BS_1893_06

Ficha

Título
BS_1893_06
Descripción
Boletín Salesiano. Junio 1893
Fecha de publicación
1893.06
extracted text
AÑO V m .^ N . 6.

Fablicacíón mensual.

JUNIO de 1893

BOLETIN SALESIANO

G uien r e c ib ie r e á un. n iu o e n m i
n o m b re , á m i m e r e c ib e .
(M

a

T H . X V I I I .)

Os re c o m ie n d o l a ñ in e z y l a j u v e n tu d ; c u lt iv a d c o n g r a n d e e sm e ro s u e d u c a c ió n c r i s t i a n a ; y
p ro p o r c io n a d le lib ro .j q u e le e n s e ñ e n á h u ir d e l v ic io y á. p r a c t i c a r l a v ir tu d .
(P ío IX.)
R e d o b la d v u e s t r a s fu e r z a s á fin
d e a p a r t a r & la n iñ e z y ju v e n t u d d e l a c o rr u p c ió n é in c r e d u li d a d y p r e p a r a r a s i u n a n u e v a
g e n e ra c ió n .
(L k o x X III.)

D IR E C C IO N en el O rato rio S ale sia n o

S U M .A U I O .

F iesta y m es d el Sagrado Corazón.
E l tem plo de M aría A uxiliadora.
La F e stiv id a d de M aría A uxiliadt)ra.
_ _
E sp añ a; U na v is ita á la G ranja Salesiana de S. Isidro.
E l Rev.mo Sr. D on R úa y los Salesiauos á lo s pies
de S. S. León X III.
E l Ilu strísim o Sr. D on L uis Lasagnu.
T ie iia S a n ta : A jilo Salesiano de la S an ta F am ilia.
F ra n c ia : L a O bra de Don Bosco en M outpellier.
Gracias de M aría A uxiliadora.
G enova: U na Conforcucia do Mons. Cagliem .
San F ie r d 'A ren a: L a jiarroquia Salesiaua do San
Cayetano.
Sam inario Salesiano de V alsalice.
E l P rín cip e D on A ngusto C zartoryski.
H isto ria d el O ratorio de S. F rancisco de Sales.
f

•. A f . ^

A A f.

CC€CCC<)CODOOI^^

FIESTA Y MES
DEL SAGRADO CORAZOS
Junio trae cada año invariablemente á
la memoria del pueblo cristiano el recuerdo del Sagrado Corazón de Jesús.
Le está consagrado este bendito m es;
esta es, pues, su devoción peculiar, esta
su espiritual cosecha.
La gran semana de Corpus ha sido su
prólogo. líTo se cerrarán los sagrarios, en
todas partes abiertos esos días, ni se qui-

B ebem os a y u d a r á n u e s tro s h e r m a n o s á fin d e c o o p e r a r á l a
d if u s ió n d e l a v e rd a d .
(111 S.

JCA X ,

8. )

A tie n d e é. la b u e n a le c t u r a , á la
e x h o r t a c ió n y & l a e n s e ñ a n z a .
(I T i m o t h . IV, 13.)
E n t r e la s c o s a s d iv in a s , la m á s s u b lim e , es l a d e c o o p e r a r c o n D io s
E l a s a lv a c ió n d e la s a lm a s .
(S. D io si.sio .)
E l a m o r a l p ró jim o , e s u n o d e
lo s m a y o r e s y m á s e x c e le n te s
d o n e s q u e l a d iv in a b o n d a d
p u e d e c o n c e d e r á lo s h o m b r e s .
(E l D oct. S. Eu.vxc. «lo Sales).

C alle de C ottolengo N. 32, T U R IN (Italia)

tarán del altar las luces y las flores, ni
menguará la concurrencia de fieles, como
abejas solícitas en amoroso zumbido en
torno de la colmena que guarda su miel.
H a concluido la octava del Santísimo
Sacramento, más es para dar lugar al
fervoroso mes del Sagrado Corazón.
¡ líl Sagrado Corazón! ¡Oh quó hermosa palabra y (pió licrmosísima idea
])ara herirle en lo vivo al mundo a ctu a l!
Pues ¿de (pió está cntermo todo ól sino
de tristísima y angustiosísima enfermedad del corazón?
D el corazón enfermo y coiTom])ido le
han venido todos los daños, y sólo por
la curación del corazóil se le deben todos
remediar.
Mucho sabe el mundo actual, mucho
lia investigado, mucho ha llegado á comXirender. Inventos lia realizado en ciii■cuenta años, que bastarían para enorgullecer á cincuenta siglos. Asombran sus
progresos; lo que fné ayer ]>a.smo de los
nacidos, queda hoy oscurecido por la última invención, que relega la novedad
del día anterior á la categoría de rancia
antigualla.
IMucho sabe el mundo a ctu a l. mucho
puede. Y, sin embargo, no es feliz.
Parece que D ios le i>ermitiera tal lujo

— S2 —
(le portentosos descubrimientos para ver
si así acaba de convencerse el muy vano
do que con esto solo no se logra la felicidad. ís i la de la otra vida, claro esta,
pero ni siquiera la miserable de la presente, que tan i)oca cosa es.
Eso ve, eso p alp a, eso le amarga con
<lolorosa experiencia, y sin embargo... no
le convence... So lo dicen elocuentes oradores, se l(» explican famosos libros, se
lo demuestran minuciosas estadísticas, se
lo comjn’ueban pavorosos sucesos... y sin
embargo... no lo convencen.
Es ípie su mal no esta en la cabeza,
(|U0 yerra ])or extravío 6 por ignorancia.
Su mal está en el corazón, qi;e ama el
error porejue le halaga.
Siendo a sí, importan, irnos, remedios
más que para la cabeza para el corazón.
A vileza de afectos, nobleza de afectos;
á groseros impulsos, elevados impulsos;
á terrenos ideales, divinos ideales; á feos
amores de lodo, hermosos amores de ciclo;
á ciego afán ])or lo (pie pasa y m uere,
vivo anhelo por lo que no ha de pasar
ni ha do morir...
El corazón del hombre fuó criado para
(pie con sus buenas obras so lo acabase
(lo labrar éste á imagen y semejanza de
su Dios. Y 6\ lo ha hecho en sentido inverso: ha empozado por hacerse Dios
suyo la vil materia, y luego ha puesto
to(lo su empeño en asemejarse á esta
grosera divinidad. A sí que, en vez de engrandecerse, todo su prurito ha sido, po(Iríamos decir, achicarse. ¡Cómo lo ha logrado y cuán eficaz le ha salido este su
loco afán! ¡Cuán pequeño y cuán raquítico ha logrado hacerse el hombre su propio corazón!
N o es ya su corazón como el de Dios,
á cuya divina semejanza estaba llamado,
pero ni siquiera como de mero hombre,
que por lo menos debía ser. ISfeoos que
hombro va resultando el hombre una voz
que llamado á celestial jícrfeccióii, ha desdeñado tomar por nivel d(' su talla moral la perfección del mismo Hijo de Dios.
Mas he aquí que eii los últimos tieml>os el divino Salvador, como pi^strer llamada á los corazones docadoiites, empobrecidos, envilecidos, se ha dignado
revelarlos nuis al descubierto las sublijuidados do su divino Corazón; ('omo si
le dijese Jesús al mundo: « Mira en tí
lo que eres, contempla en mí lo que debías ser. AvergUeuceto el contraste, y
sóate medicina tu proi>ia confusión. »

¿Salvará al mundo una generosa resolución suya en este sentido? N o lo sabemos ; pero entre tanto muchas almas, innumerables almas, han vuelto de nuevo
los ojos á ese celestial modelo de corazones para emprender en los suyos esta
obra regeneradora. La saludable reacción
empezó dos siglos há, sosteniendo al nacer valeroso combate con la herejía, señal
cierta de que el infierno veía con susto la
nueva bandera. V e n c ió , y hoy reina ya
sin contradicción en la Iglesia de Dios, y
es dado esperar que llegue á reinar un
día en el mundo; y que el popular estribillo de jim io
Corazón santo^
Tn reÍ7iarás,
venga á resultar verdadero canto profótico del pueblo de Israel, cautivo hoy en
el Egipto revolucionario, y afiinoso por
llegar luego á su libre tierra de promisión....
Las tendencias más pronunciadas en el
hombre de nuestro siglo son un orgullo
que sólo puede calificarse como merece
llamándole satánico; un egoísmo tan brutal, que j)odría decirse verdadera idolatría del yo ; y todo esto no reconocido
como defecto ó fiaqueza hum ana, sino
elevado á doctrina, formulado como sistema, condecorado con el pomposo nombre de filosofía, llamado 2>ositivismo. Positivism o, es decir, el culto de lo material,
do lo rastrero, en oposición á toda elevación del espíritu, de toda tendencia, de
toda esperaii;ía que no se refiera á lo que
se palpa con las manos y s(^ goza con el
cuerpo, el suicidio del alma, que se quiere
se asfixie á sí proi)ia, negándose sistemáticamente lo que constituye su único
aire respirable, lo sobrenatural... ¿ Quién
no lamenta este general decaimiento de
los corazones, ese rebajamiento del carácter que aun en lo bumano hace tan
raros los ejemplos de abnegación y de
sacrificio, tan comunes en los siglos de
fe? Nimca como hoy se tuvieron á sí
X»ropios en tanta estima los hombres, y
nunca como hoy fueron tan poca cosa.
Nunca como hoy se habló de -patriotismo,
y nunca auduvieron tan escasos los sacrificios por la patria. Nuncja fu é tan común el vivir á costa de ella, como nunca
fué tan raro el morir i)or ella. Nunca
como hoy se blasonó de dignidad y de
consecuencia, y nunca como hoy fueron

d i

— S3 —
tantos los enTÜecidos y los inconsecuen- quiere realizar por medio del Corazón
tes. ííun ca como hoy se ensalzaron los sacratísimo de su Hijo Jesucristo?
derechos y la emancipación del pueblo
F. S. y S.
pisoteados. N unca como hoy se habló de
1111
n
I
I
!
1111
i
11111111II11111III
ti III11
pensar y de libre pensamiento y de de- ;
rechos del pensam iento, y nunca como '
EL TEMPLO DE MIEIA ADXILIADORA,
hoy se ha comido más y se ha pensado
lloa fecha memorable.
menos. N unca como hoy se ha preciado .
el hombre de su corazón, y nunca, sin ; H ace veinticinco años
abierto á
embargo, se ha visto más subordinado ■la celebración de los santos misterios, el
el corazón al estóm ago, el sentimiento , templo erigido por Don Rosco á ISIaría
al cálculo, y el deAuxiliadora, resueber al interés. ¿No
lla con las alabanes, pues, un oportuzas á la Madre de
DÍsimo apostolado
^Misericordias.
levantar un poquito
El 27 do abril de
los c o r a z o n e s de
1865 bendíjose la
este cenagoso posiprimera piedra de
tivismo, poniéndoeste insigne monules á la vista el Comento , y el 0 de
razón m od elo, hajunio de’ 18(58 fué
ciéndoles le e r e n
consagi-ado *]>or el
este libro abierto lo
Revmo. Sr. 1). A leque es abnegación,
jandro de Conti Biclo que es respetó, lo
cardi, Arzobispo de
que es caridad, lo
Tarín. Las lie stas
que es aspiración al
que entonces se cecielo, lo que es deslebraron d u r a r o u
prendimiento de la
nueve días y fuetieira, y tantas y
ron tan grandiosas
tantas otras cosas
y cumplidas que llede las que el diccionaron de indecible
nario moderno pacon tentó á cuantos
rece haber perdido
concurrieron á ellas,
basta el vocablo con
y so b re to d o á
que se nombran?
nuestro v e n e r a b le
Y ese levantaDon R()sco.
miento de corazones
25 años han corde calilos y degrarido. |Y (piién podados ¿])uede efecdrá e n u m e r a r las
tuarse mejor que en
misas (|iie en este
nombre y por la asaiiíiiario se han cehaeción á la v e z
lebrado, las i>rediMARIA. AUXILIÜM CIIRISTIANORUM.
suavísima y j)odero
caciones, confesiotí-sima de un coranes y comimione.s,
ORA PRO NOBIS.
Iíón humano que por
las oraciones y con|d misterio de la
versiones efectualEucarnación es á la vez corazón divino? das en él? H ay más. A nte el altar de
I^nra que el hombre pudiese salir del Alaría Auxiliadora han ratificado sus voííeno de la miseria y elevarse á regiones tos y prome.sas centenares de religiosos,
J'ás nobles acercándose á Dios, D ios se allí han implorado solemne bemlición tan[••a dignado acortar en cierto modo lasS dis- tos y tantos misioneros é Hijas de María
|tancias humanándose Él, y poniéndose en Auxiliadora al partir para las Misiones,
pontacto con nosotros para mejor atraer- y millares de niños que recibida educa|sos y levantam os.
ción cristiana se han esparcido en di¿Se puede, pues, cooperar mejor á las versos p aíses, y llevando esculpida en
Juras amorosas de D ios que cooperando su pecho la devoción á la Madre de
P esa atracción que de nuestros corazones D ios la han comunicado á sinnúmero

— R4 —
<lo i)ersonas, cuales apóstoles de la Eeina
<lcl Oielo.
La imagen de María Auxiliadora resj)]andece ahora majestuosa en los altares
y la devoiiión a ella se difunde iudecibleiuente en Europa y America, en A sia
y en Africa, desdo Londres y París hasta
Quito y Tierra del Fuego , y desde P alestina hasta Orán.
:Es este un triunfo y una gracia señalada de María.
Pero no es esto todo. ¡Cuántos ju'odigios .se lian obrado en este templo! ! Cuántos favores han llovido sobre los devotos de
la Virgen Inmaculada que llenos do fe
vinieron á invocarla! ¡cuántos sobre los
<]ue á ella recurrieron aún desde lejos, y
s<)bve los (¡uo con su óbolo concurrieron
á ediíicar su temido, asilos y oratorios y
colegios y difumlir la fe ])or medio «le
los Misioneros salesianos en las regiones
apartadas del mundo ! Bien ídaro lo aiestiguan lo.s incontables ex-votos que ornan
los muros de la ig lesia , los volúmenes
forimulos con las relaciones <le los agraciados.
Llenos do gratitud y de consuelo reconoííemos que la mano de ataría Auxiliatlora no ce.sa aún hoy día de dispensar
sus larguezas, en especial por medio de
los hijos afortunados de su siervo Don
Bostüo. lUaría que fué sn inspiradora y
ayuda potentísima en todas .sus empresas continúa siendo la Auxiliadora de la
Obra Salesiuna. Las casas que esta establece se multiplican de nu modo singular
y crecen las gracias de María A uxiliadora como i)ara animar á sus devotos jí
venir en socorro dcl Instituto <pu‘ con
verdad .so puede llamar obra suya.
¡Bendita sea jNEaría Auxiliadora!
Esta es la exclamación espontánea del
corazón cada vez que consideramos los
beiielicios con que Alaría nos regala; este
t‘l grito do júbilo que coinpemlia la pobre expresión de gratitud i>or sus bondades con el ¡meblo cristiano y senaladamtmte con los Salesianos y sus Cooperador<‘s.
¡ Bendita una y mil veces !\Iaría A u xiliadora, nuestra tierna Mailre en (pneu
ponemos enteramente nuestra ct)níianza!

LA FESTIVIDAD DE MARIA AUXILIADORA
Lucidísimas y sobremanera coueurrbla.'*
han sido las fiestas celebradas en bouoi
de Alaría Auxiliadora. Cada año parece
que ellas adquieren mayor esplendor. En
el presente la circunstancia de hallarse
ya perfectamente decorado el santuario
y tener con nosotros al Ihistrísimo Señor Don Juan Oagiiero ha contribuido
notablemente á la majestad de las múltiples funciones efectuadas.
Si bien en todo el mes se hicieron i>redicaciones mañana y tarde y se rezó nu
devocionario correspondiente á las prácticas establecidas, el 15 de mayo se dió
comienzo á una preciosa novena de pre])aración á la festividad, el 2 1 , día de
Pentecostés, bízose comunión general, se
celebró misa de pontifical, por Mous. Cagliei;o y cantáronse vísperas solemnes; el
22 bízose nueva comunión general y
celebráronse misa de pontifical por el illustrissimo Sr. Bertagna, titular de Cafariiaum, y vísperas solemnes; igual cosji
eL23, en que -se (lió una conferencia á
nuestros Cooperadores; y por tiu el 21
añadióse al programa de los (lías antoriores el panegírico y la celebración du
})ontificaI por el llevm o. Sr. Arzobispo
de Tarín.
Cantáronse con gran éxito, el 21, la
ini.sa llamada do Santa Cecilia de !Monseñor C agliero, las vísperas del maestro
Koberti y las letanías del
Dogliani.
El 22 la misa de Ila ller, las vísperas y
letanías como en el día anterior y un
crgo del
Dr. I). 3Iatteo Ottouello. El 23 cantáronse las vísperas de
Terziaiii y de 3Ions, Cagliero y un Tantnm erijo dcl renombrado Falcouara. El
24 la misa dcl Capocci, maestro de música de la Basílica <le Sun Juan de Le*
tráu , las vísperas de G alli, un SancU
Marití de iSEons. Cagliero y nn Tuntim
erijo del Ileinondi.
La ejcíuicióii de todo ello fué (ligua de
las circimstaueias y dejó á los fieles profuiulameiile complacidos.

Sufraísios.
El 25 de mayo liiciérouse, conforme i
la costumbre establecida por nuestro lu?*
tituto solemnes exequias por los Coope*
i-adore.s Salesianos difuntos. Las coma*
n ion es, misas y demás sufragios fuer»»

á

— {jj —
numerosos: la concurrencia llenaba, como
en los tlías anteriores, la iglesia que á
sus galas de alegría había sustituido sus
colgaduras de luto.
Una anisa de pontifical dio gran realce
á las imponentes ceremonias.
En nuestro Boletín de julio daremos
más noticias de estas fiestas.

E S P A Ñ A
U N A V IS IT A
á la Granja Salesiana de San laidro(De la Eevista Popithir).
I.
Al apeamos de ima de las tartanejas que
liaeen el servicio de Gerona á Sarriá y Pont
iíajor pura dk-igirnos á la Granja Salesiana,
sorprendiónos gratamente el sencillo, pero
sólido y espacioso, edificio levantado allí en
tiempo relativamente corto, para albergar il
los hijos de Don Bosco y á los niños acojtidos.
Oompónese su planta baja de portería, locutorio, cocina, comedores, un extenso x^atio
para que jueguen los niños , sin olvidar ios
pórticos consiguientes liara los días de lluvia, iiorque los Padres Salesiauos, cuya vocación se origina en gran manera del entrañable amor á los niños, son semejantes á las
madres, y como ellas iirevieiicn con afectuosa solicitud á todas las necesidades y
tiKlos los gustos de sus i)e(iuermelos.
hubimos i)or la escalera, aun falta de baranda, al primer ]>iso, donde visitamos la
capilla de buenas dimensiones, pero muy X)obrecita todavía, sin duda, iieusamos, porque
no ha habido tiempo de alhajarla nujor. tíeguidameiite vimos la eufermería, las clases
y cuartos de los Superiores; estando destinado el segiiüdo i)iso para dormitorios y una
pai’te para graneros.
Cuando ei sol nos dió su xicrmiso para
salir al campo sin archicharrarnos, recorrimos la huerta, una parte ya sembrada y lo
restante en xireparacióu; la viña, en la <pie
se han plantado dos mil cei>as americanas é
injertado quinientas; supimos se había destinado una buena extensión de terreno á
prado artificial, y hecho ima plantación de
doscientos árboles frutales y otros mil trescientos entre iilátauos y clioi)os, Xt) había
quedado ati’ás el ganado, y xiudimos ver una
yegua para el servicio de la casa, cuatro
vacas con un becerro, y nos entretuvimos
con una linda cabrita y dos ehotillos blancos
como la nieve.

Es indudable que las obras do Dios se
conocen por sus humildes y pobres iiriiici
Xiios, como los grandes ríos tienen origen en
peiiueños y desconocidos manantiales, pero
lo que estábamos viendo después de un año
Xiróximameute de afanes y trabajos, no ero
en ningún modu el xiunto embrionario que
pasa desapercibido iiara todo el que, como
los fundadores de sabios y venerandos Institutos, uo se halle fortalecido con superio
res alientos y luces esiiecialísimas, sino que
contemplábamos la obra emx>rüudida y ya
adelantada, que muestra en su proporciouado desarrollo de elocuente y psUmaria manera cuanto X)uede y debo llegar á ser. La
casa espaciosa en s í , como dijimos, iiero
cuyos planos están trazados para darle doble
ó triplo amplitud, nos parecía luibitadn poi
centenares de niños recogidos del fango do
la vía pública , del camino do la cárcel y
livesidio, aprendices óe incendiarios y deuioledores, trocados por el amor y la solicitud
de los hijos de Don Bosco, en los trabajadores y obreros cristianos del iiorvenir, honrados é inteligentes, humildes con la mansedumbre evangélica, dignos con la excelencia de hijos de Dios. En las cuadras y
establos, cuyos cimientos están echados de
más de veinte metros de longitud, nos fingíamos el ganado robusto y numeroso destinado á la labranza y demás servicios ; mientras mirábamos los campos extensísimos que
se pierden de vista pero sin cultivar, estremecerse de placer á la perspectiva de brazos
que los desbroceu y iirepareu, y dejen caer
en sus entrañas la bendita simiente para devolverla dando el ciento por uno, iiroporcioliando, al
tiempo, pan y trabajo á
tanto jornalero (lue, cruzado de brazos y sin
entrañas bastante duras para ver llorar de
hambre á sus pequeñuelos, los lanza al camino de la mendicidad, que suele ser la primera jornada <xiie conduce al del c.riinon,
vacilando él mismo entro la honradez iirovcrbial <lel pueblo trabajador, y las sugestiones <Ic la miseria más horrible y desconsoladora cuando á la idea do Dios han reemplazado las absurdas pero fascinadoras teorías
del Suí'ialismo.
; Ah ! nuestra imaginación, diilcomonte halagada
miuclla liora iioética y delicdosíi.
del caer de una tarde de iiriinavera, iior el
silencio majestuoso y sublime <le la naturaleza, (jue parece entregarse á la plácida soñolencia del rex>üso desimés do uu día deslumbrador, descubría en un xieríodo relativamente corto terminada la grande obra,
bendita de D ios, aplaudida i>or la civilización y la sociedad y gloria de esta provincia.
Con cuán viva fe y consoladora esperanza
recordábamo.s estas palabras del limo. Señor
D. Mariano Soler, Obispo del Uruguay, dirigidas á una Junta de Cooperadores Salesiaiios, celabrada en tit> de octubre del año
pasado en Montevideo;

— se —
« León X I I I , dice, en las clarovidencias teza; pero ¿cómo se explica hállense siem
de su entendimiento privilegiado contempló pre concurridísimos los sitios de placer, donde
la marcha de las sociedades hacia la demo- no se entra de balde, sino con gran dispencracia pura, y al dar una solución suprema dio? ¿Sobra el dinero para la subscripción
al gran problema que agita todos los ánimos al periódico ambiguo ó la novela poruográreflexivos, á la cuestión capital de los tiem- fica, para viajes y excursiones veraniegas,
pos modernos, eii su Encíclica sobre la con- realizadas hasta por familias de condición
dúúóii do los obreros, Rernm novanim , vio humilde que jamás necesitaron de tales reen la masa popular el porvenir de las na- creos y de tal derroche, y falta ó se escatima para las obras de Dios, que son, adeciones cristianas y civilizadas.
» Dirigiéndose al pueblo abandonado to- más , de inmediata y social trascendencia ?
dos los esfuerzos do las instituciones de Don Porque aquí no se trata de una obra de pura
Bosco, halló en esta obra magua do la ca- piedad , iudifereute y aun refractaria á los
ridad apostóli(ia ol auxiliar más eficaz y opor- hijos del siglo, sino de una institución sabia
tuno de la misión redentora (|ue ha acome- y perfectamente adaptada á las exigencias
y jiocesidades de la época actual. El niño
tido la Iglesia en la época i>resonte. »
¡Oh, sí! Dios da el remedio projmrcionado que dejamos eu el arroyo, víctima del vicio
á los males que i)ermÍto, enviando varones y la vagancia, al que cerramos las puertas
sabios y admirables, l’undadores de institu- (le la caridad negando miesti'o concurso á
ciones salvadoras adaptadas á las necesida- la obra redentora que el Señor nos depara,
des y tendencias de cada época: por eso ábriráiile las sectas sus antros tenebrosos,
aparecen Francisco do Asís y Domingo de donde cre<mrá alimentado por el odio, sin
Guzmán eu ol siglo XIII, Ignacio de Loyola Dios ni ley que contenga sus dañados iusen el siglo XVI, y vemos stirgir eu nues- tintos, para fabricar mañana la llave maestra
arca'de
de nuestros caudales, ó
tros ilías á Don Bosco y la Institución Sa- que abra el arca
blandir en su mano la tea que reduzca á
lesiuiuv y al i ’apa de los obreros.
cenizas nuestra hacienda, ó la piqueta demoledora que derribe y sepulte en el polvo
ir.
la sociedad.
Esto (pie digo es obvio', y no se necesita
rersistiendo en nuestro optimismo de ver
ou breve o.spacio convertida la Granja Sale estar apasionado por nada ni por nadie para
siana en Graiya modelo, albergue cómodo y ver lo que es claro como la luz del día. T
.seguro de multitud de niños, dirigimos al- ¿por ventura liay alguien que no sienta y
gunas excitaciones á su celoso y distinguido conozca que caminamos á una ruina segura?
director el ltdo. P. D. Santiago Ghione. Es que parece que sólo sabemos ó queremos
Mas ¿qué grande fuó nuestro desencanto, vivir al día, sin tomarnos el trabajo de micuán honda y desgarradora nuestra pena al rar delante' ni detrás de nosotros; somos
escuchar se están adeudando en gran [>arte jnidres, y diríase que no nos curamos de la
las obras de la casa, siendo tanta la falta hereiuáa, del porvenir de luto que legamos
de recursos con lo crecido de las contribu- á nuestros hijos; somos hijos y no nos aciones y gastos ocurridos, que ni hay con fríMita lo que puede caer sobre nuestra ma«pió pagar los jornales para activar ias fae- dre patria.
(^)ne no tenga el Señor que echarnos en
nas agrícolas, teniendo que marchar éstas
con perjudicial lentitud, ni se cuenta coa cara en el terrible día de la cuenta, que nos
medios, y e.sto es harto más doloroso, para abrió su misericordia caminos de salvación,
dar aumento al corto número de niños aco- y nosotros despreciamos por inútiles esos
gidos, cuando son muchas las peticiones de caminos; que hizo brotar á nuestro paso los
pobrecitos desamparados, á las que no se mauantiales de la caridad, y nosotros con el
puede acceder, careeienuo de lo necesario lodo de nuestro egoísmo cegamos esos manantiales.
}iara alimentarlos y atenderlos.
Dios por boca de su augusto Vicario des¡Oh Dios juío! ¿qué hacen los católicos
(luo no acuden á sostener la obra salvadora cubre á nuestra angustiada vista horizontes
y providencial do nuestro siglo? ^Objetarán de p az, de regeneración y bienestar por el
acaso que los tiempos que alcanzamos sonde influjo de las masas populares informadas
general malestar y crisis poeuniaria? ¿l'oro por el espíritu de Cristo, y nosotros dejaremos
«ómo no lo son para que el lujo, como nunca que los hi.jos del pueblo, niños \>obres y sin
aparatoso y rodeado do inconcebibles refina- amparo llamen inútilmente á las puertas de
mientos, impere en las habitaciones y mobi- la caridad, ganosos de instrucción y de docliario; eu la profusión de sirvientes, sumando trina , deseando ser útiles á la sociedad y
cu muchas casas do posición mediana mayor servir á Dios, y esas puertas habrán de pernúmero que el de los individuos de la fa- manecer cerradas?
En la cocina de la modestísima casa qne
milia ; en ol vestir, sujeto á modas ilispendiosas por lo iudurablest Sí que son tiempos habitaban Don Bosco y su madre, con cua<le prueba los que atravesando venimos, tro palos y tres tablas improvisaron para un
tiempos que infunden al ánimo pánico y tris- pobrecito huérfano la primera cama y la pri*

— 87 —
mera alcoba del Asilo de Sau Francisco de
Sales, que lioy, en cuarenta dormitorios,
contiene á más de mil uiuos; en bastante
menos de medio siglo las fundaciones Saíesianas lianse extendido por casi toda la Europa y muy especialmente en América, en
las Kepúblicas de Méjico, el Ecuador, Uruguay , Paraguay, la Patagonia y la Tierra
del Fuego; bien cerca de nosotros, en Sarria
de Barcelona, tenemos los Talleres Salesianos y el templo levantado á María Auxiliadora; ¿estaría reservado á Gerona y su provincia el que sólo aquí la obra de D. Bosco
arrastrara vida trabajosa y lenta , teniendo
que estrechar su esfera de acción en vez de
dilatarla í 17o es probable, ni siquiera verosímil suxjonerlo. La Granja de San Isidro
pasa hoy por uno de esos períodos siempre
ditíciles y de prueba, como suelen ser los
principios de toda grande obra; necesita hoy,
mucho más que cuando haya adquirido propia vida, el concurso de los hijos de Gerona
y su provincia, y también el de todos los
católicos, que hermanos somos en Cristo é
interesados estamos en que se difundan y
lleguen á feliz término instituciones tan cristianas y eminentemente sociales como la que
es objeto de estas líneas.
Padres y madres que amáis con apasionada ternura á los hijos de vuestras entrañas, un recuerdo para los pobres huérfanos
y niños desamparados que solicitan el calor
de la familia Salesiana, ansiosa de recibirlos
en su seno; hijas, que tanto gusto mostráis,
en contemplar y lucir vuestras galas y joyas, la capilla de la Granja de Sau Isidro
apenas cuenta con los vasos sagrados y los
ornamentos más indispensables para el culto.
El Dios de amor está allí, i)obre y necesitado, es el Peal Mendigo que tiende la mano
á vuestros corazones angelicales en demanda
de una limosna... La madre de Don Bosco,
esa heroica mujer que comparte con su liijo
la gloria de sus Instituciones beneméritas,
sacrificó á éstas las prendas que guardaba
de su matrimonio, y de las cuales nunca en
sus largos años de viudez y de penuria había querido desprenderse: « Cuando por última vez me vi (dice ella misma) con mis
joyas y trajes en la mano á punto de enajenarlos para socorrer á mis hijos de adopción ó servir para ornamentos eclesiásticos,
experimentó cierta turbación y apocamiento;
pero no bien lo advertí: Id enhorabuena,
exclamé, que no o.s podía tocar mejor suerte
que la de contribuir á saciar el hambre de
pobres niños, vestirlos y guardarlos del frío,
ú ornar y embellecer la casa de Dios. »
Eso mismo os digo yo á vo.sotras todas,
mujeres católicas, hermanas mías; ¿quémejor empleo podéis dar á vuestro dinero, y
qué satisfacción más pura y mas cumplida
podríais proporcionaros que contribuir al bien
moral y material de los niños, (jue intercederán por vosotros y vuestras familias en sus

puras é iuocontes plegarias! Convertidos
mañana, los unos en apostólicos misioneros
que lleven el nombre y la ley de Cristo á
países infieles, y los otros en honrados padres de familia, bendecirán siempre , hasta
su última hora, la Obra Salesiana y cuantos
contribuyeron á sostenerla y desarrollarla
con el valioso concurso de sus limosnas.
A

u u o iia

. Lis

t a

.

El Revmo. Sr. DON RUA
y

lo s S a lc s ia n o s á

l o s p io s

<lo

S . S . L S O N X III
El 12 de m arzo, dom inica, en (luo el
Ilustrísimo Sr. Lasagna ñió consagrado
obispo e n ’la iglesia del Sagrado Corazón,
el Santo Padre se dignó recibir en audiencia á nuestro venerado superior el
Sr. D on M iguel R úa, Mons. Cagliero,
Mons. Lasagna y varios otros salesianos:
doce eutre todos.
Hacía poco que había sonado el ángelus del mediodía cuando introducidos
en la sala del trono fueron acogidos bondadosam ente por el Vicario de Cristo.
E l Santo Padre habló de las misiones
de América con Mons. C agliero, y manifestó gran consuelo por el progreso que
consiguen en las más a[>artadas regiones
meridionales.
V olviéndose á ]\Ions. Lasagna le dijo
que esperaba de él no menores beneficios
en el Uruguay, Paraguay y Brasil. « Eres
tütlavía joven y lleno <le actividad, añadió, y por esto te hemos eliígido obísjio.
El a})ostoladü que te está confiado exige
grande activid ad , y esjíero que á más
del bien individual tu actividad sirva de
ejemplo á oíros para trabajar en la viña
del Señor. » Se congratuló íuego con Don
Kua por el incremento que alcanza nuestro humilde Instituto. Hablóle c í )ii gran
interés de los Cooperadores Salesianos y
de los niños confiados á la ejiseñanza de
los hijos de Don Bosco, y envió á todos
ellos su apostólica bendición.
Como se le presentara en seguida un
cuadro del asilo del Sagrado Corazón de
Jesús inaugurado en Roma solemnemente
en esos días en memoria del/arinco episcopal
de Su Santidad, lo observó con vivo placer. Bien, muy b ie n ; ya el Cardenal Vicario me había dado noticia de cuanto
habéis h ech o : una lubrica para albergar

— ss —
500 niños ubaiulonados. Así será mayor
el bien *que podréis hacer. »
Pronunció ])alabras de aliento para
todos. Bendijo el i)royecto de construir
una nueva iglesia salesiana en Florencia
y de establecer un colegio en Oourcelles,
cerca de París.
Hendijo, i)or fin, á todos los Cooperadores Salesianos, á todos los miembros y
niños del Instituto y á sus familias y
]>ei'sonas reconieiidadas á las oraciones
de aiiiiéllos, en todo el mundo. Ketiráronse los agraciados llenos de consuelo
inexplicable, de vivo contento y entusiasmo y sumamente reconocidos i)or la
singular bondad del Sumo Poníílice
J.eon XIII.

El Ilusín'sinio Sr.
DO N L U IS L A SA G N A
A])enas consagrado obisxio titular de
T ríiioli, Monseñor L asagiia, para satisfacer los deseos y repetidas instancias de
sus comimtriotas resolvió celebrar por
lu'imera vez de pontiíical en Moiitemagiio, su tierra natal. A sí que salió de
Roma, dirigióse al efecto á Monferrato
donde fuó recibido con grandes manifes(uídoues do afecto por la ciudad entera
y en esiiecial por sus am igos, el clero ,
el Capítulo de la catedral y el ilustrísimo
diocesano Monseñor Barone.
iMonseñor L asagna, cuyo celo aiiostólico lo mueve no sólo á dar misiones en
Am érica, sino á evangelizar ]>or donde
{[Hiera (luo los Heles necesitan de la palabra divina, pronunció una [dática sobre
la devoción á san .losé en la parrocpiia
do Sun Hilario, y luego una conferencia
sobre las l\Usiones Salesianas en la iglesia
metr{>]K>litana de San Felipe.
A^isitó en seguida el colegio salesiano
de Jíorgo San Mavlino, la casa de las
Hijas de Alaría Auxiliadora en Xiza Monferrato y llegó el 24 á IMontemagno, donde
{•ra espera(i{> con ansiedad.
Qué v('cibimicnto le hicieron allí lo dice
la (><nrtn (Je Casalv en el artíeulo siguiente :

Eli el país nativo.
Es imimsible describir las tiestas y el
entusiasmo con que los habitantes de

Moutemaguo recibieron á su ilustre compatriota Monseñor Luis Lasagna. Xumerosas personas fueron li recibirle en carruaje á la estación de Altavilla, á donde
el deseado Obispo llegó á las 3 p. m.
acompañado de los Canónigos de la catedral de Casale que habían querido
honrarle de un modo particular. La muchedumbre era tal que para complacerla,
pues todos querían ver al amado y venerando O bispo, fué menester abrir el
toldo {leí carruaje en que se hallaba
Monseñor. Los vivas eran atronadores;
la alegría indecible.
A l llegar á la ciudad esperábanle el
Sr. Prefecto y el M unicipio, el clero y
un gentío (pie lo vitoreaba sin cesar.
Conseguido que se hubo algún silencio
el Cav. Sr. llin etti saludó en nombre de
la ciudad al Ilustrísimo Sr. Lasagna y le
dió los más expresivos parabienes j)or ^1
honor que la Santa Sede acababa de dispensarle. Contestó Monseñor con tiernas
y muy sentidas palabras y estrechando
en sus brazos al digno representante del
X)aís, dijo que en él abrazaba á todos sus
conciudadanos. Pronunciáronse á nombre
de la juventud otros discursos y luego
al son de música se entró en las calles
de la ciudad, engalanadas como en los
días de sus mayores fiestas. A l llegar á
cierto ])unto detúvose la multitud. La
callo estaba de un lado á otro cubierta
do banderas, guirnaldas y coronas. Hallábase allí la casa en que Monseñor había nacido el año do 1850.
Kedobláronse los apláusos. Acercáronse
entonces á Monseñor la anciana más ves[íctablo y el niño más muchacho, que hal)itabaii aípiella c a sa , cada uno con nii
hcrmo.so ramillete de ñores. Connmvido
profundamontoelPreladü dijo que alrecordarle aquella casa á sus queridos padres
([. c. 1). d. y sus ])rimeros años, nada le
era tan grato como dar á sus puertas la
l>rimcra bendición á su x)aís, y así lo hizo.
Al llegar á la iglesia esperábanle el
llevm o. Sr. Prevosto y varias otras distinguidas personas que le presentaron á
nombro de todos sus compatriotas preciosísimos obsequios, que Monseñor agradeció del modo más cordial y efusivo.
A'cstido luego de sus paramentos pontificales y cantado un solemne Tedeum, dio
la bendición paj)al,' obtenida del Santo
Padre antes de salir de Boma.
Como se le diera un banquete en que
le dirigieron la palabra las personas más

— }S!I —
earacterizadas de la ciiidatl, contestó Monseñor agradeciendo los honores y aplausos con que le favorecían y aceptándolos
no como homenaje á su persona sino á
la religión , por cuya gloria trabaja y á
la Obra de I)ou B o sco , á la cual pertenece.
En la noche iluminóse la ciudad con
millares de luces y fuego de artificio, lío
había una ventana que á su ijaso no estuviese alumbrada y adornada con más
ó menos primor.
La plaza j)iáncipal con sus luces de
bengala, sus arcos, pendones y banderas
era lo más precioso y pintoresco.
Eran tantos los vivas y aclamaciones
que Monseñor hubo de hablar una vez
más al pueblo en la i)laza para expresarle su reconocimiento.
El día siguiente, Dom ingo de llamos,
bendijo las palmas y asistió con su traje
de gala á la misa del llevino. Sr. Prevosto.
En la tarde le aguardaba una grata
sorpresa. Invitado á visitar la casa de su
nacimiento halló el patio cubierto de un
hermoso toldo y adornada toda entera
con exquisito gusto.
Las manifestaciones de ix’ofunda estimación á Mons. Lasagna, y tuvo el placer de recibir en contestación los telegTamas que copiamos:
E l Santo Padre agradece telegrama 6
imparte de corazón la implorada bendición
apostólica.
R a m p o l l a Card.
3/e asocio muy de veras d la Justa alegría con que el clero y pueblo festejan al
obispo conciudadano ; y uno mis bendiciones
(' las suyas.
P a b l o INLv k í a , Obispo.

Su arribo ¡í Tarín.
El 29 de marzo, martes santo, á las 11
a. m. llegaba Mons. Luis Lasagna á Turíu. A llí le esperaba en la estación el
Kevmo. Señor Arzobispo de la diócesis
Mons. D avid de Conti Riccardi, quien le
acompañó en su i>ropio coche al Oratorio. Recibiósele en éste al son de la marcha salesiana , por el Rector Mayor de
la Sociedad, Don Miguel Rúa y demás
su])eriores y euti*e los aplausos y vítores
de los mil pobladores de la casa, entre
niños y adultos. Los corredores estaban
hermosamente adornados. Todo era allí
exi»aiisióri y alegría. U no de lo.s niños

con voz tierna y vibrante dió la bienvenida á Monseñor, quien contestó con viva
gratitu d , á los suyos y en especial al
Revmo. Sr. Arzobispo que con tan señalada benevolencia distinguía en ól á los
salesianos.
Ya hemos referido en el luimoro anterior diversas circunstancias que rosi)ecto
del segundo obisi>o salesiano i)odían interesar á nuestros lectores y la ceremonia de despedida al regresar á América.
Ahora nos es grato rei>rodu(ár el siguiente telegrama cnviaiU> de Montevideo y recibido el 24 do abril.
Hemos llegado con felicidad.
La s a g n a .
¡ Gracias á Dios y á María A uxiliadora!

TIEEIRA S A N T A
(BELÉN)
Asilo Salesiauo de la Sauta Familia.

■R e t í i o . Sfi. D i k b c t o u
DEL Boletín:
El año de 1S92 será recordado en los fastos
de este Asilo con gracias abundantes y grandes pruebas y sufrimientos. Nada ha faltado.
No intentaré referir todo lo ocurrido en
eso tiempo. ¡Felices los pueblos que iio tienen historia! se ha dicho: y con més razón
¡íodría exclamarse ¡Felices los Ijistitutos religiosos, ponjue no tienen historia!
Tocia la vida do este Asilo se resiniie en
una lucha casi continua emntra (liíic-.ultades
de todo género. Y no os fác-il expresar la
grande actividad y energía que el caní'uiigo
Belloui y sus auxiliares han desplegado á
fin de que esta santa obra so robustezca y
dé preciosos y abundantes frutos. ¡ (Jj-acías
al Señor que bendice nuestros esí’uerzos y
nos permite arrancar de peligros sin cuento
y de la miseria á multitud de nifios.
Hacen ya diez y ocho meses que diez salesiaiios finieron á aprender el árabe para
servir más eficazmente de ayuda al Sr. Canónigo Belloui. Diéronse ellos con firme voluntad
al estudio de dicha lengua j pero por mucho
empeño que hayan puesto en aprenderla no
consiguen todavía liahlarla de modo que
puedan enseñar. Mas el progreso es bien
manifiesto y es de esperar que antes de mucho se obtendrán los resultados que .se apetecen.

— 90 —
Pruebas.

Es menester que tiable de las pruebas
que han sido ya morales, ya físicas, ya
de uno y otro género á la vez. Para darse
cuenta de las pruebas morales necesitaríase
buscar la causa en el enemigo eterno de las
almas, que busca siempre á quien devorar.
•Cuanto más preciosa es una obra y más fecunda debe ser según los designios de Dios,
tanto más se ensaña contra ella el ángel de
las tinieblas, ¿(¿uién no sabe lo que hubo
de sufrir Don Busco en sus empresas? ¿Quién
no conoce las luchas directas de tantos santos contra el demonio? Baste recordar al
santo (Jura do
incesantemente martirizado por aquel á (luieii en su pintoresco y
expresivo lenguaje designaba con el hombre
do (3~raj)píu.
Pues bien el Asilo de la Santa Familia
ha sido honrado con ataques semejantes. Felizmente las tentaciones han sido infriujtuosas.
En cuanto á las pruebas físicas han venido diariamente. Parece que las fuentes de
la caridad so hubieran cegado con respecto
á nosotros. Los gastos y deudas créceii más
y másj el asilo está lleno de niños pobres y
dignos de la mayor compasión y todavía la
Providencia nos envía otros que á pesar de
todo no podemos re(diazar.
TJn día un cochero nos trae dos niños, á
cuya pobre madre viuda, á consecuencia de
haberse volcado al coche en que venía á'Jei’usalén se le había roto un brazo, y estaba
enferma de muerte en el hospital. ¿Qué hacer t El Asilo desborda de chicms. El cochero resuelvo la cuestión dejando en la calle
;l las puertas de nuestra casa á los niños,
y retirándose apresuradamente sin que supiáramos á donde. Fué, pues, menester buscar
up rincón para aquellos infelices.
En nuestras previsiones no contábamos con
estos ni otros huéspedes; poro os la Providelicia que los manda y los aceptamos como
depósito sagrado que nos confía.

20 anos, reoientementó salesiano. Atormentado por una fiebre maligna, que soportaba
con suma paciencia y resignación no temía
la muerte, antes bien la deseaba, y anhelaba
dar á Dios su alma el día de san Estanislao, su patrono, el 13 de noviembre. El doctor
que le cuidaba creía notar cierta mejoría;
pero ella no era sino como el último destello
de una luz próxima á extinguirse; pues que
nuestro piadoso Estanislao voló al cielo precisamente el día de su amado patrono.
Nó prolongaré la relación de nuestras
tristezas. ¡ Bendecido sea Dios, tanto por las
pruebas que nos envía como por las bendiciones con que nos regala! Hablaré ahora
de éstas.
KKIVDICIOlVES.
T<‘i*niiiinciou fie lo s tra b a jo s d e la i>
g lo s ia d el S a e r a d o C orazón.
La iglesia consagrada al Corazón de J'esús
está ya concluida. A ntes, sin más que una
estrecha capilla en la cual apenas cabían
nuestros niños, no podíamos prestar sino
escasos servicios á los fieles; hoy día la multitud de gente que viene entusiasta á ios
oficios que se celebran en nuestra nueva
iglesia manifiesta la utilidad de ella. A más
de las misas , sermones , instrucciones, visperas y novenas á que asisteu, todas las
tardes grau número de personas se reúnen
á recitar las oraciones de la noche, j Suban
al cielo como agradable incienso tantas oraciones y atraigan mil y mil bendiciones sobre
nuestros albergados y sobre esta desgraciada
tierra.
Bien que nuestra iglesia está ya dada
al culto divino, carece aún de muchas cosas.
Cuatro oapillas laterales no tienen altar.
Sería de desear erigir uno á Sau José, que
más que otro santo reclama aquí un honor
particular.
In a u g u ra c ió n so lem n e.

*

Bendecida la iglesia el 23 de mayo 1892
fué inaugurada solemnemente el día de la
Una crisis monetaria ha sobrevenido en fiesta de María Auxiliadora, tan querida
Palestina. A causa de esto, reducidos noso- sobre todo de los Salesiauos, el 21 de mayo.
tros á la mayor estrechez, nuestros jiroveeDignóse celebrar de pontifical Monseñor
dores se han inquietado y nos aprmniau. Apodia, Vicario General del Patriarca de
Jamás el Asilo de la Santa Familia, dice Jemsaléu. La ceremonias, vísperas y sermón
nuestro venerado fundador, luí pasado tiem- del lí. P. Sejournó fueron edificantes y depos más difíciles.
jarán perdurable recuerdo á los asistentes.
La falta de recursos y las fiebres que han
o t r a s g ra c ia s.
acomeiiilo á muchos obreros nos han obligado a náardar los trabajos do nuestra casa
Debemos
señalar
entre los acontecimientos
de Beitgomal.
felices de nuestro Asilo la visita de uuo de
los Superiores de la Congregación Salesiana
dti dos liermauos.
y miembro de su Capítulo, el Ii. P. CelesAgregúese á lo anterior el pesar que nos tino Durando.
ha ocasionado la muerte del excelente coadGrandes han sido las ventajas y con.suelos
jutor Frauciseo Casapiceola, de sólo 23 años ocasionados con su venida; y los ejercicios
de edad y de Estanislao Kzeuevicz apenas esi)irituales dados en tal época contribuyeron
Oti'UN p r iio h a s .

—m —
^andement-6 al progreso de la piedad y amor de Dios.
Otrosuceso diguo de enumerarse lian sido
las ói^ienes recibidas por primera vez en
Tierra Santa por nueve religiosos Salesianos.
I n d ic io s c o n s o la d o r e s .

Una de las cosas que es de admirar con
respecto á nuestra casa es el respeto con
4jne la distinguen aún varios sacerdotes cismáticos. Dos de estos particularmente, nos
visitan con gran placer, leen con gusto los
libros que les proporcionamos, y uno es lector asiduo del diario La Grue. Acaso nacerá
de aquí algún fruto consolador. Dios lo
quiera.
Terminaré con advertir que nuesti'as tres
casas en Tierra Santa, la de Belén, Oremisan y Beitgemal bau conseguido aliviar
uo pocas necesidades espirituales y materiales. Oonüamos que en el año de 1893 sean aún
más abundantes los resultados.
Cuando se contempla el campo abierto
aquí al celo sacerdotal, las grandes miserias
de toda especie que reclaman alivio, no es
tanto de admirar lo beclio sino da alentarse
á los trabajos que queden por liacer. ¡ Dios
tenga piedad de su pueblo!
De Y. E. aftno li. en J. O.
Ad

e iá n

Ne pl

e

Sacerdote Salesiano.

Obispado de Montpellier.
27 ¿le m arzo de 1893.

E l Obispo de Montpellier eelebra muy de
veras las circunstancias providenciales que traen
á los Salesianos á Montpellier y recomienda
estos dignos hijos del venerado Don Boseo d
la liberalidad de los fieles. Su presencia será
una bendición para nuestra ciudad y su caridad^ abnegación y celo contribuirá d ennoblecer
los corazones con la dirección religiosa y enseñanza profesional.
F r. M a

k ía

An

a t o h o

Obispo do MontpeUier.

(IKACiAS DE MAKIA AUXILIADORA
Ke v m o . Sr . D . E u

a

:

En agosto del año pasado tuve el gusto
de enviarle una ofrenda para las Misiones
Salesianas á fin de obtener de María Auxiliadora la salud, de mucho tiempo atrás perdida. Mis oraciones han sido escuc^hadas, y
en señal de reconocimiento á la Idadre de
Dios, acomiíaño otra ofrenda i)a,ra el mismo
objeto de la anterior.
D© Y. E. afmo. y S. S.
Ca

t a l in a

DE A n

Am b r
g el o

o s in i

.

C anove. febrero de' 1893.

F R A N G IA
L a O b r a d e D o n D o s o o e n ltl«>nfpellier.

Montpellier, dice La Croix MeridionaJc, uo
lia olvidado á Don Bosco, á aquel .sa<íerdüte
de santa memoria que no hace muchos años
desperté singular admiración en esta (áiulad.
Muchas, muchísimas personas que aprecian
el gran valor de las obras de ese siervo do
Dios han deseado ardientemente que se establezca entre nosotros un Asilo salesiano
para los desheredados de la fortuna, un asilo
donde los niños i)obres encuentren los tesoros que Don Bosco les daba: pan, trabajo
y paraíso.
Esos votos están ya por cumplirse. Las
Hijas de María Auxiliadora, instituto de Don
Bosco, acaban de fundar una casa en Oíos
Boutonnet para la educación de niñas desamparadas. iío tardará en establecerse también un Oratorio salesiano.
El Hustrísimo Sr. de Oabriéres, que tanto
se ha empeñado en obtener tales fundaciones en Montpellier, se ha dignado bendecir
una suscrición destinada al efecto y ha escrito las palabras siguientes:

lim o sn a

cíe u n o b r e r o .

— El ir>de agosto de 1S9:i se presenteba en
la iglesia de María Auxiliadora á celebrar
la fiesta <le la Asunción el obrero Domingo
Cu.sam). kSin truliujo y sin ]>oderlo conseguir
tiemiK> baca'a , se bailaba en la indigencia.
Xo tenía casa «*n (pie albergarse y varias
noches había dormido al aire libro. Todo lo
(pie po.seía era el traje que llevaba y un reloj de oro. El obrero se encomendó á María
Auxiliadora y luego se fué á un sacerdote
salesiano, en la .sacristía, á quien, dándole
el reloj , le dijo; 'J’ciuga la bondad do recibir e.sta ofrenda de un obrero sin ocupación ]>ara el santuario de IMaría; » luego
añadió: ^ La Yirgen Santísima me pagará
esta limosna que es todo lo que iniedo dar, »
y al decirle se le saltaban de los ojos las
lágrimas.
STo tardó en presentarse de nuev'o lleno de
alegría en el Santuario. María le había mirado con piedad; había obtenido un trabajo
que le aseguraba sustento honrado y abundante, y así venía á expresar á la Madre de
Dios BU profundo agradecimiento.
An t

o n io

T n rin , 11 de marzo de 1893.

Da

m il a n o

Sacerdote.

á

02



asilo en Eoma costarían millones, y nosotros
tenemos medio millón de deudsis.
l^a Kiipliea de una madre* — No
Y él respondió: Tendríais razón si el tematino 51 expresar con palabras mi reconoci- plo y asilo fueseu para nosotros; pero son
miento ])5U'si con María Auxiliadora que acaba para el Sagrado Corazón de Jesús quien
de sanar íl mi hijo único.
confío que no sólo pagaiú lo que cuesten
¡Pobre bijo! Átormentado con terrible en- sino también nuestras deudas.
Ibrmedíid se lisilbiba á las puertas de la
Estas palabras bastaron: Kepetida la vomuerte y sin recurso en lo humano, cuando tación todo el Caiiítulo pidió la construccon láírrimas y súpliítas me volví ú María ción de la iglesia y Asilo del Sagrado CoAuxiliadora para que le ssnmse.
razón. Y se edificó el templo dos veces más
Mis ])obres oi’siciones han sido escuchadas grande de lo que se proyectaba , y el Asilo
l)or la Madre de Dios: mi hijo luí sanado, tan vasto que puede contener oüü niños.
ha continuado ysi sus estudios, y tomando
Monseñor con pabibra fácil, animada y
his sotiinsis ha ingres5ido en hi Pía Sociedad llena de unción habló largamente de las Mido Don Hosco.
siones de la Psitagoiiia y Tierra del Fuego.
En reconocimiento por tan señado favor La muftitud estaba pendiente de sus labios.
he envÍ5ido uiui limosna parsi el santimrio de
Terminada la conferencia todos querían
María Auxilitulora, y ahorsi escribo estas ansiosos besiirle las manos y recibir su benlineas psira expresar públicamente mi eterno (lieií'in.
5igradecimicnto.
l'J A'co de Italia publicó un número espeE o s a Ma z z o g l i o .
cÍ5il para dar la relación de esa hermosa
coiilerencia y distribuyo gratuitamente 40Ü0
Lu Jloiifemito, 11 iti' m5vi'zo d© 1893.
ejemplares.
***

GENOVA
Una confcrfiicia de Mons. ('agüero


El llustrísimo Sr. Don Jusm Oagliero, que
actualiueiito visita las casas salesianas establecidas' en Itidia, do i>aso jior Genova fué
invitado ¿i hacer una confereucisi en la monnmenlal iglesia do San Siró. Aceptó Monseñor, y el 4 de marzo San Siró desbordaba
de gente que iba ú oír con avidez la elocuente palabra del Obispo salesiauo, por
tsuitos años consagrado á ev<nigelizar la Pat5igonia.
^lanifestó el ilustre Prelado la misión sublime confiada por Dios á Don Hosco en beneücio do la niñez.
Eecordó los modestos principios del Oriitorio Salesiauo, y luego su extniordinario y
[)rovidencÍ5il desarrollo.
El humilde grano so transformó en 5Írbol
gigantesco, la obra de Don Hosco so difundió por tildo el mundo; las misiiines fueron
su complemento, hi última do sus empressis.
Pero no, tpie otra empresa y muy eolosal era
la de edillcar un templo grandioso en liorna
en honor del Sagrado Corazón de Jesús y
un asilo (M)utiguo i>:ir5i niños pobres.
El Sumo Poutíüce l ’ío IX invitó ú. Don
Ihisco í\ hacerse cargo de ella.
Dtin Hosco reúne al Capítulo de la So<‘iedad Salesiana, fundada por él, y somete
s'i su estudio el pr«»yecto. Eesultado: seis
votos eu ctmtra y sólo uno en favor.
Don Hosco como sorprendido de lo que ve
pide á los suyos que le expliquen la rsizóu.
Todos le responden: Ihulre, tal iglesiíi y

S A N

P I E R

D ’A R E N A

La parroquia salesiaDa de San Cayetano.
La p5UToquia de este nombre ha sido embellecida not;ildemento gracias á la generosidad de hi üociedad de laa Misiones Urbanos. Las ceremouisis siempre tan concurridas
en esta iglesisi luiu ganado siliora eu esplendor. Se han horho varias conferencias para
sólo hombres y bien cimsohidor ha sido el
resultado. \'A Eeviiio. Sr. Arzobispo de GéiH>va, complacido en extremo de los ssiliidables ejercicios esidritiiales dados allí, se ha
digimdo terminarlos con distribuir personalmente la conmuitiu general y con imp;u*tir
una solemne bendición.
IIt I I■IMII

111 i.i i i 11 r.c*' *'

• •' i'i I• I

SEMINARIO SALESIANO DE VALSALICE

El 20 de ídiril celebróse eu este Seminario
uu acto litenirio musical eu hojior del patrono de los e.studiüs de teología y filosofía,
el más santo de los doctores y el más docto
de los santos, santo Tomás de Aquiuo. Comenzóse la celebr5ici(>u con una misa solemne
eu la cual proiiiineió un precioso panegírico
del Angel de las Escuelas el llustrísimo Sr.
Obispo de Ivrea, Mous. Agustín Eichelmy.
El acto literario, hoiir5ido con la presencia
de este ilustre Obispo , á la vez que por el
Ktívmo. Sr. Arzobispo de Tiirín y otros personajes eminentes fué uu entusiasta y cum-

--

pudo elogio del Santo, ya coiisideraudo su
sabia doctrina , ya sus virtudes emiueutes,
ya sus admirables escritos.
Variadas composiciones en prosa y verso
en doce lenguas y escogidas piezas musicales de Mendelsslion, del ]\Iarcello y de otros
autores de nota fueron aplaudidas con verdadero entusiasmo.
Terminó el acto el Revmo. Sr. Arzobispo
de Turín con un discurso elocuentísimo, en
el cual elogió de corazón los trabajos de los
seminaristas y la obra de Don Bosco, en la
cual no podía menos de admirar la mano
del Dios de bondad que regala al Instituto
Salesiano con vocaciones excogidas, con grandes educadores y maestros, con obreros infatigables y con eminentes obispos que so
consagran á la tlifusión de la fe en las regiones más apartadas de Amórica.
Y pues que en el Seminario de "S’alsálice,
en cuyo recinto se hallan más de
personas, ciento veinte son alumnos polacos, que
lian venido de su lejana patria al seno de la familia salesiana , Monseñor los felicitó muy
de veras por su resolución y los alentó con
las palabras más entusiastas y consoladoras,
di'uidoles esperanzas de un inirvenir más venturoso para la católica Polonia.

El Príudpe

DON AUGUSTO CZARTORYSKI.
El 27 de abril del presente año se celebraron en la iglesia de i\raría Auxiliadora,
en Turín, solemnes funerales por el sacerdote salesiano príncipe Don Augusto Czartoryski, fallecido el 8 dei mismo mes en
Alassio.
Cantó la misa el Kevmo. ÍSr. Doji Miguel
Rúa, rodeado de numeroso clero. Entre la
numerosa concurrencia era de notarse á la
princesa Marcelina Czartoryska y á no menos de cien jóvenes polacos compatriotas del
religioso difunto.
El príncipe Don Augusto, entusiasta admirador de Don Bosco, de.spués de larga insistencia, fu6 admitido el año de 1887 en el
humilde Instituto Salesiano.
Xo le traían acá los desengaños y contratiempos de la vida. No venía á buscar el
olvido de grandes sufrimientos, pues que
todo en el mundo le sonreía. Pero el fausto
y los pasatiempos mundanos no eran capaces
de saciar su ambición sublime: más ávido
de las grandezas del cielo que de los honores de la tierra cambiaba el palacio i)or el
claustro. « }de he fijado en la Congregación
Salesiana, decíale á Don Bosco, porque es
una Congregación nueva en toda la ob.servancia y espíritu de sus reglas. »
Recibió las sotanas de manos de D. Bosco
el 24- de noviembre de 1887, emitió votos



perpetuos el 2 de octubre tle 1888 y recibió
el presbiterado el 2 de abril de 1892.
Su amor á la oración le atrajo un rocío
celeste de todas la virtudes. Al considerar
su humildad, su profunda obediencia, su
grande amor á la pobreza, nadie habría adivinado que era un príncipe de sangre real.
Dios era el norte de todas sus iníonuioucs,
el puuto de partida de todos sus peiisamioutos, el espíritu y aliento de todas sus obravs;
con lo cual daba suma importancia y valor
aun á los actos mas insignificantes do la ‘
vida, pues que del orden natural los elevaba
al sobrenatural.
¡
¡
EtvniUhuU Esta palabra que
debiera estar escrita en las iiaredes do cada
casa, y en los frontispicios de c.nalcs(juiera
monumentos y en la portada de cada libro
estaban como esculpidas cu la mente de
este religioso modelo.
Los santos han tenido por lo regular ciertas palabras favoritas á sus meditaciones.
¡Vara siempre^ j^ara aíempre, para siempre!
repetía á menudo santa Teresa de Jesús.
Don Bosco tenía en su pieza escritas eu
gruesos caracteres lás palabras del Evangelio : Solo una cosa es necesaria.
El príncipe Don Augusto á su vez las
hizo suyas, las copió eu un billete y no cesaba de considerarlas.
Es un santo decían cuantos le veían: su
bondad trasminaba y se conocía á primei*a
vista.
Voló al cielo el día de la octava de Pascua, á la edad de 35 años. Expiró sin dolor,
sin agonía, sentado en un sillón, con todos
los consuelos de la religión y rodeado de sus
hermanos sale.siaiios. ¡Preciosa muerte del
ju.sto!
Xo era ésta i-omo un asesino que le sorprendiera de improviso, él pues vivía como si
cada día fuera el último de su vida, y cuando
acallaba de iiacer el ejercicio d(*. la buena
muerte.
Ilay glorias que* no se consiguen sino á
costa de muchas lágrimas j hay nombres <iuo
no brillan sino poniue están esmaltados con
sangre. ¡Triste condición de la humanidad,
no ]>oder á veces hacer el bien sin ocasionar
el mal, ni labrar la dicha y felicidad de unos
sin la infelicidad y desgracia de otros!
« Feliz aquel á quien es concedido practicar
la virtud sin dar motivo á nadie de molestia
ó pesadumbre! Dichoso quien al salir de c.ste
mundo logra dejar un nombre puro é iiimacnlado, cuyo recuerdo uo entristezca la mente
ni amargue el corazón! » Tal sucedió ai príncipe Don Augusto; tal brillará su nombre
en el cielo espieiideute de la Pía Sociedad
de San Francisco de Sales. Eu este cielo
hay nombres que resplandecen con luz no
menos viva y con colores no menos brillante.s y deslumbradores j pocos hay que de.spidan rayos más suaves y apacibles que el
de este sacerdote.

— 04

HISTORIA DEL ORATORIO DE S. FRANCISCO DE SALES
(Continuación ).
Algunos que vivían en sus casas se limitaban á ayudarle en los días festivos, en las
clases nocturnas, en las visitas de los niños
á los Talleres ó en buscarles colocación á
los desotaipados ó en peligro; otros vivían
en <d mismo Oratorio y observaban vida
común con Don Hosco.
Pero para (iiie la sociedad proyectada atrajese sobre sí las bendi(áones de Dios era
menester insjíirarle un soplo de vida celeste :
civil ante el (loluerno, debía ser ante Dios
y la iglesia un instituto religioso. Sus miembros debían ser ciudadanos y religiosos, como
en un Estado un católico es súbdito del rey
y de la iglesia.
Trató Don Hosco doteiiidamonte el asunto
con su Director espiritual Don José Cafasso
y escribió al lievnio. Sr. Luis Fransoni, desterrado cu Lyón. Mucho agradó al Ilustre
Prelado el designio do-Don Hosco; animóle
á realizarlo cuanto antes y lo exhortó ir á
liorna á hablar con Su Santidad Pío IX,
jmra quien le <lió una importante recomendación.
Oa v í t u l o XIII.
Viaje de Don Bosco á Roma. — Asilo de Taita Juan y
de San Miguel. — Escuelas de Caridad. — Confe*
renda de San Vicente de Paúl. — Oratorios festivos— Visita al Emmo. Cardonal Antonelli. — Audiencia
de Pío IX. — Bendición pontificia. — Las constitu­
ciones de la Pía Sociedad de San Francisco de Sales.
— Conferencia con ei Emo. Cardenal Gaude. — Re­
greso de Don Bosco á Turín.

Día memorable el 18 de febrero de 1858,
en que Don Hosco, con la impresión que un
padre siente al 8ei>urars6 do sus hijos, se
despedía para emprejidor viaje ú Eoma. Uu
viaje semejante era entonces no poc.o largo
y peligroso;
lo cual"creyó conveniente
hacer testamento par;v que, según decía, si
quería la Providencia que su cuerpo fuera
ú servir en el Mediterráneo do alimento ú
los peces no ocurriera cuestión alguna con
res])oto ú las cosas del Oratorio.
Este ptMisamienío contribuía á hacer más
dolorosa su partida: y miudios niños lloraban inconsolables al verle alejarse.
Acomx>añúbale como secretario el clérigo
IMiguel Una; y como hijos amautes le acoiupafiahau al menos con el corazón todos los
alumnos ilel Oratorio. Tt>dos hacían los más
fervientes voto.s jtor su felicidad: cada mañana buen número de ellos ofrecía la santa
eoinnnióu, muehos visitaban al Santísimo
Sa<n'amento en las horas de recreo, y no
poí'os se imponían diversas mortitieacioues
á ñu de que Dios bendijera su viaje.
Las ovaciones de tantos hijos afectuosos
fueron del agrado del íSeÜor.

Sin detenerme á reférir circunstanciada*
mente su viaje, me limitaré á decir lo que
toca á la presente historia.
Hecho el camino en tren de Turíu á Génova, se embarcó en una nave que le condujo á Civitavecchia y luego tomó un carruaje que le llevó ú la ciudad eterna. Llegó
allí el 21 de febrero y se alojó en casa de
los condes . De-Maistre, que le disiJensaron
las más exquisitas atenciones, como que le
distinguían con muy x)articular estima.
Púsose desde luego en relación con alguiiíis importantes x>ersonas de la ciudad y se
dio á visitar los lugares y monumentos más
célebres.
El 27 de febrero fiió á ver el Asilo de
Tata Giovanni (Taita Juan). Tuvo en ello
gr.au placer, tanto por el origen y objeto del
instituto semejante al nuestro, como por su
buena administración y progres.
A fines del siglo pasado un pobre albañil,
llamado Juan Horgi, compadecido de tantos
niños que veía en la ciudad eterna vagabundos y haraposos recogió algunos eii una casa
que tomó al efecto en arriendo. Dios ben.clijo la obra, y el .número de niños albergados fué creciendo á la vez que ensanchándose el local. Llenos los niños de reconocimiento á su bienhechor llamáronle Tata, de
donde le viene el nombre al instituto de
Tata Giovanni, que todavía conserva.
Horgi tenía escasos bienes de fortuna, pero
adornado de xin gran corazón, no se avergonzaba de recoger limosnas para sus hijos
adoptivos. El Papa Pío VI, en cuyo tieiúpo
se fundó este instituto, fue uno de sus más
insignes bióuhechores y su ejeiux^lo fué imitado por sus sucesores.
Eecíbense allí niños de nueve á catorce
años y se les mantiene y educa hasta lo.s
veinte. Los más adultos y ejemplares cuidan
de los otros, y los más instruidos enseñan
á los de tierna edad las primeras letras. Xo
faltan tampoco clérigos y laicos que den
clases cada día al caer la tarde. La mayor
parte de los albergados apreiidoii un oficia
conforme á sus aptitudes y cajxacidad; pero
sin tener talleres en la casa van á ocuparse
en los de la ciudad, como en un principio
ocurría entre nosotros.
Permítese á algunos, después de bien probados en la virtud é ingenio, aprender las
bellas artes y el estadio de las letras.
El Instituto está puesto bajo la protección
de iMaría y de San Francisco de Sales. Las
horas de levantarse y de acostarse, los dormitorios, la asistencia, todo es semajaute al
Oratorio de Turín, y Don Bosco vió con satisfacción que había fundado en Turín la
misma obra de Tata Giovanni sin conocerla.
Xo es extraño que las obras de caridad se
asemejen, como quiera que su autor es Dios
y su inspiradora la Iglesia, que son inmutables no obstante la (Hversidad de tiemx)o.s y
lugares.

— n .‘ —

Cuando simple sacerdote, Pío IX fué por
siete años director de aquel Asilo. De aquí
la benevolencia con que le favoreció siempre
y la ron que distinguió al nuestro.
Cuando lo visitó Don Bosco los niños eran
150. Visitó también con grande interés, el 6
de marzo , el Asilo de Sau Miguel de Eipa
que albergaba Süü jóvenes. Tuvo la amabilidad de acompañarle y mostrárselo el presidente mismo de la casa, el Emo. Cardenal
Tosti. Los talleres se parecen á los nuestros j
pero la mayor parte de los alumnos se'dedican al dibujo, á la pintura y á la escultura, y no pocos á la tipografía.
Para favorecer aquel Asilo Pío IX liabíale
concedido el privilegio de que sólo allí pudieran imprimirse los libros de enseñanza
para los colegios de los Estados Poutificios.
Al ver SCOjóvenes educados cristianamente
y en tan preciosa labor Don Bosco probó
inmensa alegría, y parece que hubiera pedido á Dios que en Tarín pudieran llegar
los niños del Oratorio á igualar cu número
al del Asilo de Sau Miguel. Xo pasaron muchos año sin que viera realizado su deseo.
Citaremos aún la visita, que acompañado
del ilustre Duque Escipión Salviati hizo ú
¡Santa María dei Montí, con el objeto de ver
las escuelas de caridad sostenidas por las
Conferencias dó San Vicente de Paúl y las
cuales en aquel año llegaban á quiuce.
Al llegar allí le pareció estar con nosotros.
Eran cerca de sesenta niños que atentos y
desenvueltos leyeron en su presencia, resolvieron algunos problemas de aritmética y
respondieron bastante bien k varias preguntas de catecismo. Como verdadera escuela
de caridad estaba diiigida eseucial mente á
alejar á los niños de los peligros á enseñarles Ja verdadera fe y moral cristianas y enriquecerles con los conocimientos que más
convenían á su condición. De la misma naturaleza eran las escuelas llamadas nocturnas y las reuniones dominicales.
En la misma tarde asistió Don Bosco á
una conferencia de San Vicente de Paúl,
inaugurada con el título de Sau Xicolás, y
de la cual era presidente el marqués Patrizi,
nieto del Cardenal Vicario. Como se le rogase que dijera algunas x>alabras á los socios, Don Bosco los exhortó á cultivar con
ardor el espíritu de tales confereucias y á
promover con predilección los patronatos de
niños pobres y abandonados. Y como tiemi)o
hacía que él mismo había establecido, con
el concurso del Conde Carlos Cays en Tarín,
conferencias análogas, dió á conocer las
ventajas que producían en la juventud y en
las familias.
Xo olvidó tampoco visitar los oratorios
festivos, á los cuales dedicó un domingo entero, esto es el l i de marzo. Acomimiiábale
el marqués Patrizi. Vió eu la mauana el
Oratorio denominado de Santa María de la
Encina. En la sacristía de la iglesia de este

nombre se reunían unos cuarenta niños que
oían la santa Misa, algunos se confesabair
y comulgaban, recibían instrucciones reli*^
giosas y eran asistidos por dos sacerdotes
Algunos miembros de la Sociedad de San
Vicente de Paúl les enseñaban el catecismo
y el marqués Pati-izi firmaba el billete quo
cada niño llevaba, de vuelta, á su casa.
A causa de la estrechez del local, loa niños se dirigían después de mediodía al Oratorio llamado de Sau Juan de los Plorontinos, y Don Bosco encoiitnise de nuevo allf
con ellos, llabia a(juí cien niños quo se divertían con honestos juegos, eu vez de atidav
vagando i>or las calles: ¡lero como no recibían instrucción alguna, á caiisa quizá de
falta de sacerdote que se dedicara á esta
obra, eu vez de oratorio se podía llaiíiar recreatorio.
Entretúvose un rato con ellos Don Bosco
y fué en seguida al Oratorio de la Asiiiicióu
donde se reunían unos ochenta jóvenes ya
adultos. Éste agradóle en exti-emo: el i>atio
era espacioso y apropiailo para las recreaciones de los jóvenes; contigua estaba la
iglesia doude todas la prácticas y funciones
eran como las de nuestro Oratorio de Tarín.
He creído conveniente referir estas visitas
porque es sabido que viendo Don Bosco que
eu Boma se tomaba por los uiños un cuidado semejante al que él liacíaldiez y siete
anos que estaba consagrado en Turíji, se
afirmó más y más en su propósito de continuar en ella y obtener de la Santa Sede la
aprobación.
Como este había sido precisamente el propósito que le había llevado á Boma, procuró
conseguir una audiencia de S. S. Pío IX.
Comenzó por visitar al Emmo. Cardenal Santiago Antonelli, Secretario de Estado, quien
el 28 de febrero le recibió con gran bondad
y se entretuvo eu hablar con él como dos
horas.
Se complació Su Eminencia en discurrir
sobre las Lecturas Católicas j la Historia de
Italia, los Oratorios festivos ; luego le liabló
del Santo I’adre, de su salida do Boma en
1848, de su estadía en Oaeta, de la ofrcinla
de 83 lÍFiis que había recibido de los niños
del Oratorio de Turín, de los rosarios regalados, en señal de gratitud y ni'eclo, y i)or
íiu aseguróle el Cardenal á Don Bosco qtie
procuraría obtenerle de Su Santidad una audiencia privada.
Así lo hizo; y en la tarde del 8 de marzo
recibía la carta que copiamos: Se previene
al Señor presbítero Bosco que Su Santidad
se dignará admitirlo en audiencia mañana,
9 de marzo, de las 11 8i-4 á la 1.
A la hora fijada hallábase Don Bosco con
el clérigo Eua eu el Vaticano. Y como esta
audiencia fué de tanta importancia para
nuestro Oratorio me detendré á referir alguna.s circunstancias de ella tomadas de las
Memorias de Don Bosco.

wm

_ o í; —
Sonado que liubo la campanilla para presentarse á Pío I X , Don Bosco quedó como
confuso y debió hacerse violencia para no
perder el equilibrio. Valor, dijo, vamos. Lo
siguió el clérigo Kiia quien llevaba eu las
majios una copia de las Lecturas Católicas.
Entran, hacen una genuflexión al ingresar
en la sala, otra en la mitad y una tercera
ói los pie.s de Su Santitad. Cesó casi por
completo la confusión cuando vieron en
Pío IX , al padre más afable y venerando.
Xo pudieron besarle el pie por hallarse ante
una mesa. Be.sitronle solamente la mano, y
ol clérigo lin a , acordándose de la promesa
hecha ¿i sus compañeros, se la besó una vez
por sí y otra por aciuéllos.
Indicóles el Santo Padre cpie se alzaran
y se colocaran al fronto de él.
Conviene notar aípií que anunciado Don
Bosco al Papa fué mal leído su nombre,
poi’íiue en vez de escribir Bosco habían escrito Bosser; por lo que el Papa comenzó á
interrogarlo del modo siguiente:
— ¿Sois piamontésí
— Si, Santidad, soy pianiontés, y en este
momento pruebo el mayor consuelo de mi
vida, con hallarme á los pies del Vicario de
Jesucristo.
— j,Eu qué os oíMipáist
— Santidad , me ocupo en la instrucción
de la juventjld y en la publicación de Lecturas mtólkuh.
_ La insti'ucídón de la juventud ha sido
cosa útil en todos los tiem])os; pero hoy es
más nece.saria que nunca. Hay también otro
sacerdote eu 'riirín que se ocupa en educar
á ios niños xmbres...
Advirtió entonces Don Bosco que se había
leído mal su nombro y comprendió á la vez
Su Santidad la equivocación...
Tomando entonces Su Santidad un aspecto
más sonriente le hizo varias preguntas sobre
el Oratorio. Luego volviéndose al clérigo
Búa le preguntó si era j;a sacerdote:
— Santidad, no todavía , le respondió él,
soy sólo üstmlianto do tercer año de teología.
— ¿Qué tratado estudias’?
_ El de Bautismo^ de Coujirmación..... y
mientras iba á enumerarle otros, el Papa lo
dijo:
'_ Este os el tratado más fácil. Y tornando á Don Bosco afmdi»> con graü benevolencia: Becuordo la ofrenda que vuestros
niños me niaudarim á Gaeta y los tiernos
sentimientos tlel escrito que la acompañaba.
Don Bosco aprovechó la oportunidad para
* expresarle la devoción \u’ofiimla de sus uiños
á Su Santidad y le rogó que aceptara una
coiua de Tas Lecturas Católicas, con estas i>alabras:
— Ofrezco á Su Santidad , en nombre de
la Dirección do las Lecturas Católicas una
copia de éstas, encuadernada por los niños
del Oratorio.
— ¿Cuántos son estos niñost

— Cerca de 200 5 pero los encuadernadores
sólo 15.
— Bien, yo quiero enviar uua medalla a
cada uiioj y yendo á otra pieza, volvió á
poco con 15 medallas de la lumaculada Concepción. — Estas serán para los uinos eucuadernadores, le dijo poniéndolas en sus
manos.
Luego dió otra mayor al clérigo E ua, y
en seguida otra todavía mayor á Don Bosco.
Como se hubieran arrodillado x)ara recibirlas
el Santo Podre les indicó que se alzaran.
Creyendo que quisiesen ya partir estaba
Pío IX para darles su bendición, cuando
Don Bosco le dijo:
— Santidad',, desearía hablaros sobre un
asunto particular.
— Está bien.
Entonces el clérigo Kiiu, recibido que hubo
ana indicación de retirarse, hizo una geniillexié)!! eu medio de la cámara y salió.
Discurrió de nuevo con Don Bosco el
Santo Padre sobre el Oratorio y sobre el espíritu de odiicacióu que le anima, encomió
la publicación de las Lecturas Católicas heiy
dijo á los que cooperaban á ellos, y repitió:
— ]\Ie siento todavía conmovido cuando
X)ienso en aquellas treinta y tres liras que
me enviaron los uiños del Oratorio á.Gaeta.
¡ Pobres muchachos que para expresarme su
afecto hasta se privaron de los centavos que
se les daba para comprar el pan necesario
á su sustejito!
Don Bosco le respondió : — Xuestro deseo
era Iiacer m ás, y muy grande filó imestro
consuelo al saber que tal oferta había sido
tan grata á Vuestra Santidad. Sí, Beatíssimo
Padre, en Tarín hay una multitud de ñiños
que os aman tiernamente, y ocurriendo hablar del Vicario de Jesucristo lo hacen con
transportes de alegría.
Oyó esto con marcada satisfacción Pío IX,
V como continuase hablando sobre el Oratorio, de súbito le preguntó á Don Bosco:
— ¿Y cuándo os arrebate de este mundo
la muerte qué será de vuestra obra?
Don Bosco que aguardaba el momento de
hablarle del asunto principal que le llevaba,
respondióle que era precisameute para proveer al porvenir del Oratorio que había venido á Boma, y le presentó la carta con que
le había favorecido el Beviuo. Sr. Eransoni.
Leída que hubo Pío IX la carta de recomendación del intrépido desterrado, y conocida la inteiicióu de Dou Bosco demostró su
ooutento y dijo: — Se ve que estamos los tres
de acuerdo.
fContinuaráj.

Coa aprobjeiaa ds la Aatoridad EclísiisliJi - Gírsat? JOSÉ GASBISO.

Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano 1893
Medios
BS_1893_06