BS_1893_01

Ficha

Título
BS_1893_01
Descripción
Boletín Salesiano. Enero 1893
Fecha de publicación
1893.01
extracted text
AÑO V III.-N . 1.

Publicación mensual.

ENERO de 1893.

BOLETIN SALESIANO
Qruien re c ib ie re A u n n iñ o en m i
n o m b re, A m i m e recib e.
(Ma t ii . x v iit.)

Debemos a y u d a r á. n u e s tro s lie r.
m anos & fin d e co o p e ra r á la
difusión d e l a v erd a d .
( n i S. J u a n , 8).

Os rec o m ien d o l a ñ in e z y la j u v e n tu d ; c u ltiv a d co n g ra n d e esm e ro su ed u c ac ió n c r is tia n a ; y
p ro p o rc io n a d le lib ro s que le en se ñ en A h u ir d el vicio y A p ra c tic a r la v irtu d .
(Pío IX.)

Atiende A la b u e n a le c tu ra , á la
ex h o rta ció n y A la en señ a n za.
(I T im o t h . IV, 13.)
é n tr e la s co sas d iv in a s, lam A s su blim e, es la d e c o o p e ra r con D ios
A la sa lv a c ió n d e la s alm as.
(S. D io n i s i o .)

K e d o b la d v u e s tra s fu erza s A fin
d e a p a r ta r A la n iñ e z y ju v e n tu d d e la co rru p c ió n ó in c re d u lid a d y p r e p a ra r a s i u n a n u e v a
g en e ració n .

£1 am or a l p rójim o, es u n o d e
los m a y o re s y mAs e x c elen te s
dones, que la d iv in a b o n d a d
puede co n ced er A lo s h o m b res.
(E lD oct. S. F p.a 2í c . de Sales).

(L k o n X III.)

D IR E C C IO N en el O ra to rio S a le sia n o — C a lle de C ottolengo N. 32, T Ü R IN (Italia) ) S ^

S U M A R IO .

Felicitación.
3arta dei Sr. Piesbo. Don Mig u e l R ü a , Rector Mayor
de la P ía Sociedad de Sau Francisco de Sales, ú
'nuestros Cooperadores.
Kuevos Misioneros Saleaianoa.
De la am abilidad, dulzura y buen trato del propagandista.
Soili ias de nuestras Misiones. Paraguay.
Repiílilica Argentiua. Colegio Pío IX. Ilustre visita.
Colíjiubia. Una hermosa fiesta en loa Talleres Saleslanos de Bogotií.
Cougreso Católico de Sevilla.
Don liosco apóstol de la devoción á María.
Gracias de María Auxiliadora.
Historia del Oratorio de Sau Francisco de Sales.

n tftt

L os niños ofrecerán esj;)ecialm ente una com unión con este
objetOj sin olvidar pedir cada día
al Señor que llene de paz y consuelo á. cuantos les ayudan á recibir educación cristiana y á aj»render un honrado ofício.
•^1111 m n.i 11111111

CAETA
del sacerdote Don MIODEL MIA
£«ctor Mayor

1a Pía SocáoOad Salcsiaua

á los Cooperadores del Instituto Salesiano

í\ n u e s t i * o s C o o p e r a d o r e s

El Sr. D on M i g x j e I í R i t a , los
Salesianos y los niños educados
por ello desean á todos sus bienhechores un f “liz aiio nuevo, en
t*! cual D ios los colme de bendiciones y les conceda toda clase
de prosxieridad.

B

e n e m é r it o s

Co

o pe r a d o r e s

:

Quienes conocieron á nuestro inolvidable padre Don Bosco recordarán cierr
tam ente la delicadeza de su reconocimiento por la ayuda que se le prestaba
para realizar .‘?u.s obras. Escribía en un
registro el nombre de sus bienhecbores, y
muy grabado lo conservaba en su corazón ; aiAiovecliaba todas las ocasiones que
se le presentaban para demostrarles su

gi'atitudy frecuentemente, y en especial
el día de año nuevo y en los de mayor
solemnidad, invitaba á todos los suyos á
hacer comuniones y partilculares oraciones
I>or las personas que como instrumentos
do la divina Providencia le habían ayudado en sus em presas; y, por fin , recomendaba prácticas de i)iedad especiales
por el descanso cteino de las almas de
los Cooperadores que fallecían.
Confiad, amados Cooperadores, en que
todos los Salesianos, aun los esparcidos
en regiones remotas, continúan imitando
semejante ejemplo de Don Bosco y poniendo en ]U‘á d ica sus santos consejos.
Y muy grato me es al escribiros la i)resente daros en nombre de toda la familia
Salesiana las gracias más encarecidas por
el favor que le habéis dispensado y continuáis dispensándole tanto con vuestras
oraciones como con vuestras limosnas.
En medio de los grandes cuidados y
trabajos propios de mi cargo me cou.suela
vivam ente el advertir que, cu los cinco
años que han transcurrido desde la nuierte
do nuestro vcuera<lo fundador, ni se ha
disminuido el afecto liacia él ni la caridad hacia sns pobres liijos.
Os doy también las gracias por ello, y
pido al Señor qne os jíagiie con largueza.
A l concluir el año 1892 y considerar
las numerosas obras efectuadas en él,
creo necesario haceros nna breve exposición de todas ellas á ñu de qne conozcáis los frutos de vuestra caridad.

Somera reseña de los trabajos realizados
en el año 1S92.
Comenzaré por la casa tan eutranablem eiite amada de D on B asco, esto es, el
A silo del Sagrado Corazón establecido cu
liorna. Bien sabéis, mis queridos Cooperadores, que después do haber edificado
la iglesia jiarroquial por encargo do la
Santidad de León X I I I , concibió el designio do fundar al lado de la misma
iglesia un vasto establecimiento para la
juventud pobre y abandonada. Me complazco en aiumciaros que la fábrica de
dicho A silo toca ya á su término, que
muchos niños so hallan albergados en él
y que se inaugurará solemnemente al celebrarse el jubileo ejiiscopal del Santo
l ’adro, ya que ningún homenaje podremos
presentarle más grato á su corazón que
la apertura do un asih* i»ara tantos de
filis hijos nicuesterosos á los cuales será

dado recibir educación ó instrucción ver“
daderamente cristianas. Es cierto que ba
sido preciso contraer una deuda crecida^
pero confío en que D ios mandará oportunamente los medios para i>agarla.
Continúase en la iglesia del Sagrade
Corazón de Jesús en Roma la celebración
de seis misas cotidianas por todas las personas inscritas en la P ía O irá del Sagrado
Corazón. Y xuies son tantas las ventajas
e.si)iritnales que se obtienen con formar
})arte de ella , no dudo que nuestros celosos Cooperadores á más de ingresar
en ella ejercitarán una especie de apostolado para darla á conocer á los miembros de sus familias y á sus amigos. Recuérdese que es sobremanera importante
])ara aliviar á las almas del Purgatorio,
como que la P ía Obra está establecida
no sólo para los vivos sino también para
los fieles difuntos.
Innumerables han sido las solicitudes
recibidas en 1892 para fundar nuevas
casas. Eu la im])osibilidad do responder
favorablemente á todas ellas se han establecido las que x)aso á enumerar:
A instancias del Illmo. Sr. Obispo de
Ivrea, abrióse una casa en dicha ciudad
para albergar, instruir y educar á los jóvenes que siguen la carrera eclesiástica
y se preparan para servir de maestros cu
nuestros colegios ó de catequistas eu nuestras misiones.
Por disposición de Su S. León X III,
y gracias á su generoso concurso se pre])ara un A silo en O rvieto, donde ya im
religioso salesiano tiene la dirección del
Seminario.
Se ha establecido un asilo en Máscali,
eu S icilia , i)ara los jóvenes que quieren
ingresar en el instituto salesiano y consagrarse á la educación de los niños pobres.
Se ha ensanchado en Catania la Casa
de San Francisco do Sales, donde hay
actualmente 140 niños.
Conforme á la promesa que, visitando
la S icilia , hice á principios del año pasado á nuestros Cooperadores de Marsala
do aceptar la Casa ds la Divina Providencia ^ que con un celo digno de todo
elogio habían preparado, he dado cuiul>lÍQiiento mandando eu el m es de octubre á varios salesianos, que han sido acogidos con entusiasmo y que se dedican
con ])aternal afecto al cuidado de la gran
familia que la divina Providencia les
confía.

Teimiiiado ya los trabajos de fábrica
(•e naa casa en San Pablo, en Sj>ezia, se
han albergado en ella numerosos alumnos.
Otro tanto ha ocurrido en Macerata.
Si de Italia pasamos á Francia conviene notar que se han establecido nuevas escu elas, bajo la protección de San
Antonio de Padua, en uno de los barrios
más p'^pulosos de Marsella. Empeñado
estaba grandemente en ello el Ilustrísimo
Sr. Obispo de la diócesis, y bien se advierte cuán fundado era su interés al
considerar el gran mimero de niños que
las frecuentan, y los cuales á más de estudiar. los ramos de enseñanza asignados
por el programa gubernativo, aprenden
la música, el canto y so ejercitan en las
ceremonias litúrgicas para prestar sus scrMcios en la magnífica catedral de la
ciudad.
E l 21 de noviembre último inauguráronse los nuevos talleres del Oratorio de
San León, y bendecidos fueron por cuatro
obispos que se dignaron concurrir á la
celebración solemne del 50® aniversario
de la fundación de la Obra de D. Bosco.
En marzo m e cupo la satisfacción de
bendecir en K'avarra, cerca de Tolón, un
puente de 2-1 metros, que facilita notablemente el acceso á nuestra colonia agi’ícola de aquel lugar, y de inaugurar al
mismo tiempo la nueva construcción con
que se ha ensanchado dicha casa.
Mucho nos contristaba no x>oder atender sino una míuima parte de las solicitudes que se uos hacían para la admisión
de niños pobres en nuestra casa de Parí.s.
Nos resolvimos, por tanto, á construir un
nuevo cuerpo de edificio que permitiera
albergar doble número de niños que antes.
El edificio está muy abanzado, y una
l>arte ocupada ya por los alumnos. Estos
costosos trabajos han gravado con no escasa deuda al Oratorio de Ménilinoutant;
pero no faltará el auxilio del Cielo para
poder dar pronto término á la obra.
Importantísimas mejoras se han hecho
en el A silo de Jesús Obrero, en Dinán de
la católica Bretaña, y aumentado notablemente el número de alumnos.
La casa de Salón,cerca de boca la del Rólano, de importancia capital para nuestra
Pía Sociedad, merece especial recomendación, como que está destinada á formar
sacerdotes y maestros para los diversos
establecimientos salesianos de Francia,
como son colegios y colonias agrícolas y

aun paralas misiones extranjeras. Grande
es la escasez de bi*azos para los trabajos
rurales y liase despertado una especie de
fiebre por abandonar el país natal para
ocurrir á las ciudades poimlosas. Esto
ocasiona males sin cuento y es nec<‘sario
poner grande empeño en formar hábiles
obreros, diestros agricultores y buenos
cristianos. La casa á que me refiero padece estrechez y muclio necesita de la
caridad de nuestros Cooperadores (1).
A l hablaros do las casas do Francia
mi pensamiento vuela á sus dominios de
Africa, donde se han establecido loS Salesianos , y de donde so nos escribe que
la mies crece abundantemente y que no
es poco el bien que se hace en atención
á los medios de que se dispone. Mucho
convendría ensanchar la casa de Orán
tanto para los niñ()s que frecuentan el
Oratorio Festivo como para los que, i)obres y desamparados, se albergan en el
asilo existente.
En España edificóse una iglesia en honor de María Auxiliadora en Sarriá de
Barcelona, iglesia cuya dedicación se hizo
con gran solemnidad al conmemorar la
fundación de las Obras de D on Bosco.
La escuela de San José do Barcelona
ha visto multiplicarse de tal modo sus
alumnos que llegando á ser insuficiente
fue menester edificar una cainlla más
vasta, la cual bendecida por el Illmo. Señor Obispo dioee.snno fué inaugurada aún
para beneficio de los adultos el día do la
Inmaculada Concepción.
A l enumerar las diversas obras llevadas á cabo en el año de 1802 debo hacer
especial mención de una <iue llenaba de
consuelo á Don Bosco y que aplaudirá
ahora desde el cielo: es la de los Oratorios Festivos. Bien sabéis que nuestre
buen Piwlre comenzó con ellos sus trabajos, y si bien con el tiejupo ensauchó
notablemente su campo de acción, la miró
siempre con interés particular; no ignoráis taini)oco que en estos aciagos tiempos en que los malos se afanan en corromper á la juventud, ya con enseñanzas
contrarias á la religión, y a con la fría
(1) H é a q a í la dirección p ara los socorros qne
se q u ieran e n v ia r le :

MoitHeur le Directeur de S. Pierre de Caru>n
p a r Pélieeanne
(Boucltee du Rhóne).

—4 —
indiferencia, y a con los alicientes del vicio, los Oratorios Festivos ponen al sacerdote eii relación con muchos niños, que
de otro modo no oirían jamás una palabra sobre las verdades de la fe católica.
A estos Oratorios se atrae á los niños
con juegos variados ó inocentes, y en ellos
se les instruye con las enseñanzas de la
religión y se les da toda comodidad para
fisistir á las funciones sagradas y frecuentar los santos sacramentos. Inmensas son
las ventabas que so obtienen en semejante
institución.
Damos, por tanto, gracias al Señor por
haber, en 1892, conseguido abrir Oratorios Festivos en Treviglio, Lugo, Savona,
Alí, C atania, Niza de S ic ilia , N iza Maj'ítima. Lila, Utrera y Sevilla.
El presento Boletín os anuncia el aprecio hecho de los Oratarios Festivos Salosianos por el Congreso Católico de Se^illa, y yo los recomiendo pai'ticularmente
á vuestra caridad.
Por lo que toca á la América no necesito hacer una exposición circunstanciada, pues bien conozco con cnanto interés leen nuestros Cooperadores las noticias enviadas por nuestros Misioneros.
Basto advertir que los Salesianos envia<los en noviembre á Méjico llegaron con
felicidad y fueron recibidos allí con grandes
muestras do benevolencia.
Nuestros Ooot)eradores que miran con
singular interés las M isiones Salesianas
celebrarán saber que la Santa Sede, de
acuerdo con el Gobierno de la Eepiíblica
del Ecuador, ha confiado á los Salesianos
un nuevo Vicariato Apostólico en Jivaros,
Méndez y Guallaquiza, que son los pueblos más salvajes do aquel país. E l 9 de
diciembre próximo pasado partieron al
efecto de San Nazario cinco sacerdotes
paia aquella república, y entre ellos un
sacerdote y un catequista para esplorar
el campo íle la nueva misión y llamar en
su ayuda á otros hermanos tan pronto
como hayan lijado un lugar de residencia. Fundóse también un asilo con escuelas y talleres en lliobam ba.
*
Junto con los misioneros que partieron
para el Ecuador embarcáronse otros para
la casa de Bogotá en Colombia y un sacerdote y tm cate(iuista para A gua de
Dios, adonde van á compartir los trabajos
con el sacerdote D. M iguel U n ía , que
con heixiica abnegación se ha consagrado
al servicio de los lei>rosos, i)obres é in-

felices que sienten gran consuelo al verse
atendidos por manos caritativas y gozar de
los consuelos que proporciona la religión.
Embarcáronse casi al mismo tiempo en
Burdeos nueve Salesianos para Patagonia, y ocho en Genova para el Brasil, á
la vez que seis Hijas de IMaría Auxiliadora para Ohile y seis para el Brasil.
Echáronse los fundamentos de una casa
de artes y oficios en M ontevideo y fundóse un Oratorio Festivo en la ciudad
de Mercedes, en Uruguay.
Abrióse en Mendoza de la Eepública
A rgentina un nuevo asilo con talleres y
escuelas, y en B ernal, cerca de Buenos
Aires, se construyó un edificio para educar á los jóvenes, á los cuales anima
el deseo de prepararse á formar parte de
nuestro Instituto y cooperar personalmente á los trabajos de nuestras misiones.
En Santiago de Chile, después de gran
insistencia y largo tiempo de espera, se
ha tomado la dirección de los niños huérfanos en la última guerra, quienes se han
albergado en el Asilo de la Patria.
Bien conocen nuestros Cooperadores los
esfuerzos de nuestros Misioneros para evangelizar la Patagonia meridional, y los
trabajos hechos en la isla de Dawson en
la Tierra del Fuego. El capitán de la nave
que condujo allá á Monseñor Cagliero repetía con viva satisfacción al visitar aquel
lu g a r: « Diríase que esta es una escuela
rural de un país europeo. » Los indígenas se habitúan poco á poco al trabajo
y á atender con interés sus familias. En
Puntareuas hemos debido lamentar un
gran incendio que en pocas horas hizo
desaparecer el fruto de largos y penosos
trabajos de los pobres misioneros de aquella tierra.
Estos son en com pendio, mis amados
Cooperadores, los resultados de vuestra
perseverante caridad.

Obras propuestas para el aiío 1893.
Un día que nuestro buen Padre Don
Bosco conversaba con un excelente Cooperador salesian o, éste creyó conveniente
insinuarle que en vez de emprender nuevos trabajos so concretara á robustecer
los ya establecidos.
S(, aceito la idea con una condición, contestó él. — ¿ Cuál seríaf — A condición de
que el demonio no emplee nuevos artificios
y asechanzas. Pero como él es infatigable en
el empeño de perder las almas, fu erza es que
pongamos todo el nuestro para salvarlas.

Yo á mi vez deseo arrancar muchas
almas de las manos del demonio y x>or
esto unido á los esfuerzos de vuestra caridad me propongo consagrar el más singular interés al iSien de ciertas obras de
capital importancia.
Os ruego ante todo que os dignéis ayudarme á dar un nuevo impulso á las misiones que con tanto celo y abnegación
dirige nuestro hermano el Illmo. Sr. Don
Juan Cagliero, Vicario Apostólico de la
Patagonia, quien se halla actualmente
en Europa, á donde ha venido á solicitar
encarecidamente la generosidad de todos
los fieles que se interesan en la difusión
de la fe y civilización cristiana y la extensión del reino de Jesucristo. Indecibles
son las necesidades de aquella santa misión é innumerables los sacrificios que los
obreros del Señor padecen para atraer y
catequizar á los neófitos.
!Rpl veces la carencia de recursos los
detiene en sus excursiones ó les obliga á
volver atrás con gran sentimiento al prever que en pocas semanas desaparecerá
en gran parte el fruto de sus fatigas,
i Quiera D ios que Monseñor ¡nieda llevarles un buen socorro al volver á Am érica !
. También los misioneros de la Patagonia meridional y de la Tierra del Fuego
me x)iden x'íor medio de su suiierior, Monseñor José Fagnano, que les mande socorros. Devorada por im incendio la iglesia ]>aiTO(iuial en leño que habían edificado
en Pimtarenas, como antes he dicho, necesitan emprender el trabajo do otra de
material sólido y más costosa. En la isla
de Dawson, siendo preciso edificar habitaciones i)ara los. indígenas, y proporcionarles vestido y alimentos no cuentan
sino con las limosnas de iun‘stros Cooperadores. Aquellos infelices, si bien de
salvaje aspecto, como se ha visto últimamente en la exposición de Génova, han
sido redimidos con la sangre de Xuestro
Divino Salvador, y saben corresponder á
los cuidados de quienes se consagran á
mejorar su condición.
Vuestra caridad hará más llevadera su
suerte en la tierra y les abrirá las puertas del c ie lo ; unidos así vuestros trabajos
á los de los misioneros Seréis los continuadores de la obra ci^^lizadora de Colón y dilataréis los dominios de la reli- ,
gión hasta los confines del mundo.
Para facilitar los trabajos del aposto- ,
lado cristiano en Jivaros (Ecuador) será :

menester fundar una casa en Cuenca, no
tan lejana de las provincias salvajes.
Otro trabajo que deseó ver pronto coronado es el de la construcción do la
iglesia del Sagrado Corazón en Londres.
El Boletín Salesiano os ha dado cuenta
de la bendición solemne de la primera
piedra y del comienzo de la obra. Entre
tanto las funciones parroquiales so hacen
en una sala del colegio, y toda demora
en la construcción es en gran manera sensible y perjudicial á las almas del pobre
y i)oimloso barrio de Battersea.
Se han recomenzado los trabajos en
nuestra casa de !Mesina. IMacerata no
tiene aún una iglesia julblica; la necesidad (le una.es manifiesta, y confiados en la
Providencia vamos á dar principio á una.
D e gran imi)ortancia sería una casa de
artes y oficios en Montpellier (en Francia). El venerando Obispo de aquella di(5cesis nos insta á fundar una en 1893. Los
Cooperadores de aquella ciudad que con
tanto júbilo recibieron á D. Bosco cuando
estuvo allí quieren tener cuanto antes un
Oratorio Salesiano. Parece llegada la hora
fijada por la divina Providencia para realizar sus deseos, pues una piadosa señora
ha proporcionado ya el terreno, otros Cooperadores han dado algunas limosnas para
el mismo c)bjeto y es de esperar que éstas
no faltarán al poner manos á la obra. .
Como no m e sea dado extenderme demasiado omito hablaros do otras obras
que, vSi D ios me conserva en v id a , quisiera ocuparme en el nuevo año.
Terminaré recomendando muy do corazón á vuestra caridad las casas y misiones existentes que binto necesitan de
ayuda en estos tiempos difíciles.
Y no dejaré la jduina sin i)ed¡ros antes
exciisjis, mis amados. Cooperadores, si
abuso de vuestra bondíul y paciencia. Las
grandes necesidades de nuestro Iu.stituto
me mueven á dirigirme á vosotros qtiizá
con demasiada frecuencia; pero me alientan las palabras dichas á Don Bosco por
varios insignes bienhecliores al expresarles los más sinceros agradecim ientos: < lío
m e lo agradezca, le decía cada uno, que
soy yo quien debe dar á XJ. las gracias;
pues que he advertido que cada vez que
doy una limo.sna para la educación de
sus niños ó necesidades de sus misiones
María Auxiliadora m e ha pagado con
gran largueza. >
Esto no es más que el cumplimiento
de la promesa de Isuestro Señor, quien



6

aseguró la recompensa mmc in iemp&re
hoo (I), esto es, aun en esta vida mortal
por el bien que se haga al prójimo en
su nombre. ¿Ouáutos no deberán á sus
obras de caridad el hab(;r sido i>reservados de mil contratiempos y peligros y
haber obtenido f(*liz óxito en sus trabajos t Cada día rogamos á Dios, por intercesión de María Auxiliadora, para que conceda todo góncro de bondicioues á nuestros bienhechores, y si Él no se digna
concederles siempre gracias t(m)])oraIes
es ciertamente iioríjue, como decía Don
B o sco , quiere que al fin de la vida recejan todo el fru to de las buenas obras.
El Señor os conceda vida larga y feliz
y la suerte de enriqueceros (le m(5ritos
para el cielo.
Rogad á vuestra vez por quien se profesa siempre con el mayor reconocimiento
de vosotros
Obligadísimo y S. S.
M


Prcaljítero.

ig u e l

a

Turín, 1“ do mioio de 1893.

EEVOS MISIONEROS SALESIANOS
P A R A A M E R IC A
----- -------F ie s ta d e d esp ed id a <‘n ol sa n tu a rio
d e M aiáa Auxíliadoi*a.

El 4 de diciembre próximo pasado celebróse con gran solemuida<l eu la iglesia de María Auxiliadora el cuarto centenario del descubrimiento de Auufu’ica y
tributáronse rendidos homenajes á la memoria de Cristóbal Colón. Hermosísima
tuó la misa cantada con música do lo.s
más insignes maestros y numerosísimo
el eoucurso do fíeles de todas las gerarqnías sociales.
En la tardo so representó en el Colegio Salesiano do San Juan Evangelista
un nuevo drama del R. P. Juan B. Lcmoyue, titulado Cristóbal Colón ^ obra de
gran m órito, tanto por su fldelidad histórica como por el gusto artístico que lo
distingue. Asistieixm á la representación
lim o, y Revino, iSr. Arzobispo de Turín, el Tilmo. Sr. Cagliero, Vicario Apostólico de la ratagouia, muchos Coopera(1) S. M;ircos X, 30.



dores Salesianos, algunos misioneros y
varios indígenas de la P atagon iay Tierra
del Fuego, de que hablamos en nuestro
boletín anterior. Cno de los patagones
tomó parte activa en el concierto con la
banda de música del Oratorio y uno de
los fueguinos, de edad de seis’ años, conducido por un ilustre personaje, recogió
las ofertas que se hicieron para las misiones Salesiauas. La escena fué tierna y
muy aidaudida.
El día cinco se celebró todavía uu
grandioso acto literario musical en el
Oratorio de S. Francisco de Sales y, por
ün, el seis presencióse un hecho que manifiesta la singular bondad de Dios con
la obra de D. Bosco. Las Misiones Salesianas toman de día en día un desarrollo
más extraordinario. Con la protección verdaderamente prodigiosa dispensada por
Mavía , la humilde semilla se ha transformado en árbol gigantesco. Setenta misioneros, religiosos y religiosas de las
Casas Salesiauas van á compartir los trabajos en que se hallan empeñados muchos otros salesianos.
Cristóbal Colón no podía ser honrado
más dignamente en su cuarto glorioso
centenario.
El seis de diciembre á las tres postmeridiano el gran templo de María Auxiliadora , vestido de g a la , desbordaba de
gente. Las miradas de la concurrencia
entera se dirigían al i)resbiterio, donde
el lim o, y Revino. Sr. Arzobispo Riccardi
administraba solemnemente el bautismo
á Daniel xVcaluf, indígena de la Tierra
del Fuego, de edad de unos treinta años,
que no hace mucho fué traído de la isla
de Dawsou por el R. P. Beauvoir. El catecíímeno, que ya de antemano se alegraba
con el x>tmsainiento del bautism o, manifestaba gran consuelo al recibirlo.
Es éste el primer salvaje qué se bautiza en el santuario de María Auxiliadora. La ceremonia fué de lo más conmovedora, como quiera que recordaba los
grandes esfuerzos de Don Bosco para establecer las Misiones en las apartadas
regiones de América y las bendiciones
dadas á tantos y tantos misioneros que
han ido á acristiauar aquellos lugares.
Subió al púlxúto Mons. Cagliero y pronunció un (liscurso que enterneció sobremanera. « Descubierta la América y comenzada la conquista de aquellas tierras
vírgenes, diéronse á conquistar almas los
ilustres hijos de San Francisco de Asís,

— 7
<ie Santo Domingo de Guzmán, de San
Ignacio de Loyola y siguen ahora sus
huellas los salesianos. La palabra de J e sucristo: J^untes (lócete omnes gentes^ resuena todavía y repítela su representante
el Soberano Pontíflce y, á nosotros, nuestro amado ftindador y Padre Don Bosco.
La obra es grande. Muchos miles de indígenas permanecen todavía envueltos en
las tinieblas de la ignorancia con todas
las miserias y horrores de su condición
salvaje. Tan sólo en el Brasil hay mies
para un ejército de misioneros. Valor y
confianza en Dios. En el nombre del Señor y con el auxilio de María los salesianos existentes en América llegan ya
i 500 y sus casas, co leg io s, oratorios ,
asilos, etc., á sescmta. »
El Illmo. Sr. Cagiiero se extendió en
manifestar el trabajo de las misiones entre los salvajes, y el de la labor no es<iasa entre los pueblos civilizados y entre
los italianos emigrantes. Improba y muy
dura es la tarea; pero cada gota de sudor
que por amor de Cristo se derrama en
el campo apostólico es fecundo en bendiciones.
Fué sobre todo elocuente el Illmo. Sr.
Obispo cuando habló de Colombia y del
lazareto de leprosos en A gua de D ios....
ct nos del)emus animas nostras poíiere pro
fratrihns mstris...
Dió en seguida la bendición con el Santísimo Sacramento el 111.”*'' y E ev.“®S. Kiccardi, quien dirigióse después con palabra
vibrante y conmovida á los nuevos misioneros, ó hizo gran elogio de D. Bosco
y de su obra. Los misioneros recibieron
reverentes su entusiasta saludo, abrazaron en seguida á D on Rúa, al Illmo. Señor Cagiiero y demás superiores y i>artieron atravesando el tenjplo x>or medio
de la muchedumbre que hacía los votos
más fervientes por su felicidad.
Los misioneros dejan la patria y familia , todo lo ofrecen, hasta la ¡nopia
vida por la salvación de las alm as; los
que ajnecian su importante obra sabrán
ofrecerles el concurso de su caridad y
oraciones. D ios bendecirá el óbolo dado
por mano cristiana y generosa y llenará
de consuelos á los que se empeñan en extender su reino en la tierra y acrecentar
su gloria.

DE LA AMABILIDAD, DDLZUBA Y BUEN TRATO
del Propagandista.
Que las palabras intransigencia, horror
á la herejía, odio á la falsa caridad, suenan
á cosa dura y x>or lo mismo son antipáticas
á la muelle generación de hoy, no trataremos de negarlo. Ciertas cosas han de ser
por necesidad así y querer ofrecerlas
suaves y azucaradas es darlas falsificadas
ó por lo menos con notable avería. Sin
embargo, eso mismo que es en sí do una
dureza y austeridad (pie espanta á los
afinados caracteres del siglo en que vivimos, jniede tener gran compensación
en otras cualidades del que lo ha de
poner al vservicio do D ios y de la fe
cristiana. Estas cualidades que debe tener
el Projiagandista católico para templar
en algo la aspereza y austeridad de su
oficio, deben ser una suma amabilidad
en su trato social, y una hermosa y gallarda dignidad en el mismo ejercicio de
sus más acerbos deberes.
¿Cómo? Procurando (pie sus palabras
y m aneras, sus costumbres y accion es,
sean todo lo posible simpáticas y actractivas á los mismos á quienes tiene necesidad de vivir com batiendo, y esforzándose en que los mismos que sienten
el poder de su brazo jiara desarmarlos,
vean al ]>ropio tiempo la hidalguía de
su corazón cuando sea oportuno favorecerlos.
¿Qué misterio es e s te , exclama no sé
dónde el iirofundo conde de Maistre, que
el militar, cuyo oficio es el más duro,
pues no es otro que destruir y matar,
sea á la vez en todos los siglos y en
todos los xmeblos el tipo más simpático
y caballeresco? Vedle: la espada que le
cuelga al cinto es de acero lo mismo
que el imñal, y como él hiende y trasX>asa ; sin embargo, hasta las damas miran
con simxiático interés el brillo de la hoja
toledana que blando el bizarro oficial, al
mismo tiempo que los más impávidos ven
(xm horror y estremecimiento la otra (jue
esconde bajo su capa el asesino. ¿ Qué
hay aquí? Sucede que el mismo instrumento de horrores y carnicerías es noble
y simpático cuando signifiija la defensa
de la f e , de la patria y del verdadero
honor, tanto <Jomo es vil y degradante
cuando recuerda el atroiiello y la alovosía.
Ahora bien. Soldado es el Propagan-

—8 —
(lista católico de buena ley ; soldado es,
pero no asesino y bandolero. H iere y
machaca cuando su deber le manda herir
ó machacar; pero es con la espada noble
del valeroso m ilitar, no con el cobarde
puñal de los criminales. Caballero de
Cristo es, no menguado alquilón ó condottiüTO do las humanas pasiones. Arda
en sus ojos la santa indignación contra
lo que odia y odiar d e b e ; pero en sus
labios dibiijese á la par la bella sonrisa
del que nuiclio ama, por(|iie. (como dijimos) sus odios no «ieben ser mas (}ue
una forma de su mismo intenso amor.
Terco le llamará el m undo, pero ¡cuán
bella no es también tina frente terca (pie
no se doblega ante el halago ni ante la
amenaza, sobro todo cuamlo á su rededor
no mira más que frentes avasalladas y
eiivileciilas por el miedo ó por la adulación! iíío preste su brazo á todos los
abrazos, ni su corazón á todas las amistades: i)orquo ha de saber que hay abrazos que deshonran y amistades que el
código del honor llama traiciones.
¡Ah! Bien sabe D ios cómo quisiéramos
nosotros al Propagandista de la verdad.
Intolerante como ella misma; pero como
ella misma sereno, radiante de luz, floreciente de divinas sonrisas. Sí, no olviden
esta provoiiciéii nuestros amigos. Sin
abdicar ninguno de los eternos derechos
de la fe, sin entrar en pacto ó transacción
implícita ó explícita con sus enem igos,
sin aceptar ni de lejos la falsa caridad
moderna, que no es en el fondo más que
impía tolerancia racionalista; procuren,
sin émbargi), hacerse cuán amables, cuán
simpáticos puedan á sus proiúos adversarios. ¿Quién es capaz de enumerar aquí
las mil y una ocasioiu's en que so pueile
dar muestra do esta amabilidad? Poned
cuanto podáis rostro alcigvc á todo el
mundo que nada hay (pie desacredito
tau ]U’onto una eausa como el cefio y
nialhiimor habituales do (püen la predica
ó defiendo. 8i os encontráis en una callo
con un amigo y con un adversario, sea
para éste vuestro imls pronto y afectuoso
salu d o, ponpie al otro le tenéis ganado
ya, y á éste lo habéis aún de ganar.
Adelantaos á él en esta demostración de
social y cristiana cortesía ; así lo obligáis
á que, ó se muestre él d escortés, ú os
]>ague con la misma moneda. Un acto
<lo estos puede ser principio do una relación, y ésta do im cambio do ideas en
nuestro enemigo. U n afectuoso saludo no

cuesta un céntimo, pero puede contiuistar
un alma. H ay la preocupación muy común de que los corazones se rinden con
argumentos, cuando lo usual es que no
se rindan sino con el afecto de otro corazón. N o neguéis el vuestro, ¡oh apóstol
cristiano! al mismo á quien tenéis deber
de sonrojar y combatir. La mano misma
que causa con la espada profundas heridas durante la batalla, si es generosa,
vierte sobre ellas el bálsamo después de
la victoria, y extrecha con dulzura la del
I)ro])io contradictor.
Haced favores á cuantos p od áis, pero
tened á gran dicha poder hacerlos á quien
disienta de vuestras ideas. ¡Oh qué seguro camino es para apoderarse de todo
el lioinbre el hacerle esclavo de un beneficio! N i so lo escatiméis, ni cercenéis,
ni se lo vendáis caro de súplicas, ni deis
á entender que el hacerlo os cuesta
un esfuerzo, llilarem datorefm diligitDeHS:
Gusta D ios del que da con alegre y
abierto corazón, y también gusta de eso
el hombre. Mostrad más bien que os
honráis con hacer un favor, que no que
pretendéis con él que os tengan por alguna cosa. No exijáis el agradecimiento:
y a se vendrá él por su propia voluntad.
Amad del hombre á quién queráis ganar para Dios, no sólo su persona, sino
todas las cosas que le son más allegadas.
Hablad bien de su profesión, enteraos
con placer de su familia, acariciad á sus
niños. ¡Oh! los n iñ os, ¡qué admirables
auxiliares son para la Propaganda! Hay
soberbios castillos de error y de odio á
la verdad, que han sucumbido ante esas
demostraciones de afectuoso interés, habiendo resistido á las más vehementes
embestidas de la polémica. Polém ica ha
do haber, ¿quie.i co duda? ¿cómo de otra
manera se desvanecería ante los incautos
el eterno sofisma de la impiedad ? Pero
la polémica es casi siempre de suyo env(*nenada y envenenadora del amor propio. Y el amor propio herido es el muro
do más altura y espesor que levantarse
pueda entre el corazón del hombro y el
conocimiento do la verdad. Importa, pues,
que á las buenas razones y á la intransigente profesión de la fe acompañen la
abnegación y el amor que nos abran por
sí solos (con el auxilio de la gracia)
brecha eu el cam])o enem igo, no los
arranques del orgullo lastimado que hagan imposible todo acceso á la fortaleza
que se quiere rendir.

— 9En suma, llagamos simpática la verdad
no desfigurándola, no partiéndola á me
dias con el error, no cediendo el más
mínimo de sus imprescriptibles derechos,
— quédese eso para la muy menguada
escuela equilibrista que aborrecemos más,
mil veces más que la impíamente radical; — sino con la alegría del semblante, la maguanimidad del corazón, la
buena disposición para el olvido de la
injuria, la mano extendida á todas horas
para dispensar beneficios. Amemos como
á hombres y como á hermanos á los
mismos á quienes hemos de combatir
y perseguir como á enemigos. ÍTada que
huela á transacción, nada que parezca
afición al banco componedor y conciliador. Firme y constante debe ser nuestra
actitud, inmutable la d ivisa, « para la
verdad todo, para el error nada; »
esas armas sepámolas también cubrir
de galas y flores cuando lo demande la
ocasión: nada perderán de su temple y
filo, aunque se presente gallardamente
enguantada y con arreos de caballero la
mano que las ha de blandir. liío tratemos
de hacer amables nuestras personas á
costa de la verdad, sacrificándola á ella
para que nos miren con buenos ojos sus
enem igos; esa es traición de viles y cobardes. Busquemos, sí, hacernos amables
á todo el mundo a pesar de la crudeza
de nuestros princii)ios, para que se refleje
en ellos la simpatía con que nos mire el
mismo enemigo. E l mundo suele pagarse
muy mucho de ciertas naderías que son
pm’u forma, y que el hombre superficial
se siente tentado á mirar con desprecio
ó comi>asióu. Pero el verdadero filósofo
debe considerar que, aunque en sí nada
sean, son mucho en concepto de la g eneralidad, y debe juzgarlas á tenor de
este comiin concepto y servirse de ellas
el Prox)agandista, en lo que no ofendan á
Dios, como de moneda corriente para el
logro de sii hermosa y , honrosa Propaganda.— Circulo Católico de Méjico.

NOTICIAS DE NUESTRAS MISIONES
Tna Tísila al Paragnay;
E

ev d o

Bahía Xegra 6 Puerto Pacheco,
25 de junio de 1892.
. Pa d e e :

Hace una semana que me encuentro entre
los indios chamacocos, al oriente del Paraguay, á 172 leguas al norte de la Asunción,

capital de la República del Paraguay, y á
65_del río Apen, afluente del Paraguay, que
señala el límite de la provincia de MattoGrosso con la del Paraguay. Son países muy
atrasados particularmente con respecto á la
religión. Desde Concepción hasta Ooimbra,
esto es, en nna extensión de 126 leguas no
hay sacerdote alguno, ni jamás pasa ningún
misionero á predicar, adoctrinar y administrar los sacramentos á los numerosos indígenas de esta región. Igual abandono so nota
en la parte del este del Brasil y en las comarcas de Bolivia confinantes con estas naciones. He visitado y oatequizailo dos toldeí w , habitadas por unos dflO chamacocos. A
derecha del río Paraguay hay otras ocho
gobernadas por caciques, y como viniera á
verme el x>i*uicipal de éstos, casi desnudo,
le regalé algunos vestidos, tabaco, mandioca
y otras fruslerías, con lo que quedó sumamente contento y muy deseoso de que visitara sus dominios.
A la izquierda del río, en el territorio brasileiio, me entretuve con unos 40 indios que
se ocupaban en la caza de tigres, x)aiitoras,
jabalíes, etc. Las tolderías de éstos están
lejos, por lo que no me es posible visitarlas
aiiora, ni tampoco las de otros indios agrícolas de que me han hablado, ios cuales
mantienen vacas y caballos y se sirven del
arco y flechas y aun de fusiles.
También los chamacocos saben manejar el
fu sil; pero no se alejan mucho de sus toldos
por temor á los tigres.
Me faltan los medios para llegar á Curombá, Matto Grosso y Madeira é irme á
embarcar en el Pará; x>or lo cual habré de
esperar un vaporcito en Santa Fe (xue'me
lleve á Curoinbá, de donde seguiré camino
á la Colonia Esperanza. Para conseguir el
resultado que sería de desear en estos lugares es necesario tiempo y paciencia.
Se recomienda en sus oraciones su afectísimo hermano servidor y capellán.
A n g e e Sa v i o ,
A l Bevmo. Sr.
Don Santiago Gostamagna.
V illa Concepción, 16 do ju lio 1892

P. G o s t a m a g n a :
Estoy de vuelta del alto Paraguay, mal
contento de haberme iiotlído detener tan corte
tiempo en regiones más necesitadas de misioneros que la mi.sma Patagonia, en razón
dé ser muy pobladas de indios do varios
tipos, costumbres é idiomas. !N'o son las tolderías dé éstos como las de los indígenas de
las Pampas ó de los teliuelches; sin ser obras maestras están mejor cubiertas por medio de cañas y de cierta chamiza llamada
caraguatá, ife dicen que he corrido no poco
peligro; pero aun conservo la cabeza en el
Qu

e e id o

m m



tronco y algunos cuartos para pagar el viaje
<le vapor.
Ouaiido llegue á San Carlos le contaré curiosas cosas que puedan interesar á nuestros
misioneros que no teman el calor de 45 grafios en el verano, que el invierno es una
verdadera primavera con ñores y frutos y
18 grados centígrados sob e cero. Nada le
diré de los zancudos y de otros niosquitos
que por acd liierven. Algún bien se ha hecho y espero que ú su tiempo fructificará la
semilla es]>arcída.
Los protestantes procuran hacer ])rosé1itos
en una parte del Chaco y en San Salvador.
La antigua iglesia de este lugar ya en ruinas la ocupan ahora los protestantes.
La autoridad y el pueblo desean vivamente
obreros católicos, lísiícro que el Señor no tardará en mandárselos.
Le saluda con todo afecto su hermano servidor y capellán
A n g e l S a v io .
V illa Concepción, 16 do ju lio do 1892.
lÍEVM O. S r . D . ItU A ;

Acabo de dar una fatigosa misión en el
Paraguay, con todas las facniltades de la
autoridad eclesiástica y manifiesta satisfacción del poder civil. He recorrido gran parte
del Chaco, del Paraguay y de la dilatada zona brasileña de la provincia de Matto-Groso.
No me fue posible llegar á Cujubá ni á
Curombá, sin barco para pasar el río á causa
do estar interrumpida la comunicación con
motivo de la revolución que agita á esta
provincia.
iMe detuve en Bahía Negra, Puerto Esperanza, Olimpia, Apen, Puerto Casado, Colonia liisso, Suji José, San Salvador y otros
puntos intermedios de menor importancia,
viajando ya en barco de vapor ó de vela,
ya en chalupas de indios, en las cuales pueden
ir dos ó tres personas. Los indígenas de
«stas regiones soii de diferente idioma y costumbres : chamacocos , caiueos , sanapanes,
angaités, senguas, tobas etc., apenas si usan
vestido alguno y tienen cierta idea de Dios.
Nadie sabe calcular el número de pobladores;
pero son algunos miles. Pocos se relacionan
con loa pueblos civilizados y los habitantes
do ahora no conservan memoria de haber
visto sacerdote alguno en tales parajes, si
se exceptúa Apen donde hace años estuvo
varios días un misionero, aífuy conveniente sería establecer misiones, si bien las dificultades
son mucbas: el clima, los animales venenozos, las vívonuj, los mosquitos, los tigres,
etc.} poro la caridad todo lo sufre, todo lo
soporta y os Cívpuz de vencer mayores obstáculos. Si yo no fuese tan viejo le diría:
£cce egoy mitte
desgracia haber nacido
tan presto y haber conocido tan tarde Vi estas gentes. Dios inspire á otros á venir á
salvarlos, que la mies es grande.

10



Ahora partiré para la Asunción para dai
cuenta de los bautismos, matrimonios y comuniones , y en seguida volveré á Buenos
Aires.
Tiempo es de cerrar la presente antes que
zarpe el vapor Hiimaitá, que ya silva para
indicar su partida.
Dígnese rogar por su afmo. S. 9. y Cap,
A n g e l Sa t io .

Las Hermanas del Instituto de María Aniilíadora
en el Brasil.
nace pocos meses que anunciamos el viaje
de estas Hermanas al Brasil, donde no habían aúii establecido casa alguna. Mucho
celebramos advertir ahora que ya han abierto
tres casas pura niñas pobres en Lorena, Guarantigiitítá y l^indamonhangaba, como lo pública ül Lidiador de San Pablo, del cual tomamos los párrafos siguientes:
» Eu estos tiempos de guerra y odio satánico á la Iglesia es grato al cristiano oír
contar sus triunfos y los prodigios de celo
que hacen sus hijos.
» Habíase esparcido ya la voz de que las
Hermanas del Instituto de María Auxiliadora vendrían á abrir colegios en Lorena,
Guaran tiguetá y Pindamonhangaba para la
educación de las niñas pobres, y el 14 de
marzo tuvimos la satisfacción de verlas desembarcar en Itío y partir en breve á Lorena.
» Allí fueron recibidas con vivos aplausos
de todas las clases sociales y tomaron posesión de la casa que para el establecimiento
de un colegio les regaló el 9r. Moreira Lima.
Obsequiáronlas con exquisitas atenciones las
más distinguidas señoras de la sociedad y eu
la tarde asistieron á una función solemne
que tuvo lugar en la iglesia de San Benito,
en acción de gracias por el beneficio que
María hacía á los loreneses, y á la mañana
siguiente partieron para Guarautiguetá y
Piiidamonhangaba las destinadas á aquellos
lugares y las cuales fueron recibidas igualmente como en triunfo...

CCC^^OQOOOCCCCC^

REPUBLICA ARGENTINA
Ilustre visita. — Feliz presagio para la República.
Bupuoa Aires, Colegio Pío IX.
Almagro, 28 do julio de 1892.
P e v . S e ÍÍOE D. B u A :
Esto último tiempo ha sido de prueba para
nuestras casas do esta nación: la grande
escasez de recursos ha ocasionado la sus]>ensióu de los trabajos de fábrica; la iutiueuoia la han padecido no pocos escolares

^

11

j prwlucido gran pánico. Pero Dios nos re^
Lía á la vez con sus consuelos, y fe,i.nuie
ffel que acaba de concedernos con una \iRita tan inesperada como honrosa y
T es á saber la del Presidente electo _de
S Lniiblica el Sr. Dr. D. Luis Saens Pena.
Ayer 27 ’á las 4 p. m. fué recibido por
el B. P. Santiago Costam?ffua cuando los mucbacbos del Colegio
S ' i S n ert el patio con el entusiasmo de
iostumbre. Luego que éstos oyeron pronunn L b r e del Sr. Saens Peña prorumnieron en fragorosos vivas. L1 noble magistoado se entretuvo algún-s instantes con
Slos y respondió á sus ■aclamaciones co
ts m palabras : Sed dóciles y respetuosos con
vuestros superiores y conseguiieis gran s.



son de un precioso himno, el Sr. Saens Pena
expresó con toda franqueza el grande aprecio que hacía de la educación
iiico medio para reformar la sociedad, y ugo
que sentía vivo consuelo al contemplar tan
hermoso plantel destinado al bien de la

'^^vStado que hubo la casa dió un abrazo
á D. Costamagna diciéiidole: -Ife cou(iiatuU>
dcl bien que hace á
jueentiid y lo fcliciilo
por ello muy de verae.
^
El Señor que quiere iluminar esta Itepublica con una nueva aurora de esperanza,
precisamente cuando acaba do liacoi.se una
grandiosa romería á Vuestra
de Luiáiu se digne bendecir la elección dol benoi
Saens Peña, sincero católico y magistrado
iutegérrimo.
,
Cuando esta mía llegue á sus manos, ed
seguida A visitar los talleres, y en
telégrafo le habrá anunciado, muy quomlo
tanto que admiraba que se bubierau Podido Don Una, la sanción del Congreso nacional,
establecer los de imprenta,
que ha de verificarse el 15 de
dición de caracteres ,
debiendo ser investido del poder el l-« do
trería, etc., todo sin el concurso del Gobieino
mvo tiempo de ordenarse la banda militar octubre.^^ cuarto ceuteiiarío del descubride los alumnos y saludar al Presidente fu- miento de América será acá, para ios catófnro con lo mejor de su repertorio.
licos, doblemente solemne.
El üustre personaje tenía para
^
Tenga á bien, Revino. D. Búa, comunicar
ualabra de aplauso y aliento; mostraba es- esta grata noticia á Mons. Cagliero, quien
tar bien informado del espíritu de
celebrará saber cuánto
instituto y nos dejó entender que el m 'O Saens Peña la visita que de él recibió antes
interés que abrigaba por la lustiueción del de partir para Europa.
pueblo le había movido á conocer pei'soual'
Sírvase dar su bendición á esta casa y reL n te el estado y condiciones de esta casa cibir las expresiones de mayor veneración y
delante de sí á trecientos niños afecto de su hijo en J. O.
J o s é V e s p ig n a k i
internos y á más de docieiitos externos les
Sacerdote.
dirigió muy sentidas palabras de candad
S i a n a ; felicitó á los Salesianos que se
á una obra de tanta importancia
tiara fa sociedad , luego exhortó á los jóieL s á coi-responder á los esfuerzos de sus
maestros y les declaró
C O I ..O M B I A ( D o g o lá )
cer al encontrarse en medio d®
dosos V amantes del deber, y anadió que &i
la Divina Providencia le llamaba a t'egir los
destinos de la nación protegería con vivo üna hermosa fiesta en los Talleres Saicsianos.
interés los establecimientos de este
I-’l ‘>0 de mayo se verificó en los Talleres
V proporcionaría
Siilesúnos
la distribución do
‘minase la fábrica del colegio de A lm ajo.
alumnos. Ué aquí lo que sobre ella dice rJVuestro Superior le dió las fírauas en Criierio, diario muy acreditado de aquella
nombre de todos por el grande
nne había distinguido á los imios pobies > capital. ^
concurrieron la mayor parte
de humilde condición , á
‘VTirt de las ¿milias de los jovenes educando^ ^
Divino Salvador había
¡ ^
sidida por el llustnsimo Señor _baba.tucu,
terencia por los más humildes, > pidiO a ios Delegado Aiiostólico, y por el señor
José I Trujillo, Ministro de Instrucción 1 ubUca. Repitióse la representación del^
dramita Culpa y perdón, que tan a lo vnvo
nos exhibe la lucha constante entre el Bien
ttiAs

imtiidos y clamorosos.
, t
P a ^ el Sr Saens Peña á visitar el InsUtnto de las Hijas de María Auxiliadora. l*e
cibfdo aBÍ por las Hermanas y alumnas al

s S íS S S S S S s f-S

— 1-2
Loa entreactos los llenaban coros de jóvenes 5 en mucbos de los cuales se notaban
progresos en el canto, de cuyo arte algunos
obtendró-n más tarde lionrosa subsistencia.
Al terminar el drama empezó la distribución
de los premios, consistentes en diplomas de
lionor y en piezas de vestido, que eran eutregtnlos ]>or las personas que ])residían la
función, líl acto acabó con el disíuirso del
seFior Ministro de Instrucción Pública, que
se leerá en s e g u id a ........................................
listos talleres están yá medianamente provist()S de má<iuinas y de instrumentos que
facilitarán el trabajo ó introducirán mejoras
notable.s en los procedimientos de niuistros
actuales tulleres, en los cuales es tan <Iesigual la Inclia con la pvo(ln{;<úón extranjera,
limpozamos á presenc.iar una evolución en
nuestra incipiente industria fabril, que requiere de parte de todas las clases sociales
atención y esfuerzos que hagan suave la
transición.
Los motores de A’a])or hacen ya oír sus
])itos en nuestra ciiulml, por lo cual, lo repetimos, 03 preciso que se eduquen los corazones al propio tiempo que so desarrollan
los elementos de la producción. Be los talleres salesianos saldrán obreros que tendráu
la lionradez que siempre ha distinguido á
ini<‘stro greunio de artesanos y que á esa gran
cualidad unirán una habilidad mayor, escrupolosidad en la perfección de los productos,
])nníuali(lad iinis estricta *y hábitos, aprendidos en la vida común con sus maestros,
tales como la j>ureza, el recato, la frugalidad , oí osi)íritu de orden y de economía,
padres del ahorro y de la previsión, el aseo,
el trato dulce y sincero, la suavidad en las
correcciones y tantas otras cosas más que no
pueden aprenderse eu las escuelas públicas,
únicas á (jiio concurren los hijos de nuestro
pueblo. También s<‘ los ensena en los talleres
canto y música ((contando yá con una banda
regular), lectura y escritura, dibujo y rudimentos de aritmética, geografía, e tc / .

táculo tan rico en promesas, y que recorre
el mundo por todas partes derramando con
suelos y beneficios, está ahora en su primei-a
infancia.
Aún tibias estaban las cenizas de Don
Bosco, el seráfico protector de la niñez desvalida, y yá sus hijos por millares temaban
posesión de arabos mundos en solicitud de
la indigencia, tan olvidada de los felices de
la tierra, para redimirla por la fe y el trabajo, sin ahorrar fatigas ni sacrificios con
la avidez y empeño con que los avaros buscan tesoros.
Y estos humildes misioneros, que pasan
inadvertidos i)or ios centros populosos y opulentos de la ciudades, en busca de lui rincón
de sus arrabales para levantar eu él un pobre asilo al imérfano y un modesto taller al
ignorante, no son bohemios o.sciiros y extraños á la obi'a de la jiaz y del progreso en
el camino de los pueblos, son nada menos
que los grandes ministros de la Providencia,
que llegan en su día á aliaiiar sus sendas v
á revelar sus disignios.
Los arduos couílictos de la industria y los
temerosos problemas que el proletarismo viene
planteando por el mundo, no pueden ser, no
serán resueltos por los economistas; la solución de esos problemas, que tienen hoy
sobrecogidas de terror á las naciones desceuderá de las alturas del Vaticano, por el
auxilio y por el ministerio de esas innumerables asociaciones católicas que están en
posesión de la fórmula soberáua de todas las
ecuaciones sociales: la caridad. La caridad,
que enseña á los pobres el trabajo y la abnegaiáón, y á los ricos la humildad y la misericordia.
Y” nosotros nó hemos sido olvidados en esa
munífica- distribución de la panacea maravillosa. liste uacieute plantel, al que la Providencia reserva grandes y gloriosos destinos, es prueba elocuente de esa liberalida<l
divina.
Sublimidad y ternura son los caractere.s
que distinguen por todas partes las o b r a s
inspiradas por el pensamiento católico.
Discurso <la Su Sctloria el Ministro
Contemplad esta muchedumbre de niños
<1e Insfnicvión Pública.
congregada al reclamo de la caridad á la
sombra de la cruz redentora. Ayer no más
iLrsTiífsimo S e í Io ií , Se S o i í e s ;
vagaban haiubrieutos y desnudos, enervados
liemos sido congregados en este asilo de por la ociosidad, acechados por el vicio v
paz, en el que el trabajo, ombellecido y poe- privados de todo consuelo, de todo cariño',
tizado con todos los encantos de la inocen- de toda esperanza: y ved hoy á estos pecia, se oírcco á nuestra vista, libro de fati- quciios resucitados de la indigencia en cuyos
gas y cuidados, en el regazo de la caridad. ojos, ^ueltos á la luz de la fe en Dios y en
Vistamos en presomáa de una nueva faz la felicidad, brillan con vivo fulgor el gozo
dül prisma maravilloso de la civilización ca- y la gratitud.
®
tólica: el de la redención de la miseria y el
Esta obra grandiosa, ejecutada sobre el
desamparo, consumado por la industria cre- plan divino de la rehabilitación de los pueyente; por la imlustria que ijivoca al Divino blos por el amor, la justicia y el trabajo ;
Autor de la iuteligeueia al comenzar su la- esta obra, que lleva en su seuo el germen
bor, y la suspendo á la tarde con una ora- del futuro bienestar v del benéfico y sano
.......................... —

*
- de
La Inftitucióu ^le^nos ofrece este espec- ir ííe p ü b h c a r S a ' obi-^
eT mía"nc
no es

— 13 —
sólo nuestra, es de todos los que tenemos
>agrado deber de protegerla y fomentarla sin
ilistiución de clases ni agrupaciones y apo•los políticos porque todos estamos llamados
ii participar de sus provechosos frutos.
Bajo este techo levantado para dar abrigo
\ los hijos predilectos de la Providencia, no
!iay extraños; aquí no hay más que una
vasta comunión de benefactores y beneñciailos, organizada en nombre y para gloria de
uuestro Padre Celestial, soberano remune¡•ador de los dones del rico y de la piadosa
jración del pobre agradecido.
Tá lo habéis oído, queridos niños. Desde
ijne pisasteis este asilo , preparado con palernal solicitud para consolaros, para iustroíros y para amaestraros en la virtud, yá
uo sois huérfanos, ya no sois desgraciados:
lie hoy más yá poseéis un hogar en que no
cebaréis menos ni las tiernas caricias matoruales, ni la dulce confianza del compañero
lie vuestros juegos inocentes, ni el prudente
consejo de la previsión paterna.
Todos esperamos, llenos de confianza, que
yosotros sabréis corresponder á estos beneficios de nuestro buen Dios con vuestra
docilidad, consagración y respetuoso cariño
filial. La copiosa lista de los nombres escogidos por vuestros virtuosos directores para
premiar, en muchos de vosotros, el aprovechamiento y las virtudes, me da la seguridad
;de que nuestras halagüeñas esperanzas serán
¡logradas, y de que no muy tarde vuestras
¡femüias y la Patria y la Religión tendrán
,en vosotros un poderoso apoyo y un gran
Iconsuelo.

CONGRESO DE SEVILLA.
El célebre Congreso celebrado últimamente
len aquella ciudad, en su sesión tercera, discutió detenidamente las ventajas de la santificación del domingo, y entre las conclusio[fies á que arribó se halla la siguiente:
« Se recomienda especialmente para lograr
[la observancia del descanso dominical 1" Trabajar para que se extienda todo lo más posible
U Pía Sociedad Salesiaua que en sus Oratorios de los días festivos, asilos y talleres,
l«n la palabra y con ;el ejemplo por modo
jíiccleuie enseña y acostumbra á los obreros
U santificar las fiestas. »

BOSCO apóstol de la devoción i María/^*
1 El insigne educador en nuestro siglo, de la
wventud pobre y abandonada, fué ála vez un
|*p68tol ferviente de la devoción á 3Iaría. La
|fida entera de Don Bosco fué una manifestai6n no interrumpida de la intervención y
'stencia particular que la Virgen Santísima
Del libro tita la d o : A l Cielo p o r María, por el
sbo D. Camilo 0^t^j^ar.

dispensa á sus devotos. Todo lo grande y
maravilloso que hizo lleva el sello delabondad
de laReiua del Cíelo. De aquí que el tema
principal de sus predicaciones y consejos fuera
siempre el amor á la Madre de Misericordia.
Infatigable en propagar esta devoción, su
celo, acompañado de suma bondad y dulzura,
conseguía resaltados indecibles. Todo lo esperaba de María: no emprendía cosa de importancia, ni resolvía cuestión de algún interés sin encomendarse antes á aquella, ú quien
atribuía el fruto de sus trabajos. Y, si le encomiaban por ellos y por la difusión asombrosa de sus obras, María es quien, lo ha hccho todo, decía. Bh su sentir ella era no sólo
la inspiradora, sino la fundadora y patrono
de la sociedad que apellidó con el título de
Salesiaua; y al fundar un instituto de religiosas para la educación de niñas pobres, lo
puso bajo la advocación y amparo de María
Auxiliadora. Rara infundir en sus niños la
devoción á la Virgen Santísima dispuso que
se estableciera una congregación de María en
cada uno de sus colegios, que las fiestas
en honor de la Madre de Dios se celebraran
encelles con el mayor esplendor y que los
ñiños fueran en tales ocasiones recreados
con grandes festejos, de modo que por todos
respectos las amaran y desearan singularmente. Sabed, les decía, que nada os dará
tanto consuelo en la hora de la muerte como el
haber sido devotos de María.
iN’adie se llegaba á él sin recibir encargo muy
encarecido de acudir confiadamente á María
Auxiliadora, al misino tiempo de ser obsequiado con una medalla ó imagen de la misma
advocación. No contento icón ser apóstol
de esta devoción de los predestinados, quiso
que también lo fueran los religiosos de su
Instituto, recordándoles las i)alabras de María á Sania Brígida: Labora ut Jilii tui sint
etiam Jilii mei; esto es , Trabajad para que
sean verdaderos hijos de María todas las personas que están á vuestro cuidado. Y les agregaba: .< No perdáis jamás la coiilianzaen la
tierna y especial protección de nuestra Madre clementísima, por grandes que sean las
dificultades que se os presenten, particularmente en el ejercicio de vuestro ministerio
sacerdotalponed todo asunto en sus muiios
con la seguridad de que, si conviene á vuestra propia salvación y á la gloria de Dios,
os escuchará. >
No es éste el lugar de referir los mil
preciosos episodios' que manifiestan á las
claras el celo ardiente con que trabajaba por
inspirar la devoción más viva y sincera hacia María. Sus biógrafos nos refieren gracias
tan extraordinarias obtenidas por él con tal devoción que ha llegado á merecer el nombre de
taumaturgo del siglo. Nos limitaremos á referir el hecho siguiente (1):
(1) Véase Don Bosco. Amenos y pteciosos doenmentos
«obre en santa TÍda y admirables obras, por an Coo
;Kr.idor SalcdU.2ro.

14 —

Llegó una vez 6, Don Bosco mía pobre
madre conduciendo de la mano á uu hijo
ciego. Sin hacer caso de las personas que
se hallaban presentes, postróse de rodillas á
los pies del santo y le dijo: « Soy una madre desgraciada. Después de muchas oraciones , Dios me dió esre hijo y ahora me lo
priva do la vista. Al lin de dos años de operacionos, los inédi(;os concluyen por declarar que no hay medio do sanarle y que es
menester resignarse. SoPior, he procurado
resignarme, ])ero imposible: el sacrificio es
demasiado grande. No me puedo persuadir
de que Dios envíe tamariQ. desgracia á. esta
inocente criatura; y lo que más me aflige
es el pensamiento de que quizá quiera castigar en 61 las faltas de sus padres. íái así fuese
yo sería la mujer nuis desdichada del imiiulo.»
Y con decir esto el llanto le embargó la palabra.
Dejóla Don Bosco desahogar un tonto su
dolor y luego con gran caridad trató de
Jilentarla. « ¿Habéis ya rogado á la Santísima Virgen para que os sane á este querido angelito? le preguntó. ¿No sabéis que
Dios puede haber imrniilido su enfermedad
para probaros, hacerle objeto do su miseric-ordia y glorificar á su Santísima Madre?
Llamad, pues, en vuestro favor á María Auxiliadora y persuadios de que ella sabrá
hacer lo que no es posible á los médicos. »
Estas phlabras no bastaron á calmar la
indecible angustia de aquella mujer. « Yo
no partiré do aquí, reiflicó, sin que antes le
haya dado su bendición á mi hijo. Tina amiga mía me ha asegurado que habiendo
ella caído enferma, la bendición de V. la
había sanado. ¿Y por qué yo he de dudar
que otro tanto suceda á mi hijo ? Si la sola
sombra do San Pedro bastaba á sanar á los
enfermos, enderezar á los cojos y dar vista
á los ciegos, ¿por qué no he de esperar lo
mismo de la bendición de otro ministro del
Señor ?
Don Bosco la miró maravillado de tan
firme confianza, y luego « Os ongafiáis, le
dijo, yo no soy más que un débil instrumento en luaiios del Señor. No os do mí do
quien debéis esperar la bendición sino do
D ios, mediante el poderoso patrocinio do
María Auxiliadora. »
La pobre madre no decayó do ánimo, y
ranto persistió en su empeño que Don Bosco
hizo arrodillar al niño, le bendijo, le dió una
medalla de María Auxiliadora y renovó su
exhortación do poner toda confianza en la
Ueina del Cielo.
Pocos días después la madre con su hijo
perfectamente sano se presentaba de nuevo
id siervo de Dios. « Los médicos del hospital me habían dicho que mi hijo había de
quedar para siempre ciego exclamaba, sin
poder contener las lágrimas de emoción y
alegría. Yo los desafío ahora á encontrar
otro niño que tenga mejor vista que el mío.

! A h ! Señor, yo no sé cómo manifestar, por
tanto favor, las debidas gracias á María Auxiliadora. »
Don Bosco le respondió: « Dad una buena
y santa educación á vuestro hijo: esa será
la mejor y más justa expresión do reconocí,
miento que de vos espere María. *

Gracias ds María Auxiliadora
fivii María SS. Auxiliadora I
Buüiios Aires, sotieiubre 15 de I8£Q.

M u y E e v d o . Se ñ o r :
Cumplo con un sagr.ndo deber, publicando
los admirables efectos (le la bondad de nuestra piadosa Madre Blaría SS., que se digné
socorrerme y librarme de muerte inminente
y dülorosísima. Hacia la mitad del mes de
mayo caí gravearente enferma y atormentábanme continuos y atroces dolores qne no
me dejaban descansar ni de día ni de noche.
El médico, después de haber tontada inútilmente contrarrestar la fuerza del mal que
cada día más se agravaba, declaró que mi
enfermedad era' mortal y no quedaba ya esperanza de vida. Llamóse luego al sacerdote
de la parroquia do San Carlos do Almagro
y el 23 de mayo fuéronme administrados los
SS. Sacramentos de la Confesión, Comunión
y Extremaunción.
Después de cumplidos estos deberes religiosos el mismo sacerdote que me asistía,
para consolarme e inspirarme contianza, me
habló do los prodigios que suele har<‘i- María SS. invocada bajo el título de Auxiliadora do los Cristianos y me aconsejó recibir
su santa bendición. En efecto se abrió mi
corazón á la esperanza y recibí i)or primer»
vez la bendición do Alaría Auxiliadora.
Al día siguiente j 24 do mayo, celebrándose con extraordinaria devoción la fiesta
do María Auxilio de los Cristianos, en mi
parroquia de San Carlos, pedí al sacerdote
que me visitaba me diera do nuevo la Benilición de la SS. Virgen, con promesa de que
si alcanzaba la gracia de mi curación harí»¡
publicar esta nueva bondad de nuestra buen»
Madre en el Boletín Salesiano.
¡ Oh gracia singular! desde el momento
que recibí la bendición empecé á experimentar una mejora extraordinaria, que fué cw
cíendo de tal manera que á los pocos días
me encontré restablecida. El médico estrañaudo el cambio tan repentino declaró milagrosa mi curación.
De la misma manera las personas que
rodeaban y que se habían juntado coumig*!

— lo —
para pedir 6. María SS. su auxilio, admiradas por la gracia tan pronto concedida, me
acompanaron en agradecer á nuestra soberana Auxiliadora el beneficio recibido. Sirva
pues esta declaración mía no sólo para pagar mi deuda de gratitud, sino para estimular á los demá« fieles á recurrir con fe y
amor á la }>oderosa Reina del Cielo en toda
necesidad. Eucomiéndome á sus oraciones y
tengo el bonor de ser
8. 8. 8.

J u a n a B. d e A l m b d a .
Copia del certificado médico.
El médico suscrito certifica haber atendido
á Doña Juana de Almeida á consecuencia
de una oclusión intestinal (cólico miserere),
de la cual salvó después de quince días de
un modo milagroso y x>ara constancia esi)ido
el presente.
Buenos Aires, agosto 31 do 1892.

Firmado:
E e a n c is c o S a r m ie n t o .
Almagro, Calle E ivadavia 4007.
*

*

*

M í jico, liov. 15 de 1892.

8r. Presh. Don Miguel Púa,

Turin.

M u r S b . mío d e m i r e s p e t o :

El día dos de julio de %ste año me atacó
una enfermedad pulnionar que pocos días
después revistió un carócter de gravedad tal
que puso en inminente peligro mi vida y aun
se me administraron el Sagrado Viático y
Ja Extremaunción.
En ese estado invoqué de corazón á María
Auxiliadora y por su intercesión obtuve la
salud; pues á fines del mismo més declinó
mi eufermedad de una manera favorable, á
mediados del siguiente entré en plena convalecencia , y aliora estoy en mejor salud
que antes de enfermarme.
Profnmlamoiite agradecido por tan señalada merced y deseando dar un testimonio
público de mi gratitud á María Auxiliadora;
he de merecer á Vd. se sirva publicar la
presente en el Boletín Salesiano, por lo cual
le quedará reconocido su afino, atento servidor Q. B. S. M.
Ma n u e l Mo n t e n u b io .
*
* «
Buenos Airi!S, 24 de octubre de 1892.

MüT R b v d o . P a d r e :
Hallábame atormentado de una dolorosa
enfermedad de la garganta, que apenas me
permitía respirar y tomar algún alimento.
El mal no era de peligro, según el médico,
pero la curación era lenta y yo deseaba sanar para comulgar el primer viernes del mes
y era ya la antevíspera

Pues b ien , habiendo leído en esos días
la relación de algunos portentos obrados pointercesión de María Auxiliadora, quise ensayar este medio. Comencé pues acto, continuo un triduo, con el rezo de las cortas oraciones del caso.
A poco rato , sentí un aumento do incomodidad, consiguiendo sin embargo un corto
sueño. Al despertar ensayé tragar la saliva
(lo que ántes me era muy molesto), y lo conseguí sin experimentar estorbo alguno; con
la alegría y el agradecimiento en el alma,
me dormí hasta el amanecer, en que mo trajeron alimento líquido, qno acepté y tragué,
sin atreverme á decir nada de lo que me
pasaba ; pues temía sor víctima do una ilusión.
Sin embargo, la enfermedad no me incomodaba y a , y pedí alimentos sólidos, qne
tomó con la mayor facilidad y sin dolor ni
incomodidad alguna. Yo me sentía sano.
Vino el médico á su hora acostumbrada,
y del mal no encontró yn sino huella.
Como lo lie insinuado más arriba: yo estaba sauo y bien sano: y vengo á pagar mi
deuda de agradecimiento á la buena Madre
de Dios, bajo la advocación de María Auxiliadora, enviando esta sencilla relación délo que conmigo ha pasado.
Deseo, con esto, extender la confianza y
la devoción á tan bondadosa Señora.
8. 8. 8.

Gé e r

a r d

.

HISTORIA DEL ORATORIO DE S. FRASCISCO DE SALES
Ca pít u l o X.
Nueva fábrica y nueva catástrofe. — Prueba de la protección divina. — Otra lotería. — Subsidio del Gobierno. — Decreto del ministro Ratazzi.

La guerra de Crimea y otras tristes circunstancias fueron causa de que de día cii
día se presentaran nuevas soHciliido» á Don
Bosco para que tuviese Ja cariibid de albergar gran número de niños jiobics en el
Oratorio ó Asilo de San hVancisco de Sales.
A más de los que á él se acercaban con
instancias de sus padres ó coji encarecidas
recomendaciones de los párrocos, sociedades
de beneficencia y municipios, no eran i>acos
los que huérfanos y abandonados llegaban
sin más recomendación que la de su absoluto desamparo y atroz penuria.
Casi todos los domingos, entre los jóvenesque asistían al Oratorio Festivo, Don Bosoo
se encontraba con alguno recién venido en
tan manifiesto i>eligro de perder la vida y el

— IG —
;alma, que si no se le daba pronto socorro
era casi seguro lo arrastrase el torrente de
la maldad y del vicio.
Igual cosa sucedía con muchos niños del
Oratorio de San Luis, en PortaXuova, y
■del Angel Custodio, en Vanqiiiglia.
Cada semana , los directores de aquéllos,
le presentaban criaturas dignas de toda compasión. Y (i menudo el Gobierno mismo le
recomendaba, ora el cuidado del hijo de un
empleado, ora el de algún muchacho, cuya
conducta no lo ponía aún en estado de ser
encerrado en una prisión, pero <iue inspiraba
temor de que fuese á i^arar allá, si no era
pronto albergado en una casa de sana educación. Estas recomendaciones , como á las
que se le hacían i)or una Intendencia ó Prefectura , Don Bosco casi nunca dejaba de
escucharlas.
En consecuencia á fines de ISóo no había
ya rincón del Asilo de Valdocco donde colocar lina cama. Ocurrió que á veces, en el
verano, fuese menester que alguno durmiera
-en la torre de la capilla.
En vista de tanta miseria resolvió Don
Bosco levantar la fábrica que se extiende
ahora desde la puerta que hay en el fondo
del i)atio principal hasta la capilla de San
Francisco de Sales.
Ilizo llanuu' al efecto al Señor Don Juvenal Delponte, constructor empresario, y le
preguntó si tenía dinero para dar comienzo
á los trabajos.
— Nada tengo, respondió aquél.
— M yo tampo, le dijo Don Bosco.
— ¿Y’ entoncesf •
— Comenzaremos como si lo hubiera, que
el Señor mandará algunos cuartos antes que
llegue el caso de pagar á los obreros. Púsose
manos á la obra en marzo de 185G: demolióse la vieja casa ó cobertizo, que era una
como reliquia de nuestra vida primitiva y se
comenzó la fábrica. Durante las horas de
recreo todos los niños del Oratorio nos ocupábamos con gran contento en derribar muros y acarrear ladrillos á liii de obtener no
pequeña economía de tiempo y de dinero.
Distinguíanse entre nosotros como buenos albañiles los hermanos Carlos y «losó Buzzetti,
primeros alumnos de Don Bosco. Dotados de
fidelidad á tenia prueba y de singular inteligencia progresaron do tal moelo eu el arte
do construcción que hoy día gozan de merecida lama entre los mejores empresarios
■do Turíu.
Como urgía concluir la oonstruceión antes
dol otoño, se hicieron con tanta actividad los
trabajos que á fines de julio la nueva ñibriea estal>a no sólo techada, sino abovedada
en los cuatro pisos de que se componía. Sonreía ya la esperanza de poderla pronto habit-jir cuando sobrevino un desastre.
El 22 de agosto, á eso de las diez de la
mañana, mientras un albañil quitaba los un4amios de la bóveda superior y retirados ya

los de las inferiores, un grueso leño se le
resbala, y al caer de punta sobre la bóveda
la rompe, ésta rompe á su vez la iuferior y
así sucesivamente todas hasta la última quedan destrozadas, y en un minuto convertidas en un montón de ruinas.
Gran desgracia fué esta para el Oratorio j
pero si muy lamentable fué el desastre, admirable en extremo fué la protección divina.
Como que el piso bajo estaba desde días
atrás libre de palos y enseres, hallábase con
frecuencia lleno de niños que buscando fresco
y sombra se eutreteníau allí en los recreos.
Pocos momentos hacía que al toque de la
campana, que llamaba á clase, se habían
retirado , cuando tuvo lugar el suceso.
Apenas había cada uno ocupado su puesto
cuando se siente un fragor espantoso: era
el de la ruina de las bóvedas. Si este desastre hubiera ocurrido poco minutos antes
no pocos niños habrían muerto aplastados.
Ko meaos admirable fué la suerte del albailil que se encontraba sobre la bóveda superior : apenas vió que ésta cedía, ágil como
una ardilla, saltó al muro lateral, y como
resbalaran los ladrillos, sobre los cuales
pisó , echóse como por instinto á un rincón
de la bóveda* que felizmente no cayó. Allí
quedó sin más que el espacio necesario para
tener el cuerpo y con las piernas al aire.
Hasta las sandalias que tenía en los pies
cayeron con todas aquellas ruinas. La mimo
de Dios se veía claramente; que de un
modo tan singular había salvado á aquel
pobre de una muerte segura.
Niuguuo de los demás obreros que allí
trabajaban sufrió tami)oco ni un rasguño.
Don Bosco se hallaba fuera de casa.
Cuándo volvió en la tarde al Oratorio y vió
el desastre, profundo fué su sentimientoj
pero al saber que ninguno había perecido
dió gracias al Señor, y, cobrando su buen
humor, dijo eii chanza á los niños ; « Tantos
como erais en casa jue fuisteis capaces de
ir á poner ni un dedo bajo las bóvedas para
impedir que cayeran T
¡ Qué buenos sois para nada! Es ya la
segunda vez que pateta nos echa abajo la
casa; pero no tengáis miedo: se las ha de
haber con Dios y I\raría Auxiliadora. Haremos nuevas bóvedas y no volverán á caer. >

•>-í

'5 ^

Coa «probociÓD da U Aatorídad EcluiásUu • Coréate JOSÉ GAIBUO
T a r ia , 1893 - Tlpogrmfi» S * le s ia n v

Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano 1893
Medios
BS_1893_01