros
de Jip ijap a, prin cipal in d ustria de la Región.
E N S E N A D A { A rgentina). — E n el C olegio
Sta. T eresa, de las H ijas de M ar ía A uxiliadora
se realizó con gran de éxito el día ; o de ju nio
un Congreso en honor del S gdo. Cora zón de J esús,
como adhesión al celebrado en B elé n (Palestina).
S e dió especial im portancia al tem a de las m i
siones.
F O R T A L E C I L L A S { C olom bia). — H abiendo
sido destruida por mano del tie m po la antigua
capilla dedicada a M ar ía A uxiliadora en este
risueño y pin toresco caserío, sus habitantes
siem pre generosos e hijos devotos de la excelsa
Rein a, d esp u és de haber conservado la bella
im agen en una casa particular, en el espacio de
dos m eses, por medio de rifas, don ativos, etc.
levantaron una hermosa capilla nueva, q u e se
inauguró el día 9 de ju lio, con grande fervor y
en tusiasmo.
F O R T I N M E R C E D E S {Pa t agonia-A rgen tina). — E l día 2 de ju n io se celebró una gran
fiesta en honor del S agrado Cora zón de J esús,
que f u é coronada con la proyección de la gran
diosa pelícu la del C ongreso E ucarístico de C h i
cago. E l día 29 del m ism o mes se celebró la
fiesta del P a p a y como recuerdo de la misma
se sacó una fotografía de todo el personal de la
C asa, form ando el escudo pon tificio. Sen tim os
no haberla recib ido para poderla rep ro d u cir en
estas colum nas.
P A N A M Á . — C o n bases sólidas se ha reor
ganizado la Unión de Ex-alumnos S alesianos de
esta generosa Rep ú blica, eligien do, el día 17
del pasado ju n io, nueva Ju n ta D irec tiva. H an
creado adem ás una sección de catequistas que
se dedicarán a la enseñan za del catecismo en
el O ratorio F estivo.

519
P A R A G U A Y . — L o s valientes Exploradores
paraguayos « D on B o sc o », que el pasado año
m aravillaron al m u ndo recorrien do a pie las
cien leguas que separan las ciudades de E n car
nación y A su n ció n se han superado a sí mismos
el presen te año, recorrie n do a p ie u nas 150 le
guas de la parte m ás leja nas de la Rep ú blica,
atravesando selvas m ilenarias y recorriendo
parajes in hospitalarios, con una m archa tan
llena de espíritu que constit uyó el asom bro de
cuantos saben las dificultades vencidas p o r los
anim osos m uchachos, alegres y satisfechos, fieles
a su gran lem a de D ios y P a t ria . L a excursión,
que se efectuó en enero del presen te año, fu e

T X JC U M Á N { A rgentina). — E l día 15 del
pasado ju lio, los C olegios Salcsia n os « T u lio
G arcía F e r n á n d e z » y < G eneral Bclgrano » ce
lebraron una solem ne J o r n a d a M isionera en
honor de Sa n F rancisco Sola n o, Patrono de
aquella Inspectoría. E n dos anim adas sesiones
se discutieron los siguien tes tem as: Cooperación
material a las M ision es — C ooperación esp i
ritual — V'ocaciones M ision eras. S e adoptaron
p rácticas conclusiones.
U R U G U A Y . — E l S r . D . C arlos D u p ré,
exalu m no salcsiano, ha sido elegido presidente
de ¡a Federación de la J uven t ud C a tólica del U -

V ied m a (A rgen tina) — E l nuevo sacerdote salesiano viedraense, D . L u ís Sa v ío li. rodeado de sus parientes.

dedicada, como hom enaje al lim o. S r . O bispo
M o ns. Juan S . Bogarín en su 32® año de ep is
copado.
Q U I T O {Ecuador). — E l O bispo salesiano
Mons. Comín, V icario A postólico de las M i
siones de M é n d e z y G u alaq u iz a, ha sido m uy
obsequiado en un vja je de propaganda que hizo
a Q uito, Rioba m ba y G u ayaq u il, en el pasado
m ayo, pudien do com probar en todas partes el
en tusiasmo e in terés crecien te que despierta
la idea de las M isio n es.
S A N T I A G O de C hile. — G ran diosa y solem ne
fi l é la fiesta que los E x-alu m n os del C en tro
« C a m ilo O rtú z ar» celebraron el día 29 del
pasado m ayo y que ellos llam an el D í a del
Colegio. A sistieron m ás de 300 y los actos
fueron realzados con la presen ica del lim o. S r.
O bispo M o ns. E d w ards, q u ie n ensalzó gran de
mente la O bra d e los E x alu m nos, presen tán
dola como un modelo de educación post-escolar.

ruguuy. Y es ya el séptim o ex alu m no salcsiano
que llega a dicha presidencia, testim onio elo
cuente de la fec u n d idad que ha logrado en el
U r ugu ay la O bra Salesian a y d e la eficacia ed u
cativa del Sistem a de D on Bosco. ¡ A l elegido
y a todos los de m ás ex alu m nos urugu ayos, la
m ás cu m plida en horabuena!
V I E D M A {Pa tagonia-A rgen tina). — Con
gran regocijo y participación de un gran número
de feligreses cantó su Prim era M isa , el día 29
d e ju n io, el jove n sacerdote salesiano V ied m ense,
D on L u is Sav io li, que í u é despu»^ objeto de
u n cariñ oso hom en aje, en el que tomaron parte
los p adres y parien tes del m isacan tano. los su
periores salesianos, los alu m nos y gran número
d e exalu m nos y am igos de la O bra Salesiana.

N o dejemos nunca de oir ¡a palabra de D ios en
los días festivos.
Sa n F r a n c i s c o d e S a l e s .

520

Dña. Luisa Roca de Pagliere.
A la edad de casi 07 años y en el día de su
San to protector, en tregó su herm osa alma al
C riador esta anciana ta n apreciada en el barrio
de A lm agro (Buenos A ires) y tan llorada por
cuantos la conocieron.
C o n trib uyó con su esposo D . José Pagliere
a la construcción de la Iglesia M a t er M ise r icordiae o Iglesia de los Italianos, la prim era
oRciada por los H ijos de D on Bosco a penas
llegaron a A m érica.
S u alm a, naturalm ente buen a, recibía cons
tantemente de ia fe cristiana y de las prácticas
religiosas como una nueva lu z y hermosura que
en noblecía toda su vid a refleján dose en todas
sus palabras y actos. Pues en todo momento era
ella igual a sí m ism a, sencilla y m agnán im a, h u
m ilde hasta la pobreza cristian a, pero generosa,
despren d ida y noble como una reina.
N o es posible ad ivin ar el nú m ero y cantidad
d e donaciones hechas a fam ilias particu lares e
instituciones sin que su piera la m ano iz quierda
lo que hacía la derecha; pero recordam os entre
otras el altar de la Sagrad a F am ilia donado aún
en vid a de su finado esposo D . José Pagliere,
y en tre otras Instituciones el « H ogar del N iño
las V icen tin as, tres C olegios de religiosas y el
Patronato de la Infancia. U ltim am en te, hará
algo m ás de un año, sorpren dió a todos con
una resolución m agnán im a. Q u iso repartir en
vid a la m ayor parte de los bienes que le queda*
ban, y su po hacerlo con u n tino y equidad e x
quisitos recordando no sólo a los parien tes sino
a otras personas que sólo conocía como nece
sitadas. A quien le expresara su extrañ ez a, le
contestó: E s una cosa buena; D ios m e lo ha ins
pirado, y lo he hecho. Palabras que revelan a
la par un carácter y un san to program a de vida.
M ás poco tie m po d esp u és de esa repartición
parccicn dolc que aún le quedaba m ucho, quiso
hacer n uevos donativos a instit uciones p arti
cu lares. Puede decirse con verdad que su alma
noble vivió siem pre despren d ida de las cosas
de ia tierra y que en ella se han cu m plido a la
letra estas palabras d el E vangelio: < D ad y se

os d ará. Bien aven turados los pobres volu n tarios
que vive n despren d idos de las riqu e z as, por
que de ellos es el reino de los c i e lo s».
E l día d e C orp us, m ien tras se preparaba d e
votam en te para recib ir la San ta C o m u n ión , f u é
sorpren did a por un m alestar. C o n fortada con
los S S . Sacram en tos y la Ben dición Papal, f a
lleció tras breve enferm edad el día 2 1 , festivid ad
de su Patrono Sa n L u is G o n z aga. E l 22 fueron
sepultados sus restos en el C em en terio del O este,
previa m isa de cuerpo presen te en la Iglesia de
Sa n C arlos.
E l Bole tín S alesiano a! recom en darla a los
su fragios de todos los C ooperadores, pide al
Se ñ o r suscite m uchas alm as generosas que im i
ten sus ejem plos.

Recordad en vuestros sufragios a:
B a g é {Brasil). — So fía Silveria F on tes de
F on tes.
B a r a c a l d o (España).
G arro.

M aría Z u b eru de

C a l i (C olo m b ia). — Ju d i t M ar m olejo de Bejarano, Rem ed ios D u rá n .
CoNSTANTÍ (T arrago n a). — L u is S o lé C o ll.
L a b a t e c a ( C o lo m b ia).— San tos V elasco, N a
tivid ad Jaim es.
T u n i a (C olom b ia). —
M ar ía Ruiz F uen tes.

Q uin tana Sa n d oval,

V a l e n c i a (Espa ñ a). — José P u ig Boron at,
Juan Bta. Pascual, José A z n ar M ar t í, C onsuelo
G a td és, D uq uesa V iu da de G aeta.
C u e n c a (Espa ñ a). — G regorio de la T o rre .
V i l l a d e D o n F a d r i q u e (Españ a). — Blasa
Rin có n , A n ton io A roco.

¡ A y del que sigue solamente las reglas de pruden
cia mundana y descuida los asuntos de su alm a.
E n ¡a hora de ¡a muerte se encontrará con ¡a
más grande desilusión!
Sa n F r a n c i s c o d e S a l e s .

C o a ap ro 5 acM a d e la am foridad ec/estfs& ca.
C e m te s D . D O .M E N IC O G A R N E R I.
Eatableclm kDto T k , d e la S o d e d a d Editoro laterm adoaal . T o t e
C a ra o Ragima M a rgk e r it ^ tT 4.

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